La literatura sobre el horror: Bioy, de Diego Trell es Paz - Segunda parte. La novela de crímenes - La novela de crímenes en América Latina: un espacio de anomia social - Libros y Revistas - VLEX 857331105

La literatura sobre el horror: Bioy, de Diego Trell es Paz

AutorGustavo Forero Quintero
Cargo del AutorDoctor Cum Laude en Literatura Española e Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca, por un estudio sobre el símbolo del espejo en la novela histórica de Germán Espinosa, y Magíster en Études Romanes de la Universidad de la Sorbona (París IV)
Páginas193-219
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LA LITERATURA SOBRE EL HORROR:
BIOY, DE DIEGO TRELLES PAZ
Marcos […] escribía sobre la realidad.
No acerca de la realidad sino sobre ella. (Trelles 257)
La novela Bioy (2012), de Diego Trelles Paz (Lima, 1977),1 da cuenta de la
ausencia de un aparato normativo consistente y de los efectos psicológicos
de esta situación en Marcos Abraham Fernández Olmos, personaje con
“trastorno de identidad disociativo o trastorno de personalidad múltiple”
(213), según él mismo explica. Este hombre asume distintas identidades y,
por este camino del travestismo, logra ejecutar su “pRoyecto” criminal (en
mayúsculas en el original): eliminar a los responsables de un delito que, desde
su enajenado punto de vista, lo ha afectado gravemente. Paralítico, monje
jesuita,2 “impostor” (173), verdugo, “ladrón cibernético […] un hombre
1 Doctor en Literatura Hispanoamericana por The University of Texas en Austin. Es autor
de los libros de cuentos Hudson el redentor (2001) y Adormecer a los felices (2015), así
como de la novela El círculo de los escritores asesinos (2005). Incursionó en el cine con el
cortometraje Como si la muerte fuera para ellos (1999), que escribió y dirigió. Editó, ade-
más, la antología de relatos El futuro no es nuestro. Nueva narrativa latinoamericana, por la
cual empezó a ser reconocido en América Latina. Bioy ganó en 2012 la tercera edición del
Premio de Novela Francisco Casavella, y en 2013 fue nominada al Premio Internacional
de Novela Rómulo Gallegos.
2 Esta identidad de Marcos está asociada al carácter religioso de su nombre, alusivo al pro-
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Gustavo Forero Quintero
esencialmente mimético” (252) y, sobre todo, aprendiz de escritor (de quien
se conoce su proceso en el campo de la literatura), este personaje afirma:
“[Y]o jugaba a no ser yo” (213). El propio narrador explica la relación entre
ese trastorno de identidad y los sentimientos del personaje de esta manera:
Con una mente poderosa, entrenada, todo era posible. En eso consistía el arte
de la representación y aquello lo afirmaba con conocimiento de causa. Leyó e
investigó, supo de los ejercicios voluntarios del desdoblamiento, de los trastornos
psicológicos y de los aciagos síntomas y efectos de la psicosis, la paranoia y la
esquizofrenia. Aunque seguía siendo joven, ya desde la pubertad se notaba que
era un hombre brillante pero lleno de odio y resentimiento. (253)
Desde tal punto de vista, poco a poco el escritor configura el perfil de
este verdugo de la novela, vinculándolo además con el objeto mismo de la
literatura:
Marcos —lo afirmaba sin dudas ni atenuantes— escribía sobre la realidad. No
acerca de la realidad sino sobre ella, es decir, mentalmente, hasta que se volvía
imperioso liberar a estos pequeños demonios [productos de sus desdoblamien-
tos] y convertirlos, de pronto, en entes actuantes. (257)
Esta idea de que la literatura —y aquí la “novela policiaca alternativa
en Hispanoamérica”, como Trelles Paz la denomina—3 puede ejercer una
feta san Marcos. Es nieto de María de Jesús, una creyente “anciana gorda y grosera [que]
arrastra ese nombrecito espantosamente cristiano” (173). Como se analizará más adelante,
el personaje Marcos emprende una “cruzada higiénica” contra la literatura. El segundo
nombre Abraham, remite al primer patriarca judío que recibió de Dios la tierra de Canaán,
en tanto dos apellidos, Fernández y Olmos, subrayan, paradójicamente, una clara conciencia
del origen (de la que, sin duda, carece el personaje). En general, la novela ofrece nombres
que poseen un sentido correspondiente con su denuncia.
3 Hago referencia a la disertación doctoral presentada por Trelles Paz en The University of
Texas at Austin: La novela policial alternativa en Hispanoamérica: detectives perdidos, ase-
sinos ausentes y enigmas sin respuesta (2008), donde explica la condición antigenérica de
manifestaciones literarias contemporáneas, como la novela Los albañiles (1963), de Vicente
Leñero (1933); la novela Las muertas (1977), de Jorge Ibargüengoitia (1928-1983); la no-
vela corta Nombre falso. Homenaje a Roberto Arlt (1975), de Ricardo Piglia (1940-2017);
y Los detectives salvajes (1998), de Roberto Bolaño (1953-2003). Así justifica Trelles Paz
la elección de este corpus: “He elegido estas obras porque considero que son las primeras
en conseguir plenamente la autonomía de los modelos genéricos y porque, gracias a esto,

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