Minería del oro en América Latina y Colombia - La minería independiente en Colombia, América Latina y el Sur Global - La minería de oro en la selva - Libros y Revistas - VLEX 845673201

Minería del oro en América Latina y Colombia

AutorSebastián Rubiano Galvis - Ángela Castillo Ardila
Páginas3-29
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Minería del oro en América
Latina y Colombia
Un auge cont inental
A pesar de que la extracción de recursos minerales ha sido un continuo en
la historia colonial y republicana de América L atina (Santiago, ), desde la
década de  las actividades mineras en el continente han experimentado
una transformación y un crecimiento de gran magnitud (Cepal, ). El
aumento de la demanda mundial de recursos mi neros y la consecuente subida
de los precios internacionales de estos recursos, así como el desarrollo de
nuevas tecnologías de extracción (Himley, ), propiciaron el incremento
y la expansión de múltiples industrias extractivas (Bebbington y Bury, ).
Países como Venezuela, México, Brasil, Chile, Perú y Colombia, entre otros,
experimentaron un crecim iento económico notable por cuenta de las exporta-
ciones de crudo, gas, cobre y oro (Ocampo, ; Göbel y Ulloa, ). El auge
se tradujo en una ola de benecios económicos que los gobiernos latinoameri-
canos aprovecharon para expandir su gasto público (Monaldi, ). Por esta
razón, la minería se posicionó como un elemento crucial en los debates sobre
desarrol lo de los países lati noamericanos.
Especícamente, entre  y el , los distintos gobiernos del conti-
nente, bien fuera motivados por las ganancias que dejaban las explotaciones
o impulsados por organismos multilaterales, se comprometieron con progra-
mas de fortalecimiento y expa nsión minera. De esta forma, América Latina se
constituyó en el continente con más inversión minera y con más operaciones
extractivas en todo el planeta. Por ejemplo, en el periodo -, mientras
el crecimiento de la inversión minera en el nivel mundial fue del  , en
Latinoamérica fue del   (Bebbington, ). Y entre el  y el ,
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fue la zona del mundo que más dinero recibió ( millones de dólares) por
cuenta de rentas mineras. A nivel macroeconómico, el auge impulsó el creci-
miento de la economía y motivó reformas orientadas a privatizar la explot ación
de los recursos mineros. Sin embargo, también implicó retos para la gober-
nabilidad y la sostenibilidad socio-ambiental de los países latinoamericanos,
pues la bonanza minera involucró la desaceleración de otros sectores como la
agricultura y la i ndustria (, , p. ). La expansión de solicitudes y con-
cesiones aumentó la competencia por el uso del suelo y del subsuelo, e igual-
mente supeditó las políticas de fomento agrícola e industrial a las políticas
minero-ener géticas.
Uno de los aspectos más notorios del boom minero latinoamericano es el
protagonismo que han tenido las grandes empresas. Buena parte de las compa-
ñías a cargo de actividades extractivas son consorcios extranjeros a los cuales
se les ha acusado de facilitar la f uga de recursos y de capital desde el Sur Glo-
bal (Bury, ; Himley, ). Otro segmento importante de estas empresas
latinoamericanas son compañías gubernamentales como Petrobras, Pemex o
Petróleos de Venezuela S. A., que han jalonado el crecimiento de la producción
de hidrocarburos (Carpenter, ). Si bien las empresas estatales han tenido
un rol principal en la industria petrolera, lo cierto es que una de las caracte-
rísticas centrales del auge mi nero latinoamericano es la tendencia a privatizar
la explotación de los recursos mediante la entrega de concesiones a empresas
privadas, en su mayoría multinacionales (Holt-Giménez, , p. ). Por esta
razón, la actividad de las compañías, y, en consecuencia, la bonanza minera,
no hubiera sido posible sin las reformas neoliberales de los años noventa, las
cuales facilitaron y ampliaron las conexiones de los países latinoamericanos
con los mercados globales y la consolidación de la inversión extranjera en el
continente (Vélez y Ruiz, ). Promovidas por organismos multilaterales,
estas reformas impulsaron el sector minero al promover marcos regulatorios
favorables a la inversión extranjera directa () (Bury, ).
En la práctica, esto implicó una modi cación de las reglas del juego para la
actividad ext ractiva. A nales de los ochenta y durante la década de los noventa,
Chile, Ecuador, Guyana, Guatemala, México, Argentina y Perú modicaron
sus códigos mineros para facilitar a las empresas los procesos de exploración,
obtención de licencias y explotación. Años más tarde, Nicaragua, Honduras,
Venezuela y Colombia hicieron lo mismo (Cepal, , p. ; Bebbington y Bury,
). Chile, que reestructu ró su legislación minera en los ochenta, es consi-
derado el país que abrió el camino para este tipo de marcos legales, en tanto
consagró el rol de la empresa privada en las actividades de ex tracción (Cepal,
, p. ). La entrada en vigor de estas reformas optimizó las condiciones
para que las empresas pudieran obtener concesiones, rebajó los impuestos que
las empresas debían pagar y modicó el sistema de pago de regal ías (Monaldi,

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