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Olaya entronizado o el ascenso del mesías. Últimos días de campaña

AutorJulián David Romero Torres
Cargo del AutorFotógrafo por pasión, sociólogo e historiador de profesión
Páginas139-228
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Capítulo cuarto
Olaya entronizado o el ascenso
del mesías.Últimos días de campaña
Después de un largo descanso, casi que impuesto por las elecciones popula-
res, y el lanzamiento del nuevo candidato socialista, los candidatos Vásquez
y Valencia retomaron su actividad proselitista.
Vásquez emprende su viaje hacia la región de oriente: Chipaque y Cá-
queza. Va en automóvil y lo reciben grandes manifestaciones y banquetes.
Los adeptos antioqueños los esperan. Viaja desde Bogotá hasta La Dorada en
automóvil, aproximadamente nueve horas de trayecto. El 5 de diciembre de
1929 aprovecha su paso por Honda para corresponder el recibimiento que
organizó el comité vasquista: había una gran cantidad de personas ansiosas
por escuchar su voz.
Mientras tanto, Valencia capoteaba a los liberales, a los comunistas y
a los vasquistas que se habían agolpado en la plaza central de Ibagué y que
buscaban el quiebre del poeta. Al mismo tiempo en que su discurso llegaba
a su punto más alto, su hermano, Simón Valencia, caía muerto producto de
un ataque cardiaco en el puerto de Girardot
En los primeros días de diciembre se revitalizan de las campañas. Valencia
y Vásquez salen a conquistar pueblos y ciudades. Castrillón, bajo libertad
condicional por su actuación en las bananeras, es obligado a presentarse dos
veces por semana ante el prefecto de la Policía Judicial. Solicita a la Corte
Suprema la posibilidad de salir de Bogotá para adelantar su campaña en
otras latitudes. Ante la negativa, queda recluido bajo los muros de la ciudad.
Falta poco tiempo para las elecciones y se suman nuevos elementos que avi-
van el debate.
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El liberalismo ha adelantado una cruzada para mostrarse fortalecido ante
un escenario en donde la Hegemonía se resquebraja y el conservatismo se
fractura en dos. Es así como el 13 de diciembre se escucha que el ministro
colombiano en Washington, Enrique Olaya Herrera, podría ser el candida-
to por el liberalismo. Este rumor se publica en su momento en el Heraldo
de Antioquia y comienza el revuelo en el país. “Sin confirmación alguna ni
información oficial de órgano autorizado del partido, la noticia rodó por las
calles, provocando en una esquina un cabildo abierto, una bulliciosa asam-
blea de entusiasmo”1. La “habladuría” —Gerede como la llamó Heidegger—2
hace efectiva la difusión de un mensaje que viaja a velocidades y geografías
inimaginables. Corre la voz de Olaya y con él un aparataje que hace que el
que escuche y replique, apropie algo de ese magma llamado Olaya candidato-
próximo presidente.
En la Convención Nacional Liberal celebrada en los días 19 y 20 de
noviembre de 1929, se decidió que el Directorio estaría compuesto por Cu-
beros Niño, Alfonso López y Samper Uribe (este último dimitió a los pocos
días) y que tendrían la tarea de orientar al liberalismo en la lucha electoral.
También se estableció que la colectividad debía mantenerse neutral, posición
que podría cambiar con la votación unánime de los directores del Partido, si
así lo consideraba el nuevo triunvirato.
La elección de estos dos líderes, Cuberos y López, significó la represen-
tación de las dos grandes vertientes del liberalismo. Por un lado, el sector
militarista, sobreviviente de las guerras civiles del xix, representado por an-
tiguos generales endurecidos en su oposición al conservatismo, y por otro,
los civilistas, antiguos republicanos pertenecientes tanto a la generación cen-
tenarista como la de “los nuevos”, que buscaron mermar la radicalidad de
estos generales al negarse a hacer oposición directa al partido en el poder. “En
la línea guerrerista, se encontraban precisamente, esos viejos generales de la
guerra, dispuestos a hacer oposición franca y total al gobierno […]. Fue este
1 El Tiempo, 14 de diciembre de 1929.
2 Concepto para denotar el estado del habla en la cotidianidad, el conjunto de lo que se dice
y escapa al individuo, lo que se comenta, se piensa, se discute, se opina, de lo que flota en el difuso
contexto de la opinión pública y le sirve al ser para la comprensión y la apropiación del asunto que se
habla. Jesús Adrián Escudero, El lenguaje de Heidegger. Diccionario Filosófico, 1921-1927 (Barcelona:
Herder, 2009), 98.
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último sector el que entró en conversaciones con el psr, para llevar a cabo la
insurrección armada”3. A esta división habría que sumarle los que apoyaban
a Vásquez, hombres de negocios4.
Fue en la convención liberal de 1929 en la que López recicló los progra-
mas de la pasada convención de Ibagué. De ahí que la toma del poder por la
vía democrática se haya fundamentado en una necesaria modernización de
las instituciones del Estado. Es de este modo como se marca una línea doc-
trinaria entre la convención de 1922 y la República Liberal.
A dos años de finalizar los veinte, el liberalismo como colectividad, en la
visión de Alfonso López, el más alto conductor político crítico de la actualidad
nacional, estaba trifurcado: un sector acampaba bajo las toldas conservadoras;
otro sector, en el cual estarían las masas, estaba con el socialismo, y el tercero
se alineaba de manera directa con el liberalismo5.
4.1. Olaya irrumpe
Por medio de un telegrama con fecha 11 de diciembre de 1929, los docto-
res Eduardo Santos, Gabriel Turbay, Francisco Chaux y Roberto Botero, le
hicieron saber a Olaya su interés de que él participara en la campaña para
las presidenciales venideras. Dijeron: “conocedores su vasto prestigio y leal
adhesión nuestra causa solicitamos su autorización para postularlo […] co-
mo candidato presidencial seguros de que con usted aquí a la cabeza podría
el liberalismo desarrollar campaña electoral de incalculable trascendencia”6.
Se dice que este telegrama fue producto de una reunión que se realizó en las
instalaciones de El Tiempo, el lugar que ocuparía su partido en la actual co-
yuntura, y que estaba de acuerdo con la necesidad de acabar con la neutrali-
dad y con presentar un candidato propio, insistiendo: “inacción determinaría
disolución liberalismo exhibiéndolo en esta hora suprema”.
3 Luz Ángela Núñez, El obrero ilustrado. Prensa obrera y popular en Colombia 1909-1929 (Bo-
gotá: Universidad de los Andes, 2006), 85.
4 Renán Vega, “Sotanas, candidatos y petrodólares”, Boletín cultural y bibliográfico 418
(1998): 44.
5 Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colombia. 1915-1934 (Bogotá: Tercer Mundo,
1974), 227.
6 El Tiempo, 16 de diciembre de 1929.

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