Preguntas del desarraigo en torno al desplazamiento forzado - Hacia una sociología del desarraigo - Articulaciones del desarraigo en América Latina. El drama de los sin hogar y sin mundo - Libros y Revistas - VLEX 850284704

Preguntas del desarraigo en torno al desplazamiento forzado

AutorWooldy Edson Louidor
Páginas183-221
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Preguntas del desarraigo
en torno al desplazamiento
forzado
El desarraigo ubica al desarraigado en una zona de
conuencia entre la vivencia tensionada del pasado
que ya no es y del futuro que aún no es, entre el aquí
y el allá, entre un mundo propio que se va o se fue y
otro mundo ajeno (y lleno de ajenidades) que llega.
Esta ambivalencia, resultado de haber sido arrojado al
no lugar (lo extraterritorial en el sentido utilizado por
Bauman y al tiempo suspendido), exige que se tome
en cuenta el desarraigo como experiencia subjetiva
fundamental, a la hora de pensar en políticas públi-
cas para esta población (principalmente, los migrantes
forzados). El desarraigo nos pone frente a sujetos (indi-
viduos, familias, colectividades), inmersos o atrapados
en ambivalencia(s).
En Colombia, los resultados de algunas investigacio-
nes empíricas sobre los desplazados forzados internos
(o víctimas de desplazamiento forzado) no han dejado
Articulaciones del desarraigo en América Latina
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de señalar, en primer lugar, que el desarraigo marca
las condiciones de la gran mayoría de las víctimas, no
solo las víctimas contempladas en la Ley 1448 de
2011, sino también “las personas afectadas por la
delincuencia común”, “los familiares de la guerrilla y
grupos paramilitares vulnerados en sus derechos por
el accionar de esos mismos grupos”1.
En su investigación sobre la opinión de las víctimas
colombianas en torno a la reparación, realizada por
Angelika Rettberg, la autora recalcó que “las víctimas
son vulnerables de múltiples maneras, por asuntos de po-
breza y de género, pero también por su estado de desarrai go
y por un temor constante”2. El haber sido víctimas de las
violaciones de derechos humanos (masacres, desaparicio-
nes, etc.) que ocasionan daños irreparables es un primer
hecho, al que se suma otro no menos grave: el haber
sido forzados a abandonar su hogar en el caso de muchas
víctimas, con todo lo que implica (principalmente, lo
que Bourdieu llama el “n de un mundo”).
Por ejemplo, los desplazados forzados internos (a la di-
ferencia de los “migrantes económicos”) viven de otra ma-
nera su experiencia migratoria en los lugares de llegada,
afrontando el pasado y el futuro (la vivencia del tiempo
y el espacio, en general) con cierta ambivalencia, en la
que por ejemplo tienen la nostalgia de su tierra y quieren
volver allá, pero también tienen miedo de retornar por-
que la misma idea del retorno les recuerda la violencia que
les obligó a huir. Por eso, sus expectativas con respecto
al futuro (y a las medidas de reparación, restitución,
1 Carlos Mario Peña Díaz, Reparación integral. Consideraciones críticas
(Bogotá: Veramar, 2011), 21.
2 Angelika Rettberg, Reparación en Colombia. ¿Qué quieren las víctimas?
(Bogotá: Panamericana, 2008), 102.
Hacia una sociología del desarraigo
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etc.) son también muy diferentes, fundamentalmente
marcadas por la ambivalencia de su misma condición
de desarraigados. Meertens, citado por Wabgou, describe
esta ambivalencia de la siguiente manera:
En su conjunto, los sentimientos de desarraigo violento
se expresan en dos direcciones, con respecto al futuro y
con respecto al pasado. Los desplazados por violencia no
tuvieron la intención de migrar, el nuevo lugar no guarda
relación con sus perspectivas de futuro. Estas son más bien
inciertas y atravesadas por los anhelos no-realistas de retor-
nar, las búsquedas de reubicación, o la resignación a un medio
urbano no escogido libremente. En cuanto al pasado, los
desplazados tienen una memoria perturbada por los hechos de
violencia. Comparten con los inmigrantes económicos muchas
nostalgias, pero estas se han vuelto más abstractas y lejanas
en el tiempo. El “antes” ya no era tan idílico cuando tuvo
que salir, ya estaba “dañado” por la guerra, manchado por la
sangre de vecinos y familiares. La memoria parte constitu-
tiva de su identidad social, se volvió traumática y el pasado
muchas veces innombrable.3
Incertidumbre de sus perspectivas de futuro, relación
traumática con el pasado, dudas sobre las expectativas
de retorno, memoria perturbada por la violencia… son
algunos rostros de la ambivalencia de su desarraigo.
Situación que afecta principalmente su capacidad
de decisión y elección (y por lo tanto el principio de
voluntariedad) en cuanto a su retorno y reubicación,
y obliga a tomar en consideración no solo las condi-
ciones objetivas (políticas, jurídicas, institucionales, de
seguridad, etc.), sino también las condiciones subjetivas
3 Maguemati Wabgou, Voces de la población afrocolombiana en la locali-
dad de Kennedy (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2009), 139.

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