La participación en la comisión de paz de Belisario Betancur - El relato autobiográfico - La paz, un largo proceso. Relato autobiográfico de Alberto Rojas Puyo - Libros y Revistas - VLEX 857332161

La participación en la comisión de paz de Belisario Betancur

AutorMario Barbosa Cruz/Alberto Rojas Puyo
Cargo del AutorDoctor en Historia por El Colegio de México (2005) e historiador de la Universidad Nacional de Colombia (1996)/Autor
Páginas141-185
141
La participación en la comisión
de paz de Belisario Betancur
La comisión tardó un poco en ponerse en marcha. El
presidente Betancur preveía que el presidente de la
comisión fuera el doctor Carlos Lleras Restrepo, quien
había lanzado ya, en la época de Turbay, la idea de la co-
misión. El doctor Lleras Restrepo, quien estuvo presente
en la instalación de la misma, finalmente no asumió la
presidencia y Belisario Betancur nombró al doctor Otto
Morales Benítez para que asumiera este papel el 8 de
octubre de 1982.
En la instalación de la comisión de paz, y a pesar de
que nos habían indicado que no habría intervenciones
de sus miembros, pues se trataba de un acto protocola-
rio de instalación en la Casa de Nariño —el presidente
de la República llevaría la palabra y luego nosotros nos
reuniríamos aparte para intervenir—, otros miembros
de la comisión, pertenecientes a la izquierda, pidieron
el uso de la palabra. El presidente Betancur se las cedió,
e hicieron breves alocuciones que llevaban por escrito.
La paz, un largo proceso. Relato autobiográfico de Alberto Rojas Puyo
142
Pensé que yo también debía intervenir; saqué un pa-
pel y anoté algunas cosas. Cuando terminaron, pedí la
palabra. Hice una breve alocución, resaltando que los
comunistas debíamos ser no solo una fuerza de protesta
de oposición, sino también de proposición política, y
que esa dimensión tenía que desplegarse de manera muy
especial en una iniciativa como la de la paz. Mencioné
algunas ideas generales y algunas propuestas concretas
sobre la paz. Planteé, por primera vez, la necesidad de un
encuentro entre la comisión y el estado mayor de las Farc.
Insistí en que la fuerza pública adoptara una conducta
diferente respecto a la izquierda y que se suspendieran,
como muestra pacífica de la voluntad del Gobierno, al-
gunos operativos militares que en ese momento estaban
en marcha y que eran, a mi modo de ver, fuente de gran
zozobra en determinados lugares del país. El texto de la
intervención está por ahí en alguna edición que hizo
la Presidencia de la República. Salió, por cierto, con
alguno que otro error.
Entregué a la comisión de paz un memorando bajo
el título de “Algunos pasos inmediatos y criterios hacia
la obtención de la paz”. Desde luego, yo daba como pre-
supuesto que la política de paz debía ser acompañada de
una reforma democrática muy amplia, no solamente en
el terreno político, sino también en la introducción de
condiciones económicas y sociales que correspondieran de
alguna manera a una vida democrática. Ponía el acento,
como cuestión inmediata para la paz, en que el Ejército de
Colombia no se atribuyera la misión de la lucha contra el
comunismo, que era una tarea que le había sido asignada
por los sectores dominantes en Colombia, a instancias de
la política norteamericana, en el contexto de la Guerra
Fría. “La utilización del Ejército en esta lucha partidista
La participación en la comisión de paz de Belisario Betancur
143
y en la represión de los movimientos sociales de protesta
engendra violencia y lleva a la clandestinidad a los elec-
tores inconformes”, decía en ese memorando.
En segundo lugar, me parecía de gran importancia,
inmediata y práctica, que se llevaran a cabo acciones efi-
caces encaminadas a identificar y detener a los dirigentes
y cómplices de Muerte a Secuestradores (mas). El mas era
entonces una cosa terrible en la nueva situación política.
Se había constituido en el principal obstáculo para la paz
y en la más grave amenaza para la vida de los futuros am-
nistiados, de los sindicalistas, de los dirigentes de izquierda
y de otras personalidades democráticas. Propuse que la
comisión visitara inmediatamente la región del Magda-
lena Medio para desentrañar quiénes eran los agentes de
la escalada de violencia que se vivía en esa región, donde
campeaban las bandas del mas, y para oír los diagnósticos
y las soluciones de las comunidades de esa región.
El punto tercero que yo presentaba era una invitación
a visitar regiones del Cauca, donde los indígenas eran
víctimas de persecución sangrienta. Una preocupación
constante, para mí, tenía que ver con el desarrollo de
los operativos militares, porque me parecía que esos
operativos favorecían el desarrollo de la violencia y el
reclutamiento guerrillero, por ejemplo. Había tenido
información sobre el terreno, en varios lugares, de cómo
algunos muchachos, una vez retirado el Ejército de su
comarca, después de haber cometido muchos atropellos,
resolvían engrosar las filas de la guerrilla. Tanto en las
conversaciones con altos funcionarios del Gobierno,
especialmente con el ministro de la política, como en el
memorando que le entregué a él y en comunicación a
la comisión de paz, señalé los operativos militares como
fuente de acrecentamiento de la violencia. Recordaba en

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR