Polarización(es), populismo(s) y democracia(s). - Vol. 34 Núm. 2, Julio 2022 - Revista Desafíos - Libros y Revistas - VLEX 918011946

Polarización(es), populismo(s) y democracia(s).

AutorGamboa, Laura
Páginas1g(20)

El siglo XXI ha sido testigo del resurgimiento del populismo y la polarización. Si bien existe abundante literatura de diversas disciplinas, orillas teóricas y enfoques metodológicos que ha repensado estos conceptos y sus efectos en la democracia, la conversación sobre estos se ha dado principalmente por fuera del Sur Global. Este dosier temático en la revista Desafíos busca contribuir a este diálogo, articulando nuevas voces con textos que discutan estos fenómenos desde un ángulo diferente con diversas perspectivas teóricas y empíricas.

Al leer de manera transversal los ensayos aquí incluidos, en esta introducción damos una discusión panorámica sobre la trayectoria teórica del populismo y la polarización. Proponemos una conversación que cubra no solo la complejidad conceptual de dichos términos, sino el impacto que--de acuerdo con diferentes teorías--estos tienen sobre la democracia. Desde diferentes esquinas teóricas, los/las autores/as de esta introducción invitamos a entender el populismo, la polarización y la democracia desde lecturas diversas con el reconocimiento de que no existe ninguna posibilidad de abordar estos fenómenos de manera unidimensional.

La conexión entre populismo, polarización y democracia está atravesada por diferentes escuelas conceptuales, entrenamientos disciplinares y áreas de enfoque. La mayoría de los artículos incluidos en este dosier parten explícita o tácitamente de una definición minimalista discursiva del populismo que utiliza estrategias polarizantes, en detrimento de la democracia liberal. Gilberto Aranda Bustamante y Rodrigo Escribano, por ejemplo, estudian el discurso populista del partido de derecha español Vox. En su texto, analizan la forma en la que esta agrupación delimita el "nosotros" vs. "ellos", al utilizar narrativas e imaginarios políticos palimpsésticos construidos a lo largo de dos ejes (el tradicionalismo antiliberal o el liberalismo conservador y el nacionalismo) en tres coyunturas críticas: las revoluciones burguesas de comienzos del siglo XIX, la consolidación del franquismo a mediados del siglo XX y las luchas separatistas de comienzos del siglo XXI.

Tácitamente, Aranda Bustamante y Escribano asumen una definición minimalista de populismo que entiende este fenómeno como una ideología o cosmovisión que aplaude al "pueblo bueno" (nosotros) mientras denuncia a la "élite corrupta" (ellos) (Mudde & Rovira Kaltwasser, 2012; Müller, 2016). Concebido como un fenómeno inherentemente antipluralista, los/las analistas que utilizan esta y otras definiciones minimalistas (Roberts, 2006; Urbinati, 2019a; Weyland, 2001) usualmente enfatizan su impacto negativo en la democracia liberal.

Con un punto de partida similar, Jennifer McCoy analiza el efecto de polarización, populismo y democracia en América Latina. La autora define polarización como un proceso de simplificación de la política en el que las múltiples diferencias de la sociedad se alinean en una sola dimensión. La combinación de populismo y polarización, explica la autora, puede ser explosiva para la democracia. En situaciones de populismo polarizador, la visión maniquea del mundo entre una "élite corrupta" y un "pueblo bueno" se vuelve el eje central de la polarización. Dicho clivaje es antipluralista y amenaza los elementos liberales de la democracia lo cual, señala el artículo, es preocupante para América Latina, que ha visto crecer los índices de polarización alrededor de clivajes fundacionales de exclusión socioeconómica y cultural.

Si bien Margarita López Maya también utiliza (tácitamente) una definición minimalista de populismo para analizar la emergencia y consolidación del chavismo y la erosión democrática en Venezuela, su artículo introduce más flexibilidad en la forma en la que entendemos la interacción entre populismo, polarización y democracia. En su texto, López Maya analiza el populismo de izquierda en Venezuela como un fenómeno en transformación que emerge en medio de la crisis de la democracia representativa y la necesidad de una arena política más incluyente. Originalmente, el chavismo promete profundizar la democracia, pero termina dándole prioridad a las transformaciones sociales y políticas que refuerzan el liderazgo mesiánico, carismático y directo de Hugo Chávez, en detrimento de valores e instituciones representativas. Inicialmente híbrido--con una direccionalidad desde arriba, pero con organizaciones que aumentaban la autonomía y el poder desde abajo--, el modelo populista de Chávez termina, sin embargo, marcando el modelo estatista autoritario del socialismo y reemplazando su propuesta inicial de democracia igualitaria y participativa por un régimen netamente autoritario.

La concepción de populismo que utiliza López Maya trae a colación elementos esenciales para otras formulaciones de este fenómeno. Autores como Ernesto Laclau (2008), Chantal Mouffe (2018) y Margaret Canovan (1999) entienden el populismo como un mecanismo profundizador de la democracia que permite ampliar la participación efectiva de sectores normalmente excluidos de la arena política. En contraste con la definición minimalista de populismo mencionada atrás, las personas que conciben el populismo como un fenómeno de inclusión de masas hacen hincapié su impacto positivo en la democracia directa e igualitaria.

Un ejemplo de dicha definición parece desplegarse en el libro Elpopulismo jesuíta: Perón, Fidel, Chávez, Bergoglio de Loris Zanatta, reseñado por Andrés Agudelo para este número. En este libro, sugiere Agudelo, el historiador italiano retoma ideas planteadas en otros textos en los que describe el populismo como una ideología centrada en una visión del mundo unitaria y homogénea de la sociedad, pero anclada en la dicotomía entre hispanidad y catolicismo vs. modernidad y liberalismo. El populismo jesuita, reseña Agudelo, se caracteriza entonces por poner el relieve la combinación entre dinamismo, jerarquía y corporativismo, enmarcado en un estado ético que vela por el comportamiento moral de las comunidades. El concepto de populismo jesuita trae a colación las interacciones entre populismo y religión, y las aplica a los discursos de populistas como Juan Domingo y Eva Perón, Fidel Castro, Hugo Chávez y, por fuera de la esfera política, el papa Francisco I, Mario Bergoglio. En una crítica común a conceptos maximalistas de la democracia, el concepto de populismo jesuita, señala Agudelo, es confuso y limitado. No es clara cuál es la distinción entre jesuita y catolicismo; tampoco es claro cómo aplicaría ese concepto a otros casos populistas contemporáneos.

La yuxtaposición de las dos concepciones de populismo y su impacto en la democracia se hacen evidentes en el artículo de Rodolfo Colalongo y José Manuel Rivas, quienes abordan precisamente esta pregunta. Con base en los índices de diferentes tipos de democracia construidos por el proyecto V-Dem, los autores analizan las consecuencias de gobiernos populistas en las democracias de Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela. Los resultados de su análisis reflejan la complejidad del influjo del populismo en la democracia. Si bien los gobiernos populistas parecen tener una incidencia negativa en la democracia, la forma en la que este efecto se manifiesta es diferente en cada uno de los casos.

En las secciones que siguen, profundizamos estos temas. Las tres primeras partes dan una introducción panorámica de los conceptos de populismo, polarización y democracia. La cuarta sección utiliza estas definiciones para discutir la intersección de estos fenómenos desde diferentes perspectivas teóricas. Cerramos con algunas reflexiones sobre lo que esto implica para el debate sobre populismo, democracia y polarización.

El populismo: concepto polisémico y controvertido

El populismo es un concepto polisémico, por lo que su definición tiende a variar en función de dos dimensiones: contexto histórico y geográfico. En las primeras definiciones del populismo en la década de 1940, habida cuenta de que su reflexión gira en torno a la modernización del Estado, no está presente el vínculo con la democracia. Por el contrario, a partir de la década de 1980, se multiplican las advertencias sobre los riesgos que este fenómeno supone para las instituciones. De igual forma, el populismo en América Latina ha estado asociado con reivindicaciones de clase y ha estado más cerca de ideologías de izquierda o progresistas; mientras que en Europa el populismo ha estado asociado con reclamos de tipo étnico-lingüístico y con plataformas de derecha. Esto no excluye la posibilidad de que haya populismos de derecha (o con reclamos étnico-lingüísticos) en América Latina, y viceversa en Europa, pero en términos generales, esta diferencia se sostiene.

Las acepciones del populismo se pueden clasificar en dos grupos: los/las autores/as que definen el populismo de forma minimalista (usualmente como una desviación de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR