Ponencia para primer debate al proyecto de ley 278 de 2010 cámara 081 de 2009 senado - 12 de Mayo de 2010 - Gaceta del Congreso - Legislación - VLEX 451379410

Ponencia para primer debate al proyecto de ley 278 de 2010 cámara 081 de 2009 senado

PONENCIA PARA PRIMER DEBATE AL PROYECTO DE LEY 278 DE 2010 CÁMARA, 081 DE 2009 SENADOpor medio del cual se regula la inclusión de la economía del cuidado en el Sistema de Cuentas Nacionales con el objeto de medir la contribución de la mujer al desarrollo económico y social del país y como herramienta fundamental para la definición e implementación de políticas públicas

Presentación del proyecto

Desde la perspectiva de género, el presente proyecto de ley se proyecta como un aporte fundamental en la construcción del lenguaje y del desarrollo del concepto de equidad de género que de tiempo atrás se procura incluir en el ámbito de lo público, y de manera más específica, en la lógica del funcionamiento y organización de todos los órganos del Estado.

Es significativo que el trámite del proyecto en su tránsito por el Senado de la República haya sido pacífico y haya logrado consolidar unas importantes mayorías en su votación tanto en Comisión Tercera como en Plenaria, aprobación que recoge el consenso unánime de estas instancias sin comentario o voto en contra.

La naturaleza del proyecto, así como su aporte en la construcción de herramientas metodológicas para el fortalecimiento de información pertinente en materia de uso del tiempo, permite que los propósitos del proyecto sean expuestos con toda claridad y, en consecuencia, permite evidenciar la necesidad de reconocer la contribución del trabajo de hogar no remunerado en la productividad del país, trabajo del cual son responsables en su mayoría las mujeres.

De tal manera, que el principal aporte del proyecto está representado en la valoración del trabajo no remunerado y su inclusión del sistema de cuentas nacionales mediante la implementación de la Encuestas de Uso del Tiempo, instrumento que en cabeza del Departamento Nacional de Estadística, DANE, se convierte en un insumo clave para el fortalecimiento de su labor misional y por otro lado en un avance para la medición económica del tiempo que utilizan las personas en diferentes actividades que sin ser propiamente consideradas como productivas, son indispensables en la reproducción de la fuerza laboral y por tanto deben ser referenciadas y cuantificadas dentro del contexto productivo del país.

Contexto del proyecto

Diversos estudios demuestran que las economías de países considerados como desarrollados o de aquellos que se en encuentran en vía de desarrollo, tienen como marcada debilidad una subvaloración de las cuentas nacionales pues estas eluden el aporte económico de las labores del hogar o de aquellas labores sociales y comunitarias de cuidado que son fundamentales en el contexto social pero que carecen de remuneración. Al respecto algunos análisis del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en España plantean: ¿Los economistas que han intentado medir la importancia del sector no mercantil en relación a la actividad económica total, coinciden que, incluso en las economías más avanzadas, este sector contribuye de forma considerable a la producción total¿[1][1].

Es claro que la mujer soporta en su gran mayoría las labores domésticas, esas labores que se realizan al interior del hogar y que tienen por objeto permitir que los demás miembros de una familia tengan una vida productiva. De igual manera, la mujer representa el mayor porcentaje de participación en las labores de cuidado, aquellas que tienen que ver con el cuidado de enfermos, ancianos y niños, y en general las labores sociales y comunitarias.

Conforme con la información arrojada por el Censo del DANE 2005[2][2], tenemos que el 30% de los jefes de hogar son mujeres. En términos de actividad económica, se considera que el número de mujeres inactivas corresponde a 8,59 millones. De este número 5,2 millones se encuentran asumiendo oficios del hogar, es decir, el 60.5% de las mujeres que están en condición de inactivas se ocupan del trabajo doméstico o de cuidado en el país. Esta información, resulta ser un indicador relevante en el peso que pueden tener las actividades de hogar de la población de mujeres inactivas en el mercado laboral, sobre la producción general del país. Las mujeres inactivas económicamente, no son mujeres inactivas en términos productivos y para demostrar este planteamiento cobra vigencia la implementación de la Encuesta de Uso del Tiempo como forma de determinar la cantidad de trabajo no remunerado que se ejerce.

Al respecto, la analista del tema María Eugenia Villamizar en su trabajo titulado Uso y distribución del tiempo de hombres y mujeres en Bogotá: Midiendo la desigualdad, expuso lo siguiente: ¿Debido al envejecimiento poblacional, a la mayor incidencia de enfermedades crónicas y a las reformas de los sistemas de salud y de protección social donde prima la atención ambulatoria a la institucional, existe una demanda creciente de trabajo no remunerado por los miembros del hogar, en especial de las mujeres, lo que repercute directamente en la participación laboral de la mujer. Por sus implicaciones sociales y de política pública se recomienda analizarla de forma independiente a las labores domésticas¿[3][3].

Contexto de la economía del cuidado

El escenario económico después de los noventas, estuvo caracterizado por ajustes estructurales, una retracción del Estado y la mercantilización de la protección social. Existe una ausencia de Política Pública de Cuidado, es decir no hay una asunción por parte del Estado de su responsabilidad en la provisión de protección y cuidado de enfermos, niños, ancianos. No existe una garantía del derecho a ser cuidado y a cuidar. El acceso a estos servicios hace parte de la capacidad económica para adquirirlos en el mercado.

Las políticas asistenciales focalizadas, caracterizadas por los programas de transferencias monetarias condicionadas, son la forma de atender a la población que se encuentra excluida de la protección social por carecer de recursos para adquirirlos en el mercado. Los resultados de estas políticas son bastante discutibles. Al respecto, el mismo creador de estos programas, el economista mexicano Santiago Levy cuestiona 10 años después los logros obtenidos. En su libro ¿Buenas intenciones, malos resultados: política social, informalidad y crecimiento económico¿, el economista del Banco Interamericano de Desarrollo critica los incentivos perversos que las transferencias condicionadas tienen sobre el empleo formal. Existe un desincentivo de la conformación de un mercado laboral sólido, donde puedan insertarse los mismos beneficiarios de estos programas[4][4].

A pesar de la ausencia de diagnósticos o evaluación de impactos que permitan medir en términos de equidad de género, los resultados del programa de transferencias condicionadas en Colombia, denominadas Familias en Acción, es claro que las mujeres beneficiarias de este programa permanecen fuera del mercado laboral y asumen en mayor medida las labores de hogar y de cuidado.

En contexto de crisis económica existe una persistencia de baja tasa de actividad femenina, hay una sobre representación de la mujer en empleos no protegidos caracterizados por la informalidad, empleos asalariados flexibles y trabajo doméstico remunerado y es cuando los servicios de cuidado, que no son prestados por el Estado son asumidos por las mujeres desde sus hogares. El recorte en los servicios de protección a la población, aumenta la predominancia del trabajo de cuidado no remunerado como eje central que sostiene la falta de inversión social.

La importancia de la economía del cuidado tiene que reconocerse en este contexto. Se requiere encuestas de uso del tiempo para medir la dimensión del cuidado que asume la mujer. De aquí se desprenden lineamientos para diseñar políticas que beneficien a este grupo poblacional por ejemplo, estrategias para reducir los tiempos de las mujeres en la economía del cuidado con el objeto de que la mujer tenga tiempo para participar del mercado laboral, o simplemente para que pueda disponer de su tiempo libre.

Finalmente, en el contexto de la economía del cuidado es importante enfatizar el papel que tiene las encuestas de Uso del tiempo, en su medición y posterior valoración, al respecto el estudio de Villamizar menciona: ¿El conocimiento detallado sobre el uso y distribución del tiempo es indispensable para el diseño de política pública que contribuya no sólo a eliminar las desigualdades de género sino al éxito de las políticas macro económicas de eliminación de la pobreza y generación de empleo e ingresos. La escasez de tiempo, como lo han mostrado diferentes estudios, constituye una de las múltiples dimensiones de la pobreza y obstaculiza la...

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