El pensamiento político y jurídico de Santo Tomás de Aquino - De Aristóteles a Santo Tomás. Ideas políticas y jurídicas Proyección en el Derecho Tributario - Libros y Revistas - VLEX 794331501

El pensamiento político y jurídico de Santo Tomás de Aquino

AutorMauricio A. Plazas Vega
Cargo del AutorProfesor de la Universidad del Rosario
Páginas29-106
II. El pensamiento político y jurídico
de Santo Tomás de Aquino
Mauricio A. Plazas Vega
Profesor de la Universidad del Rosario
El siglo  es de especial interés para el pensamiento lo-
sóco y político occidental, porque registra una suerte de
integración del ideario cristiano con los paradigmas y plan-
teamientos losócos de Aristóteles de Estagira.
Los trece siglos precedentes giraron, en lo que concierne
a las fuentes de inspiración para el cristianismo, alrededor de
Platón y del neoplatonismo. En tal sentido, resulta especial-
mente meritorio y novedoso el nuevo camino de razón y fe
que acogen los grandes intelectuales de la Iglesia medieval.
Y no fue fácil, sino tortuosa y compleja, la nueva senda
aristotélica. Por una parte, los seguidores del Estagirita fueron
fuertemente cuestionados y en ocasiones calicados como
magos, heresiarcas o renegados respecto de las creencias o-
ciales. Por otra, no han faltado los puntos de vista que, en el
marco de un reduccionismo inaceptable, han desconocido sus
aportes y pretendido que no hicieron más, por así decirlo, que
transportar al Medioevo los dogmas aristotélicos. Y tampoco
puede ignorarse la rica confrontación intelectual que sostuvo
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el Aquinate con las versiones de Aristóteles propuestas por el
averroísmo en los círculos académicos de París1.
Lo cierto es que la impronta platónica, de la cual Agustín
de Hipona fue su más ilustre representante dentro de la Iglesia,
se vio superada por esa nueva marea de la lógica, la metafísica
y la ética aristotélica, pero sin que por ello pueda decirse que
obras de la magnitud de la Suma de teología sencillamente
repiten, de modo inconsulto, lo sostenido por Aristóteles. Aún
más, los propios Platón, Agustín y San Pablo, como muchos
otros lósofos de la Antigüedad, anteriores y posteriores a
Aristóteles, son citados y acogidos por el Aquinate.
Y en lo que toca con el supuesto revisionismo o la herejía
que pudiera llegar a colegirse de los nuevos horizontes del
ideario cristiano es, por completo, equivocado. Los dogmas y
principios fundamentales de la fe de Cristo son reiterados
y acogidos en su integridad por San Alberto Magno, Santo
Tomás de Aquino y, en general, por los lósofos y pensadores
de la cristiandad medieval.
1 Sobre la proyección de Aristóteles en el pensamiento medieval se alude a dos
etapas, a saber: una primera etapa de traducciones de sus obras, cuyo desarrollo tuvo
lugar en el siglo ; y una segunda fase, ya en el siglo , con motivo de las inter-
pretaciones del averroísmo y el cristianismo y el natural y enriquecedor debate que
se generó en torno a las versiones occidentales y orientales del aristotelismo. Véase:
Rolf Schönberger, Tomasso d ’Aquino, edición de Pietro Kobau, Bolonia, Il Mulino,
2002, pp. 18-19. El historiador británico Gilbert Keith Chesterton sintetiza muy
bien lo que signicó Aristóteles para Alberto Magno, llamado también de Suabia
o de Colonia, y el revolucionario viraje que, en su condición de doctor universal, el
Magno representó en ese sentido para el pensamiento cristiano. Véase: G. K. Ches-
terton, Santo Tomás de Aquino, traducción de H. Muñoz, Madrid, Espasa-Calpe,
1912, pp. 57-67. Como lo anota Llanos Entrepueblos, San Alberto fue el primero,
y en su momento el principal, impulsor de “la introducción en Occidente de la obra
aristotélica”. Véase: Joaquín Llanos Entrepueblos, Tomás de Aquino —Circunstancia
y biografía, Bogotá, Universidad Santo Tomás, 1986, p. 87.
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De Aristóteles a Santo Tomás. Ideas políticas y jurídicas
Lo que en cambio se percibe, de principio a n, en su
legado intelectual, es una sólida fundamentación en medio de
la cual se descubre la reivindicación de la losofía y su mar-
cha de la mano con la teología, de forma tal que ya no podría
decirse que la primera obró como cenicienta de la segunda.
Santo Tomás advertía que no era motivo de vergüenza,
para él, encontrar que su razón se alimentaba en gran parte de
los sentidos; que hay un conjunto de hechos que se presentan
a los sentidos en forma de materia, respecto de la cual actúa
la razón; razón que viene a obrar como expresión de Dios en
el hombre.
Esta armación del Aquinate obedeció a que la tradición
cristiana que lo precedió fue fundamentalmente platónica, a
tal punto que el mundo de lo sensible no registraba mayor
importancia porque predominaba el mundo de lo inteligible,
vale decir, el reino de los cielos.
De ahí que uno de los grandes aportes de Tomás de
Aquino haya sido precisamente resaltar el valor de este mundo,
la importancia del mundo sensible. Con ese criterio, no
dudaría al decir: “Si un pagano viejo y anticuado, que lleva
por nombre Aristóteles, puede ayudarme a hacerlo, yo se lo
agradeceré con toda humildad”2.
Tomás de Aquino fue un académico y clérigo típico del
siglo ; su patria fue Italia y perteneció a la nobleza napo-
litana. Su abuela paterna, Francisca de Suabia, era hermana
de Federico Barbarroja, y Federico II fue su primo. El conde
Landolfo, cuyo padre descendía de la nobleza lombarda3, fue
2 Véase: José Joaquín Llanos Entrepueblos, Tomás de Aquino - Circunstancia
y biografía, Bogotá, Universidad Santo Tomás, 1986, p. 146.
3 Véase: Rocco Bonanni, Uomini ilustri di Aquino e Diocesi, Aquino, Alatri,
1923, pp. 25-26.
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El pensamiento político y jurídico de Santo Tomás de Aquino

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