No le vendas un yate a un mendigo - Primera Parte. Las técnicas de venta aplicadas al liderazgo - Al liderazgo por la venta - Libros y Revistas - VLEX 862322682

No le vendas un yate a un mendigo

AutorJosé Luis Almunia
Páginas37-41
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NO LE VENDAS UN YATE A UN MENDIGO
Extraño título, ¿no es cierto? Pues responde exactamente a lo que están
haciendo multitud de personas. Por una parte, es lo que hacen la mayor parte de
los responsables de otras personas en las organizaciones y también representa la
forma de vender de los comerciales pejigueras, que los hay a mantas. El concepto
es bien simple: un mendigo es posible que le apetezca tener un yate e incluso
puede ser que sepa navegar y todo, pero es de cajón que no puede costearse un
lujo de ese tipo, salvo que sea uno de esos mendigos millonarios de los que se
habla, pero que yo no he visto nunca. No todos podemos comprarlo todo, seamos
mendigos o tengamos cualquier otra profesión… Pero parece que esa verdad tan
elemental no la entienden los comerciales; ni los directivos, dicho sea de paso.
Empecemos por la falta de entendederas de los directivos de marras. No
todas las personas de una organización sirven para todo. Eso creo que estamos
todos de acuerdo en aceptarlo. Lo más complicado es que multitud de personas
que están en un determinado puesto de trabajo, no sirven, ni de lejos, para
desempeñar las funciones para las que han sido contratados. Esa circunstancia
tan trágica se debe, generalmente, a dos factores. Por una parte el empleado ha
mentido respecto a sus capacidades. Hay una tendencia, yo diría que casi
universal, para hinchar los currículos. Que el individuo en cuestión chapurrea un
poco de inglés, pues pone que sabe inglés. Que una vez fue a un curso de hora y
media sobre logaritmos neperianos, pues pone que es un experto en la materia.
Lo más seguro es que en donde trabaja, que bien puede ser de dependiente en
una mercería, muy difícilmente va a tener que demostrar sus dotes de
angloparlante y no digamos nada de los logaritmos. Es algo tremendamente
frecuente. Esa es una de las causas.
La otra es simplemente que el jefe de ese matemático y políglota de
pacotilla, cree que se puede encargar cualquier cosa a cualquier persona.

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