Postscriptum. Colombia entre la paz neoliberal y la paz democrática - Parte III. Democratizar la democracia - Democracia y transformación social - Libros y Revistas - VLEX 857329550

Postscriptum. Colombia entre la paz neoliberal y la paz democrática

AutorBoaventura de Sousa Santos
Cargo del AutorProfesor Catedrático Jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison y Global Legal Scholar de la Universidad de Warwick
Páginas271-296
271
Postscriptum
COLOMBIA ENTRE LA PAZ NEOLIBERAL
Y LA PAZ DEMOCRÁTICA1
En el momento en que escribo (enero de 2017), el proceso de
paz en Colombia entra en período de implementación después
de que la nueva versión del acuerdo entre el Gobierno y las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (farc) fuera
refrendada por el Congreso. Están abiertas también las nego-
ciaciones de paz entre el Gobierno y el Ejército de Liberación
Nacional (eLn). Es un tiempo de oportunidades y bloqueos, de
aspiraciones y frustraciones, un tiempo de esperanza y miedo.
En suma, un caso paradigmático de incertidumbre, que en
la introducción de este libro definí como característica princi-
pal de nuestra época. En este postscriptum hago algunas breves
reflexiones, todas centradas en las relaciones entre la democra-
cia y la paz, y en el modo como los desarrollos del posacuerdo
pueden contribuir a democratizar la sociedad colombiana.
1 Traducido del portugués por Jineth Ardila.
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democracia y condiciones de La democracia
Las teorías de la democracia hasta los años ochenta eran uná-
nimes al considerar que no era posible la democracia sin las
condiciones sociales, económicas e institucionales que la hicie-
ran posible. Entre tales condiciones se hablaba de la relación
campo-ciudad, de la reforma agraria, de la presencia de las
clases medias, de la alfabetización, etc. La ausencia de esas
condiciones explicaba que tan pocos países del mundo tuvieran
regímenes democráticos. Alrededor de esa fecha ocurrió una
auténtica revolución en la teoría democrática, una revolución
que, sin embargo, casi no fue percibida. A partir de entonces se
invirtió la ecuación y se llegó a considerar que en lugar de que
la democracia dependiera de condiciones, la democracia era
la condición para todo lo demás. Y así el Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional pasaron a incluir la existencia
de regímenes democráticos como una condición para la ayuda
para el desarrollo.
Cuarenta años después y observando la situación de las de-
mocracias realmente existentes en el mundo hoy, tanto en los
países más desarrollados como en los restantes, que continúan
siendo la gran mayoría, es fácil llegar a la conclusión de que
dicha revolución fue mucho menos benéfica de lo que en ese
momento se pensaba. Aquella pretendía promover democracias
de baja intensidad, basadas en criterios mínimos de pluralismo
político y con tendencia a estar vaciadas de contenido social, esto
es, de los derechos económicos y sociales y de las instituciones
del Estado que antes aseguraban los servicios públicos en las
áreas de la salud, educación y seguridad social. La democracia
fue así promovida por ser la forma más legítima de gobierno
débil, que más dócilmente aceptaría la ortodoxia neoliberal
de la liberalización de los mercados, de las privatizaciones,
del fin de la tributación progresiva, de la promiscuidad entre
élites políticas y económicas; en fin, un gobierno al servicio de
la globalización neoliberal.

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