Prólogo - Responsabilidad médica estatal - Libros y Revistas - VLEX 42307565

Prólogo

AutorJosé Gregorio Hernández Galindo
PáginasXIII-XV

El ejercicio de la medicina implica quizá la actividad más delicada que puede emprender un profesional, toda vez que ella recae, ni más ni menos, sobre la salud y la vida de los seres humanos. Cada acto; cada diagnóstico; cada fórmula; cada examen; cada cirugía; cada terapia; cada droga suministrada; cada paliativo... con efectos inmediatos o posteriores sobre el cuerpo de la persona, el funcionamiento de sus órganos, las reacciones de su organismo y las consecuencias correspondientes, implican por necesidad un compromiso trascendente de quien se ha formado con el objeto de preservar, hasta donde sea posible, la vida y la calidad de vida de quien acude a sus servicios, según el juramento hipocrático.

Desde el punto de vista del indiscutible aporte del médico a la sociedad y a sus integrantes, en cuya virtud se sostienen unos elementos esenciales de la convivencia y un mínimo de dignidad de quienes integran el cuerpo social, podemos decir que su función resulta indispensable e insustituible, y que quienes a esa generosa profesión se dedican, merecen normalmente, cuando obran ceñidos a la ética y cuando se entregan con sinceridad a su misión, la gratitud de la colectividad entera.

Pero, precisamente por ello, y dada la importancia sustancial de los derechos fundamentales que están en juego, la profesión médica implica para quien la ejerce una responsabilidad superlativa, la de mayor alcance desde el punto de vista jurídico y desde la perspectiva ética, a tal punto que, desde el primer instante de la relación entablada entre el médico y el paciente, el profesional ingresa en un campo del que resulta imposible salir, por cuanto de inmediato entra a responder por todas sus decisiones positivas y también por todas sus omisiones; por haber recetado o por haber dejado de recetar oportunamente; por haber diagnosticado equivocadamente; por haber dejado transcurrir el tiempo sin obrar; por haber señalado el medicamento contraindicado; por no haber tenido en cuenta los efectos secundarios de la droga suministrada; por haber precipitado una operación, sin que se requiriera, al igual que por haberla retardado u omitido, siendo indispensable. En fin, cada minuto de esa relación está sujeto a la evaluación desde el punto de vista de la responsabilidad civil, disciplinaria o penal del médico, y en esa medida el Derecho se encuentra vinculado inexorablemente a la medicina y las modalidades de su desempeño.

Importa, pues, desentrañar los varios elementos...

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