El matrimonio ideal: forma y contenido. ¿Por qué no es suficiente con tener buenas ideas?
| Autor | Renata Amaya González y Juan Felipe Wills |
| Páginas | 147-168 |
Capítulo VII
EL MATRIMONIO IDEAL: FORMA Y CONTENIDO.
¿POR QUÉ NO ES SUFICIENTE CON
TENER BUENAS IDEAS?
*
RENATA AMAYA
**
Y JUAN FELIPE WILLS
***
Yo no soy orador como Bruto, sino, como
todos sabéis, un hombre franco y sencillo, que
quería a mi amigo, y eso lo saben muy bien los
que me permitieron hablar de él en público.
Porque no tengo ni talento, ni elocuencia,
ni mérito, ni estilo, ni ademanes, ni el poder
de la oratoria para enardecer la sangre de
los hombres. Hablo llanamente y sólo digo
lo que vosotros mismos sabéis. Os muestro
las heridas del amado César, pobres, pobres
bocas mudas, y les pido que ellas hablen por
mí. Pues si yo fuera Bruto, y Bruto Antonio, ese
Antonio exasperaría vuestras almas y pondría
una lengua en cada herida de César capaz de
conmover y amotinar los cimientos de Roma.
WILLIAM SHAKESP EARE
. Extracto del
monólogo de Marco Antonio en Julio César
* Para citar: http://dx.doi.org/10.15425/2017.245
** Profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, abogada y
antropóloga de la misma universidad, con maestría en Estudios Liberales con énfasis
en ciencia política de la New School for Social Research (NY) y doctora en Derecho
de la Universidad Nacional de Colombia.
*** Abogado con opción en Estudios Internacionales de la Universidad de los Andes.
Fue monitor del Área de Educación Jurídica de la Facultad de Derecho y de la clase
de Lógica y Retórica, así como profesor asistente de Derecho Internacional Público.
También hizo parte del Grupo de Teatro de la Universidad. Actualmente es asesor en la
Dirección de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio
de Defensa Nacional.
UNA MIRADA A LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
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INTRODUCCIÓN
El objetivo de toda argumentación debe ser persuadir al auditorio.
Partir de esta idea implica que no se trata sencillamente de demostrar
un hecho o explicar una situación. Lo que se busca con una argumen-
ciertas premisas sino producir o acrecentar la adhesión de un auditorio
a las tesis que se presentan a su asentimiento, ella no se desarrolla
jamás en el vacío”1. En este sentido, una buena argumentación es
aquella que tiene los elementos que le permitan convencer a su audi-
a la deliberación.
Tampoco es posible dejar de lado que todo argumento jurídico es un
argumento moral. Así que en cualquier escenario persuasivo no puede
olvidarse que se intenta dar sustento a una opinión y que las opiniones
son de carácter moral. En palabras de Atienza, al retomar lo que plan-
tea Nino, el razonamiento jurídico que pretende dar razones, como el
que se deriva de la sentencia, siempre tiene carácter moral. En efecto,
se trata de un juicio normativo aceptado por el juez y esta aceptación
palabras de Atienza, la argumentación jurídica es un caso particular de
argumentación moral2.
En este orden de ideas, se considera que existe una unión indisolu-
ble entre los elementos de fondo, el contenido de la argumentación3 y
los elementos de forma de esta, tales como el uso del cuerpo y de las
manos, el tono de voz, la emotividad, la forma de relacionarse con los
otros y el reconocimiento de sus ideas. Estos últimos, en los que ese
centra el presente texto, resultan ser cruciales para lograr el objetivo
propuesto, que es el de persuadir o convencer a un auditorio de las
tesis que se presentan.
En este sentido, se parte de entender que la expresión oral y la cor-
poral son esenciales a la hora de presentar los planteamientos en un
1 Chaim Perelman. El imperio retórico. Retórica y argumentación. (Bogotá: Editorial
Norma, 1997), 29.
2 Manuel Atienza, Derecho y argumentación. Serie de Teoría jurídica y Filosofía del
Derecho n.° 6, (Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 1997).
3 Sin nunca dejar de lado la importancia fundamental de los elementos de fondo, o
más bien, de la estructura de la argumentación, debemos aclarar que no nos ocuparemos
de ellos en este capítulo.
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