Prevención del abandono escolar temprano. Aportaciones desde el Trabajo Social. - Núm. 27, Enero 2019 - Prospectiva - Libros y Revistas - VLEX 766181461

Prevención del abandono escolar temprano. Aportaciones desde el Trabajo Social.

AutorRuiz-Mosquera, Ana Cristina

Prevention of Early School Leaving. Contributions from Social Work

Sumario: 1. Introducción; 2. Metodología; 3. Resultados; 4. Discusión; 5. Conclusiones; 6. Referencias bibliográficas.

  1. Introducción

    El abandono escolar temprano (EAT) está protagonizado por la población de 18 a 24 años que, pudiendo haber completado la educación obligatoria, no sigue ninguna formación específica posterior y se desvincula del sistema educativo, lo que repercute de forma directa en su desarrollo personal y social. Ante dicha realidad, con este artículo queremos revalorizar la figura del trabajador social en el ámbito educativo, haciendo visible su función dentro de los equipos interdisciplinares que actúan en los centros escolares y sus actuaciones específicas para la prevención del AET.

    Una de las principales preocupaciones de las políticas educativas a escala mundial es el AET (Przybylski, 2014). En su proyección europea, se presenta como prioridad central de la Estrategia de Educación y Formación 2020 (Consejo de la Unión Europea, 2009) con la que se espera reducir a un máximo del 10% el porcentaje de jóvenes que abandonan prematuramente los sistemas educativos. En el caso español (contexto en el que se realiza este estudio) el porcentaje de AET ha ido disminuyendo en los últimos años pero se hace patente que el sistema educativo no es capaz de absorber y modificar las distintas problemáticas que dificultan la consecución de los objetivos que se plantean desde la institución escolar (Roselló, 1998). Prueba de ello es que a finales del año 2016 el porcentaje de AET se mantenía en un 19,4%, cifra superior al objetivo marcado por la Estrategia Europea para el 2020 que se traduce en una importante cantidad de jóvenes desvinculados del sistema educativo.

    Previo al abandono, los jóvenes escolares suelen presentar indicadores asociados a problemáticas de disciplina en los centros, al absentismo o al fracaso escolar (Sánchez, 2016). De hecho, el abandono escolar precoz es un paso más en una trayectoria de "desenganche" progresivo de la institución escolar (González-González, 2006). De esta forma, ante el AET es posible identificar determinados factores que lo favorecen, tanto relacionados con las características personales de los estudiantes, como con las circunstancias sociales que lo rodean. En general, los jóvenes con AET presentan falta de motivación por su desarrollo personal y social, desconocimiento sobre el futuro y desinterés por continuar formándose de una forma más específica (Sánchez, 2016). Respecto al género, existe el doble de probabilidad de que los niños abandonen la educación con muy baja o con ninguna titulación si lo comparamos con las niñas, confirmando que el abandono prematuro tiene más incidencia en los alumnos que entre las alumnas (Traag y Van der Velden, 2011). También inciden otras causas de tipo sociocultural, como la pérdida de valor de los estudios ante la no garantía de un puesto de trabajo en el futuro ni una adecuada posición en la sociedad (Comisión Europea/EACEA/Eurydice/Cedefop, 2014). Las condiciones del mercado laboral pueden afectar claramente a la decisión de los jóvenes de abandonar sus estudios, como factor "incentivador" o "disuasorio" del proceso. En los años previos a la crisis económica iniciada en el 2008, pudimos observar cómo grandes oportunidades de empleo de baja cualificación (como el turismo o la construcción) motivaba a los jóvenes a abandonar la educación de forma prematura para mejorar la situación económica de su familia o para poder ser más independientes.

    La relación entre inestabilidad y/o precariedad laboral y el grado de implicación del entorno con el centro escolar es evidente (Pelegrí-Viaña, Mata-Romeu y Juliá-Tarveira, 2016), mostrándose como otro factor a tener en cuenta en el AET, la convivencia con desigualdades, es decir, los jóvenes que se desarrollan en entornos socioeconómicos y culturales desfavorecidos o que parten de otra cultura, idioma y características. Estos jóvenes encuentran dificultades añadidas para obtener éxito dentro del sistema educativo. Según indica el Parlamento Europeo (2011) en su informe Reducing Early School Leaving in Europe las mayores tasas de abandono escolar temprano las presenta la juventud inmigrante y el riesgo de protagonizar este proceso es especialmente alto en algunas minorías étnicas.

    De forma central, la familia reúne gran parte de factores relacionados con el abandono escolar temprano (Comisión Europea/EACEA/Eurydice/ Cedefop, 2014). Es el primer agente de socialización de las personas, por lo que su influencia directa en la transformación educativa del individuo es fundamental. En el ámbito familiar se generan pautas culturales, se forjan actitudes y se fomenta la adquisición de hábitos fundamentales. Numerosos estudios han puesto de manifiesto que en la medida en la que los padres y las madres tienen menos nivel de estudios y profesiones menos cualificadas, el rendimiento de sus hijos es inferior (Martínez-Gutiérrez y Niemela, 2010). A su vez, factores como la inestabilidad o el modo de vida familiar, la monoparentalidad, las malas condiciones de vida, la salud física y mental y la violencia doméstica pueden aumentar las probabilidades de abandono prematuro de los estudios (Parlamento Europeo, 2011). Otros factores relacionados con la familia, como las relaciones entre los padres y el hijo o hija también pueden desempeñar un papel importante. Más grave aún resulta la falta de interés por los estudios de sus hijos, de implicación en el desarrollo de la vida escolar, de apoyo durante el proceso y de compromiso familiar (Comisión Europea, 2013). Todas estas situaciones influyen de forma directa en la motivación e interés que los individuos puedan desarrollar para continuar su formación específica una vez que ésta deja de ser obligatoria.

    Por último, es necesario destacar otras causas que se generan y se relacionan con el propio sistema educativo. Son factores derivados fundamentalmente de la falta de coordinación docente y de trabajo en equipo entre quienes tienen relación directa con los estudiantes o de la ausencia de tutorización efectiva, personalizada e individualizada atendiendo a las características de cada estudiante. El currículum y las metodologías empleadas también juegan un papel crucial, al ser en ocasiones alejadas de los intereses y necesidades de los alumnos y obsoletas en su implementación. Por último, acciones como la repetición de curso, la segregación socioeconómica de los centros educativos y la diferenciación precoz de itinerarios, son a su vez factores causales en el incremento de los porcentajes de abandono escolar temprano (Comisión Europea/EACEA/ Eurydice/Cedefop, 2014). Junto a estos factores, van a ser de igual forma determinantes en el desarrollo del AET las percepciones y prácticas del profesorado y de otros profesionales implicados y el tipo de orientación ofrecida a los estudiantes (García-Gracia, 2005).

    Ante esta realidad, es fundamental el desarrollo de estrategias de intervención socioeducativas en los centros escolares que sean capaces de detectar y abordar las causas previas al abandono escolar temprano, elevando y cualificando el nivel de formación de los jóvenes más allá de la escolarización obligatoria. La función de los centros educativos pasa por acompañar al menor y a su familia en muchos de los avatares que suceden en torno a la educación y socialización (Juliá-Tarveira, Mata-Romeu y Pelegrí-Viaña, 2016) siendo los profesionales de lo social los encargados de diseñar estrategias durante el proceso de acompañamiento.

    En estas estrategias, el Trabajo Social encuentra espacios de actuación propios, al poder intervenir sobre los factores que promueven el AET, identificando circunstancias personales, familiares o comunitarias que inciden en ello y desarrollando mecanismos para su evaluación y prevención. Se trata de profesionales que vienen a cubrir lagunas existentes en el propio sistema educativo tanto en su desarrollo como en su acción preventiva (Roselló, 1998).

    Sin embargo, lo cierto es que en la actualidad en el contexto educativo, la figura de los trabajadores...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR