Luchas urbanas en Recife - Segunda parte. El derecho de los pequeños pasos en la ciudad y el campo - Las bifurcaciones del orden - Libros y Revistas - VLEX 857332402

Luchas urbanas en Recife

AutorBoaventura de Sousa Santos
Cargo del AutorProfesor Catedrático Jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison y Global Legal Scholar de la Universidad de Warwick
Páginas188-213
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Capítulo 5
LUCHAS URBANAS EN RECIFE
CUESTIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS
La investigación de los conflictos urbanos en Recife tuvo un doble objeti-
vo. Por un lado, determinar detalladamente el ámbito de la heteroge
nei-
dad o diferenciación interna de las actuaciones del Estado en el campo de
la cuestión urbana, sobre todo en el de la cuestión de la vivienda de las
clases populares. Y, por el otro, trazar las interacciones más significativas
entre las estructuras jurídico-políticas de la propiedad del suelo e inmo-
bi
liaria urbanas y las prácticas sociales de las masas urbanas en lucha
por
la vivienda.
El hecho de privilegiar en el análisis estos dos objetivos se ha basado
en lo siguiente. En primer lugar, en 1980 Brasil atravesaba un proceso po-
lítico que, pese a todas sus vicisitudes, tenía en vista un cambio de régi-
men con el fin de acentuar el componente de legitimación en la relación
del Estado con las clases populares, una transición democrática. Así pues,
se trataba de un periodo en el que la relativa desestructuración
del Estado
autoritario hacía prever el aumento de la heterogeneidad, la fragmen-
ta
ción y la asimetría de la acción estatal. En segundo lugar, al tratarse de
un contexto sociopolítico urbano atravesado por intensas luchas sociales,
principalmente en el ámbito de la vivienda, se esperaba una mayor versa-
tilidad de las interconexiones entre las estructuras y las prácticas sociales.
En tercer lugar, las condiciones transnacionales revelan que la estabilidad
del orden económico capitalista a escala mundial se obtiene cada vez más
a costa de la inestabilidad de las economías nacionales,
una tendencia es-
pecialmente fuerte en las naciones periféricas. Es decir, al ser cierto que
la lógica del capital tiene dos caras que se pertenecen recíprocamente, la
lógica de la acumulación y la lógica de la lucha de clases, la cara de la acu-
mulación es cada vez más la cara mundial del capitalismo, mientras
que la
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LUCHAS URBANAS EN RECIFE
cara de la lucha de clases es cada vez más su cara nacional. A la luz de es-
tas condiciones que tan bien revela el caso brasileño, los análisis socio-
lógicos de ámbito local o nacional deberán estar cada vez más atentos a
los procesos de capacitación o de incapacitación social y política de los
grupos sociales, así como de las prácticas sociales que en momentos de
crisis profunda o de conflictividad intensa muestran los límites estruc
tu-
rales de la acción del Estado y también su desplazamiento a través de
la
circulación entre estructuras y prácticas sociales.
Los objetivos de la investigación plantean siempre la cuestión del mé-
todo. Los instrumentos y procedimientos teóricos y metodológicos que
las ciencias sociales han puesto a nuestra disposición son adecuados para
analizar tanto las estructuras (los análisis estructurales) como las prácticas
sociales (los análisis fenomenológicos), pero no la circulación entre
es-
tructuras y prácticas sociales. Es bien sabido que los análisis estructu
ra
les
(por no hablar de los morfológicos) están lejos de agotar el univer
so
social
científicamente apropiable y que, por sí solos, corren el riesgo
de reducir
el campo de las prácticas sociales a sus dimensiones «físicas», negando
así doblemente al ser humano en su dimensión autointerpretativa y ac
tiva.
A su vez, los análisis fenomenológicos, cuando no inviabilizan del todo
la idea de una ciencia de la sociedad, reducen las prácticas sociales a la
subjetividad de los agentes que las protagonizan, negando así la existencia
de determinaciones que, sin tener en cuenta la conciencia de los
agentes,
construyen el entramado de los límites y los criterios de selección de las
acciones inteligibles e intersubjetivas (Santos, 1983: 10).
Para evitar tales reduccionismos, es necesario combinar el análisis es-
tructural con el análisis fenomenológico con el fin de captar, a través de
este, la inteligibilidad de las prácticas sociales para quienes participan en
ellas, la variedad, la complejidad y el detalle de las interacciones y, final-
mente, el universo (y sus subuniversos) de significación en el que los
inte-
reses prácticos y las acciones a mano dejarán de ser combinaciones sor-
teadas de un número infinito y caótico de elementos, al mismo tiempo
que los factores de determinación que están más allá del máximo de
conciencia posible dejarán de ser la efigie en la puerta de Tebas que solo
los Edipos de las ciencias sociales logran descifrar.
Esta combinación no es fácil. Una de sus mayores dificultades radica
en la definición de los puntos de contacto, es decir, de los códigos o cana-
les de intercomunicación por donde se da la circulación entre estructuras
e intersubjetividad sin que se vuelva una mezcla de churras con merinas.
En otras palabras, ¿cómo hablan las estructuras a las prác
ticas y vicever-
sa? Por ejemplo, ¿cómo está presente el funcionamiento de la renta del
suelo urbano o la defensa jurídico-constitucional de la propiedad privada
del suelo en las acciones y las significaciones de los intervinientes en un
determinado conflicto urbano? A mi entender, esos puntos de con
tacto

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