Memoria histórica militar. Aportes desde las Fuerzas Militares al posacuerdo - Las fuerzas militares del posacuerdo - Libros y Revistas - VLEX 691128841

Memoria histórica militar. Aportes desde las Fuerzas Militares al posacuerdo

AutorHugo Eduardo Ramírez Arcos - Juan David Guevara Salamanca - Juan Felipe Riaño Landazábal
Páginas1-44

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Una cosa es la guerra como usted piensa que la vive uno y otra cosa es como yo la viví.

(Velásquez, 2015)

Introducción

Los procesos de producción de memoria histórica en Colombia han aparecido en los últimos años motivados por la necesidad del Estado colombiano de generar iniciativas y procesos que permitan conocer la verdad sobre las causas y hechos del conflicto, que faciliten la reconciliación y el perdón por las acciones realizadas de los diferentes actores armados en el marco del conflicto armado colombiano.

Estos procesos aparecen como un elemento necesario para las víctimas en cuanto a su exhaustividad, es decir, la necesidad de narrar, reconocer, responder y reparar por todos los crímenes que hicieron parte del conflicto armado (De Greiff, 2006). Las víctimas tienen el derecho de conocer las causas (el por qué) y las formas (el cómo) de las acciones emprendidas por los perpetradores de la violencia. Así mismo, las víctimas deben ser escuchadas para que puedan recibir justicia y reparación por parte de los responsables de las acciones delictivas. Es por ello que los procesos de memoria histórica son deseables e imperativos en la búsqueda por satisfacer, garantizar y reparar el derecho de las víctimas del conflicto armado.

Este capítulo presenta la iniciativa de las FFMM sobre producir memo-ria histórica de los hechos y acontecimientos que ocurrieron en el marco

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del conflicto armado. Siguiendo la perspectiva de las víctimas militares, las FFMM consideran que tienen el derecho y la responsabilidad de contar, desde su óptica institucional, su visión sobre lo acontecido en el conflicto armado. Para desarrollar esta cuestión, se propone, en primer lugar, presentar algunos referentes teóricos sobre la memoria histórica, definiendo su significado y alcances; en segundo lugar, se evidencia el escenario actual de los procesos de producción de memoria histórica en Colombia y se comparten algunos elementos problemáticos de la construcción de Memoria Histórica Militar (mhm); posteriormente, se describen los procesos de mhm en Colombia con especial énfasis en la constitución del Centro de Investigación en Conflicto y Memoria Histórica Militar (cicmhm) de la Escuela Superior de Guerra.

Luego se presentan algunos casos de memoria histórica que involucran el actuar y la historia institucional de las FFMM, que se contrastan con los sucesos que han marcado a las FFMM y que fueron resaltados por cuatro expertos de mhm y que permiten observar las contradicciones, distancias y dificultades de conciliar hechos históricos y presentes sobre las FFMM, con los diversos procesos de memoria histórica. Finalmente, se reflexiona sobre los retos que pueden enfrentar las FFMM en su proceso de mhm en aras de observar su futuro papel en un escenario de posacuerdo.

¿Qué es memoria histórica?

Pierre Nora es considerado el pionero de los estudios sobre memoria histórica. Nora (1989) concibe a la memoria como un ser viviente subjetivo que se define, redefine, construye y reconstruye en el presente-actual. La memoria se encuentra "en una evolución permanente, abierta a la dialéctica de recordar y olvidar; es inconsciente de sus sucesivas deformaciones, vulnerable a la manipulación y apropiación, y susceptible de ser puesta a hibernar y a revivir periódicamente" (Nora, 1989, p. 8).

La diferencia principal entre historia y memoria histórica es que la primera es una representación objetiva del pasado que requiere de crítica y análisis, mientras que la segunda es conscientemente construida, excluyente ante aquello que no concuerda con lo que se recuerda, es un ejercicio actual que permite atar el recuerdo con el presente y que "es una construcción múltiple y específica a la vez; colectiva, plural y aún así es individual" (Nora, 1989, p. 9). Herrera y Cristancho (2013) señalan la existencia de tres tensiones entre la producción de historia y memoria: 1) la subordinación ético-política de la

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memoria histórica que traspasa los límites historiográficos de reconstruir el pasado; 2) la memoria histórica enarbola los relatos del pasado de las víctimas y los diversos sentidos que de ellos surgen; y 3) el derecho reconocido a recordar y reconocer a las víctimas en escenarios de posconflicto o de justicia transicional que pretende "comprender, registrar y dignificar la manera como las víctimas recuerdan, sufren, interpretan y resisten resignificando lo vivido, tanto individual como colectivamente. En este sentido, para el equipo las memorias son una opción imprescindible para reconstruir la historia" (Memoria Histórica, 2011, p. 52).

Rosenblum (2002) concibe a la memoria como el ejercicio psicológico moral de recordar, cuyo significado puede reforzar o eliminar los ciclos de odio. Mientras que Minow (en Rosenblum, 2002) enfatiza sobre el carácter colectivo, público, privado e individual y la multiplicidad de las formas públicas de construcción de memoria; un elemento importante sobre la construcción pública de memoria es que se contraponen y corrigen los errores en las narraciones de memoria, se visibilizan eventos desconocidos, se aportan perspectivas diferentes y olvidadas y se promueve la participación de la sociedad hacia procesos de perdón y reconciliación (Rosenblum, 2002).

Es importante aclarar que los procesos de producción de memoria histórica requieren de ejercicios de recuperación de narraciones y narrativas, de crear archivos, de definir y organizar conmemoraciones, de visitar lugares e indagar sobre lo acontecido, esto dado que "tales actividades (situaciones o acontecimientos) ya no ocurren naturalmente" (Nora, 1989, p. 9). Es decir, los ejercicios de memoria son siempre investigaciones que buscan narrar un hecho o suceso histórico desde la perspectiva de un actor o actores sociales.

La memoria obedece a una creación mental, fluida, sujeta a la influencia de las estructuras e instituciones sociales que promueven o rechazan la violencia; por ejemplo: los grupos y discursos religiosos, grupos o discursos políticos, el discurso legal, organizaciones sociales, etc., "ellas juegan una parte en constituir lo que recordamos y como lo recordamos, definiendo lo que es un evento sobresaliente, lo que se cuenta como una lesión, y lo que se entiende evidencia histórica y legal" (Rosenblum, 2002, p. 4).

Riaño (2013) señala que todo ejercicio de memoria histórica es un acto político, lo que implica que "es un campo de tensión donde las jerarquías, desigualdades y exclusiones sociales son ya sea construidas o reforzadas, o retadas y transformadas" (p. 23). Respecto al carácter político de la memoria

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histórica, Heit, Collins y Joignant (2013) descubren que 1) los hechos narrados en los ejercicios de memoria histórica tienen diversas interpretaciones que dependen de diferencias generacionales, es decir, las diferentes generaciones de una sociedad interpretan los hechos de diversa manera; 2) los elementos ideológicos y de adscripción partidista determinan las formas de interpretación de los hechos relatados en la memoria histórica; y 3) la existencia de un deseo generalizado entre los ciudadanos y las élites políticas de construir procesos de memoria histórica que contribuyan a la consolidación de la reconciliación y la paz.

Los ejercicios de memoria histórica deben ser responsables -esto significa contar lo plausible, los errores y fallas cometidas-, democráticos -respetar la diversidad de las voces e identidades-, éticos y públicos, y deben reconocer las acciones de todos los actores violentos (Riaño, 2013).

En estos ejercicios se debe tener presente un enfoque diferencial, en el que se narren de formas distintas las diversas experiencias de los actos de violencia. Es decir, la violencia no se experimenta de la misma forma en los hombres, las mujeres, los grupos aborígenes, las minorías étnicas, o las personas lgbti, etc. (Riaño, 2013). Este enfoque implica un abanico amplio de aproximaciones y herramientas para que las distintas poblaciones se vean representadas y legitimen a los narradores en sus procesos de verdad e historia.

Los procesos de memoria histórica pretenden facilitar la unidad y reconciliación nacional que asegure la estabilidad política. Sin embargo, es pertinente señalar que muchos relatos y hechos pueden quedar por fuera de la memoria histórica oficial, lo que puede generar controversias y discusiones políticas que perduren en el tiempo hasta que se concilien esos relatos. Se debe recalcar que los procesos de memoria histórica se extienden en el tiempo y en los espacios, por lo que es necesario que se comprenda el largo alcance que tiene y su carácter inacabado y siempre permanente de reconstrucción de memoria.

Una de las formas que se ha identificado de ampliación y consenso de la memoria histórica, por lo menos para el caso chileno, ha sido la...

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