Política exterior colombiana y performatividad: ¿Un 'buen miembro del Orden Internacional Liberal?/Performativity and Colombian Foreign Policy: A 'Good Member' of the Liberal International Order?/Política externa colombiana e performatividade: um 'bom membro' da ordem internacional liberal? - Núm. 34, Octubre 2022 - Revista Desafíos - Libros y Revistas - VLEX 916356740

Política exterior colombiana y performatividad: ¿Un 'buen miembro del Orden Internacional Liberal?/Performativity and Colombian Foreign Policy: A 'Good Member' of the Liberal International Order?/Política externa colombiana e performatividade: um 'bom membro' da ordem internacional liberal?

AutorGutiérrez, Mauricio Palma
Páginas1a(31)

Introducción

Colombia se caracterizó por una pésima reputación internacional durante los años ochenta y noventa (Echeverri Cañas et al., 2015). Asociado con violencia y narcotráfico, el país era sinónimo de problema en la agenda internacional (Echeverri et al., 2019). Lo anterior indicaba una ruptura abrupta. Pese a la persistencia de la violencia política, Colombia había mantenido una reputación relativamente positiva como un país liberal y democrático en un mar de dictaduras durante parte de la guerra fría, por lo menos a los ojos de Estados Unidos (EEUU) y sus aliados occidentales (Coleman, 2008). La nueva asociación predominante con el narcotráfico, a partir de los años ochenta, tuvo consecuencias concretas sobre la forma como su gobierno, la economía y sus ciudadanos eran percibidos.

Visto desde los estudios internacionales, este no es un tema menor. A los Estados--y más concretamente, a sus gobernantes--les importa su reputación internacional. Dadas las implicaciones sociales y materiales (Lindemann & Ringmar, 2014, p. 3), estos invierten en su reputación a través de diplomacia pública y campañas de marketing nacional (Browning, 2015; Avraham, 2020). Colombia también gasta cantidades significativas en estas estrategias (Sanín, 2016). En el estudio de las Relaciones Internacionales (RI) y el análisis de la política exterior, la importancia de la reputación internacional se evidencia en varios conceptos, especialmente el de estatus o, clásicamente, prestigio (Mercer, 2017). Ambos se han enfocado tradicionalmente en la actuación de las grandes potencias. Pero la reputación internacional no significa lo mismo para todos los Estados ni para todos los gobiernos. Tampoco para aquellos considerados como potencias menores. De hecho, la particularidad de la posición internacional, el contexto y la historia dan forma al significado social del estatus (Duque, M. G., 2018; Schulz, 2019; Towns & Rumelili, 2017).

Pese a algunos avances, la opinión que se tiene de Colombia en el exterior sigue siendo disputada. Durante los años dos mil, las dudas sobre la actuación de los gobiernos colombianos en medio del entorno liberal internacional se mantuvieron. La "retoma" institucional del país durante los años de Álvaro Uribe (Ojeda, 2013, p. 759) trajo una política exterior que negó violaciones sistemáticas en materia de Derechos Humanos (DDHH) y Derecho Internacional Humanitario (DIH) y buscó "contener" la presión de actores internacionales que pedían acciones concretas al respecto (Borda Guzmán, 2012, p. 111). Durante la década pasada, el gobierno de Juan Manuel Santos buscó desprenderse de la política de su antecesor al desarrollar una "diplomacia para la paz" (Sánchez & Campos, 2019, p. 82), centrada en la negociación con las FARC culminada en 2016. No obstante, pese a algunos logros en torno al (re)posicionamiento internacional del país, se mantuvieron varios cuestionamientos en materia de derechos fundamentales (Ardila & Clemente Batalla, 2019, p. 50). Más recientemente, desde la llegada de la administración de Iván Duque en 2018, las críticas desde el exterior se han recrudecido frente a la continuación de la violencia, así como han aumentado las denuncias de violaciones a los DDHH (Piccolino & Ruette-Orihuela, 2021).

En este artículo argumentamos que los gobernantes colombianos, escarmentados por un pasado reciente mayoritariamente negativo, recurren a una cierta performatividad en el ejercicio de la política exterior. En el caso colombiano, el objetivo de esta performance es reivindicar una reputación nacional definida en clave liberal y democrática que hace aportes importantes a la comunidad internacional. Con esto invocan recurrentemente lo que en la posguerra fría fue definido como "buena membresía" en el llamado Orden Internacional Liberal (OIL). Presentarse como "buen miembro" del OIL influye en cómo los gobernantes escenifican la posición y acciones del país ante el entorno internacional--incluyendo las políticas domésticas que repercuten internacionalmente. Incluso afecta cómo los gobernantes colombianos perciben sus intereses nacionales, las prácticas de política exterior y a quiénes se imagina como las audiencias centrales de su retórica. En últimas, dicha performatividad es una forma de co-constituir el OIL, como explicamos más adelante.

El artículo se desarrolla en cuatro pasos, además de esta introducción. Primero, esbozamos la literatura sobre OIL, haciendo énfasis en el rol de América Latina y otros países fuera del Atlántico norte, para situar el papel y nicho que los funcionarios colombianos intentan representar y ocupar. Segundo, exponemos nuestro argumento principal en detalle, ubicándolo en la teoría existente. Tercero, ofrecemos una ilustración empírica del argumento a través de dos casos de estudio: la política colombiana de recepción de migrantes venezolanos y la llamada "guerra contra las drogas". Finalmente, concluimos con algunas observaciones e ideas de investigación futura.

Tras bambalinas: performatividad, liberalismo y co-constitución

Tradicionalmente, el estudio de la política exterior colombiana se ha caracterizado por su estrechez (Borda Guzmán & Tickner, 2011, pp. 27-36; González Parias & Mesa Bedoya, 2020, p. 44). Es habitual notar el lugar central que ocupa EEUU para la Cancillería de San Carlos (Drekonja Kornat, 1982; Bermúdez Torres, 2010), algo cambiante en un mundo cada vez más multipolar. No cabe duda de que los funcionarios colombianos han priorizado a Washington como socio--y audiencia--principal de su política exterior (Bernal & Tickner, 2017; Monroy & Sánchez, 2017), lo que puede oscurecer la relevancia de otros actores e instituciones (Ardila et al., 2002). Además, el estudio de la política exterior colombiana se ha concentrado mayoritariamente en la posición y figura del presidente. Pero hoy, con mayores niveles de democratización, participación y profundización institucional, se introducen nuevos actores al escenario de la política exterior que merecen atención analítica (Amaya, 2017; Tickner & Bitar, 2017; Long et al., 2019).

También se requiere de un cambio a nivel teórico. En este artículo, sostenemos que además de incluir nuevos actores, es deseable mayor atención al ámbito social y relacional en el nivel internacional, como espacio de actuación de los gobernantes colombianos. Aportamos a un entendimiento teórico renovado de la política exterior colombiana, ligado con nuevas corrientes cruciales en el estudio de la diplomacia y de la política exterior en general (Carvajal, 2009, pp. 201-202). Colombia ha desarrollado capacidades performativas en política exterior, a partir de un guion desplegado sobre un escenario de actuación. Los funcionarios colombianos, argumentamos, se posicionan a través de su actuación en un escenario internacional definido por lo que se suele llamar Orden Internacional Liberal (Ikenberry, 2018; Cooley & Nexon, 2020; Hirst & Malacalza, 2020).

En este respecto, es necesario hacer ciertas precisiones. Primero, el OIL es un concepto analítico y no un objeto concreto. Las raíces del concepto en RI están vinculadas con el ejercicio de poder internacional y disciplinario (Persaud, 2022). Fue bautizado como "liberal" durante los años 1990, por académicos norteamericanos (Deudney & Ikenberry, 1999). Según sus autores, el OIL es una manera de organizar la política internacional de forma abierta, basada en reglas, material o discursivamente compartidas. Ese orden exhibe un enfoque tripartito, basado en normas de estirpe democrática, la expansión del libre comercio, y la práctica internacional de multilateralismo, visible en instituciones de gobernanza global como el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). NO obstante, dicho orden cuenta con marcados aspectos jerárquicos que atribuyen a EEUU un rol central (Ikenberry, 2012). A su vez, en su operación, el OIL se desvía en diferentes instancias de las normas liberales (Acharya, 2014; Stuenkel, 2016; Parmar, 2018). En narrativas históricas del OIL, los países del denominado "Sur Global" figuran sobre todo como víctimas de las jerarquías, las injusticias y los excesos de las potencias occidentales que se proclaman como adalides del internacionalismo liberal (Mazower, 2013; Parmar, 2018).

A pesar del protagonismo de EEUU y las raíces imperiales y hegemónicas del orden, es notable que algunos países del Sur Global han sido partidarios del mismo. Tourinho (2021) nota que la participación de los estados pequeños y periféricos es necesaria para la co-constitución y manutención del OIL. La co-constitución se refiere a la formación del orden internacional a través de un proceso de interacción entre grandes potencias y los Estados menores. El concepto de co-constitución reconoce que el orden no nace de una pura imposición; resulta también de la contestación, el consentimiento y la conformidad de países no hegemónicos. A pesar de sus muchos defectos y desigualdades, el OIL suele ofrecer más oportunidades para estos Estados que otros modelos, anteriores o alternativos (Hurrell, 2006). En el caso de América Latina, varios países impulsaron las instituciones panamericanas de finales del siglo XIX y después, durante la primera mitad del siglo xx, a la Liga de las Naciones y la ONU (Carrillo Reveles, 2018; McPherson & Wehrli, 2015; Tillapaugh, 1978). La región también ha contribuido a la definición de normas y prácticas vinculadas con el OIL (Long, 2018), como la promoción internacional de los DDHH y la democracia (Sikkink, 2014; Saltalamacchia & Urzúa, 2016), su papel fundamental en el derecho internacional (Obregón, 2006; Scarfi, 2021; Becker Lorca, 2014) y su impacto en la emergencia de prácticas multilaterales (Finnemore & Jurkovich, 2014; Ardila, 2017).

Hasta hoy, muchos países latinoamericanos han apostado al orden liberal a través de sus estructuras económicas. Esto hace que tengan mucho que perder ante...

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