Entre la madurez y el autocontrol: una cartografía para el abordaje de la delincuencia juvenil - Núm. 14, Julio 2015 - Cuadernos de Derecho Penal - Libros y Revistas - VLEX 644725473

Entre la madurez y el autocontrol: una cartografía para el abordaje de la delincuencia juvenil

AutorLuis A. Romero Miranda
CargoSociólogo U de C, Chile. Máster en Criminología y Delincuencia Juvenil de la Universidad de Castilla-La Mancha, España
Páginas141-158
141
Cuadernos de Derecho Penal, ISSN: 2027-1743 / 2500-526x [En línea], julio-diciembre de 2015
Entre la madurez y el autocontrol: una cartografía para el
abordaje de la delincuencia juvenil*
Luis Alejandro Romero Miranda**
“La pericia psiquiátrica permite pasar del acto a la conducta, del delito a la
manera de ser y poner de relieve que esta última no es otra cosa que el delito
mismo, pero en cierto modo, en estado de generalidad en la conducta de un
individuo”. M. Foucault.
Resumen
En el presente texto se exponen los principales postulados de la teoría del
autocontrol, así como de las teorías de la madurez intelectual y psicosocial
que dan explicación al fenómeno de la delincuencia juvenil. La idea subya-
cente es la de contrastar los supuestos de ambas teorías a n de determinar
su pertinencia y promover la discusión en torno a sus reales alcances a la hora
de abordar el fenómeno.
Palabras clave
Autocontrol, bajo autocontrol, socialización, madurez intelectual, madurez
psicosocial, delincuencia juvenil, factores de riesgo generacionales.
* El presente escrito se desprende de la tesis conducente al grado de
Máster en Criminología y Delincuencia Juvenil en la Universidad de
Castilla–La Mancha, España denominada Análisis de la Conducta de
Microtráco de Drogas en Niñas y Adolescentes desde la Perspectiva
General del Delito.
** Sociólogo U de C, Chile. Máster en Criminología y Delincuencia Juvenil
de la Universidad de Castilla-La Mancha, España.
142 Cuadernos de Derecho Penal, ISSN: 2027-1743 / 2500-526x [En línea], julio-diciembre de 2015
La teoría del autocontrol
Si hemos de buscar los principios que se encuentran en la base
de la teoría del autocontrol, es necesario hacer alusión a la teoría del
control social, en especial, al supuesto que señala que las personas
tienen una cierta tendencia natural a delinquir, hecho que se
producirá si no existen razones o motivos que lo impidan (Serrano,
2009). Por lo tanto, la pregunta esencial de la teoría del control –
siguiendo a Hirschi– no es ¿por qué los sujetos delinquen?, sino
justamente ¿por qué no lo hacen?
Es en el contexto de este interrogante, donde la teoría del
autocontrol encuentra un terreno fértil para germinar, al proponer
que la causa principal de la conducta pro social o no delictiva en
los sujetos (por ende, la causa principal para refrenar la tendencia
natural a delinquir y a la desviación) se encuentra en las propias
habilidades y barreras que los sujetos desarrollan y que tienen su
origen en la socialización, es decir, en el proceso mediante el cual
los individuos comienzan paulatinamente a interiorizar y aceptar
las normas y límites que guían y establecen la convivencia social. De
esta manera, la socialización se transforma en la piedra angular del
autocontrol (self-control), que es denido por Gottfredson y Hirschi
(1994) “como el rasgo individual que explica las variaciones en la
probabilidad de ser atraídos por actos (delictivos) en los que el autor
ignora las consecuencias negativas a largo plazo” (p. 2).
Así, la diferencia fundamental entre la teoría general del delito
(autocontrol) y la teoría del control de 1969, radica en que, para la
primera de estas, el delito es producto intrínseco del bajo autocontrol
y no obedece necesariamente a una vinculación con entornos o perso-
nas convencionales como sí lo plantea la segunda (Rodríguez, 2010).
Estos principios, y otros que dan forma al autocontrol como
teoría, se inician con la publicación de The General Theory of Crime
de Michael Gottfredson y Travis Hirschi (1990). En este libro, los
autores plantean que el principal elemento para cautelar y evitar
conductas antisociales y delictivas es el self-control, que se forma a
una edad muy temprana en los sujetos y se mantiene relativamente
estable e indestructible a partir de ese momento, de manera que, a
los ocho o diez años, la mayoría de los individuos ya ha aprendido
a controlar su tendencia natural hacia la desviación, aún cuando
factores externos favorezcan la oportunidad de delinquir. Como
señala Juan Rodríguez:

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