Un nuevo mundo de gentes, animales y plantas - La caída del hombre natural - Una historia de la verdad en occidente ciencia, arte, religión y política en la conformación de la cosmología moderna - Libros y Revistas - VLEX 874419969

Un nuevo mundo de gentes, animales y plantas

AutorMauricio Nieto Olarte
Páginas267-288
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CAPÍTULO XI
UN NUEVO MUNDO DE GENTES, ANIMALES Y PLANTAS
A
PESAR
de la evidente riqueza natural del Nuevo Mundo, los europeos care-
cían de los conocimientos adecuados para procurarse alimentos y protegerse
de los climas tropicales. El explorador necesitaba de nuevos conocimientos
para sobrevivir, pero además tenía una misión aún más difícil: llevar a Euro-
pa las riquezas del Nuevo Mundo. En América, los cristianos se encontraron
con una parte de la creación de la cual no existían testimonios y con una
naturaleza cuyo dominio requirió de una intensa labor. Para el control del
Nuevo Mundo desde Europa fue necesario el registro y el acopio sistematiza-
do de la información sobre las rutas de acceso o el contorno de las costas
continentales, y también el reconocimiento de cada uno de los objetos que
componían el mundo natural: ríos, montañas, poblaciones y pobladores,
fuentes de minerales valiosos, plantas y animales.
Gonzalo Fernández de Oviedo en su Historia general y natural de las In-
dias describe con claridad el desafío que implicaba para los europeos la ex-
tensa y variada naturaleza americana:
¿Cuál ingenio moral sabrá comprender tanta diversidad de lagunas, de hábitos,
de costumbres de los hombres destas Indias? ¿Tanta variedad de animales, así
domésticos como salvajes y eros? ¿Tanta multitud innarrable de árboles, copio-
sos de diversos géneros de frutas, y otros estériles, así de aquellos que los indios
cultivan, como de los que la Natura, de su propio ocio produce sin ayuda de
manos mortales? ¿Cuántas plantas y hierbas útiles y provechosas para el hom-
bre? ¿Cuántas otras innumerables que a él no le son conocidas, y con tantas dife-
rencias de rosas e ores e olorosa fragancia? ¿Tanta diversidad de aves de rapiña
y de otras raleas? ¿Tantas montañas altísimas y fértiles, e otras tan diferenciadas
e bravas? ¿Cuántas vegas e campiñas dispuestas para la agricultura, y con muy
apropiadas riberas? ¿Cuántos montes más admirables y espantosos que Etna o
Mongibel, y Vulcano y Estrongol; y los unos y los otros debajo de vuestra mo-
narquía?1.
Dicha novedad implicó desafíos cientícos y losócos, pero además, re-
ligiosos. El Nuevo Mundo y sus criaturas debían formar parte de la creación
1 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia general y natural de las Indias 5 (Madrid: Atlas,
1959), 8.
LA CAÍDA DEL HOMBRE NATURAL
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y la más importante fuente de verdad en la Europa cristiana del siglo
XVI
, las
Sagradas Escrituras, en una primera instancia, parecían no ofrecer ninguna
explicación de esta nueva realidad.
Los animales y las plantas del Nuevo Mundo no encajaban con el conoci-
miento personal de los viajeros, tampoco con las autoridades de la Antigüe-
dad ni con las narraciones bíblicas, y desde la perspectiva europea no tenían
nombres. La Biblia enseña que Adán nombró a todos los animales de acuer-
do con su naturaleza, y estas criaturas, al parecer sin nombre, tenían que ser
bautizadas e incorporadas dentro del orden cristiano de la creación. ¿Cómo
describirlos de manera convincente para que los europeos pudieran tener
una idea el de un mundo desconocido? ¿Cómo hacer de estas criaturas
nunca antes vistas parte de un orden cristiano? ¿Cómo llevar todo este Nue-
vo Mundo a España?
Un camino obvio fue la comparación con referentes familiares. De ahí
que muchas de las descripciones de criaturas americanas las presentaran
Gonzalo Fernández de Oviedo (Madrid, España, 1478-1557)
Tal vez el más importante de los cronistas de las Indias occidentales, historiador
natural y militar al servicio de la Corona española. Desde una temprana edad sir-
vió a los Reyes Católicos. Se encontraba con ellos en Barcelona en abril de 1493
cuando recibieron allí a Cristóbal Colón después de su primer viaje. Estuvo en va-
rias ciudades de la actual Italia, y tras la muerte de la reina Isabel volvió a España
como miembro de la corte del rey Fernando. En los años siguientes realizó varios
viajes al Nuevo Mundo, donde ejerció importantes cargos administrativos y milita-
res. Fernández de Oviedo también aprovechó estas travesías para recoger una gran
cantidad de información sobre plantas, alimentos, animales, medicinas y sobre las
poblaciones que habitaban allí. Sobre ello escribió su obra más importante: Histo-
ria general y natural de las Indias, cuya primera parte se publicó en Sevilla en 1535
y fue dedicada al rey Carlos I. La obra completa fue publicada casi trescientos años
después de su muerte. Fernández de Oviedo describe allí en detalle aspectos natu-
rales y sociales del Nuevo Mundo. Asimismo, hace una recopilación de varios acon-
tecimientos ocurridos entre 1492 y algunos años antes de su muerte, relacionados
con los viajes y las exploraciones llevadas a cabo en las Indias. Utilizó para esto di-
ferentes relatos y se basó en autores como Plinio el Viejo. Gonzalo Fernández de
Oviedo murió en 1557 en Santo Domingo.

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