Producción no mercantil en la economía capitalista - Heterogeneidad estructural en la ciudad latinoamericana - Libros y Revistas - VLEX 911527381

Producción no mercantil en la economía capitalista

AutorSamuel Jaramillo González
Páginas161-218
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Producción de bienes y servicios de forma no mercantil
En sociedades concretas, en las cuales las relaciones capitalistas son las
dominantes, existe una cantidad considerable de bienes y servicios que
no están organizados estrictamente en forma capitalista. En el capítu-
lo anterior examiné aquellas actividades productivas que aun siendo
mercantiles no tienen las características denitorias del capitalismo: los
agentes no buscan la acumulación. La hipótesis que planteo es que este
tipo de acciones productivas, que son clasicadas como “informales” por
la economía ortodoxa, responden básicamente a la categoría de agentes
mercantiles simples. Sin embargo, cuando se habla de “informalidad”,
de “marginalidad”, incluso de “economía popular” se incluyen también
otras actividades que no solo no son capitalistas, sino que tampoco pasan
por el mercado. Sus productos no circulan de manera mercantil y, de
hecho, la lógica de su provisión es el autosuministro. En nuestro medio
hay una manifestación de este fenómeno de gran relevancia y que en
buena parte ha estado en el centro de la discusión sobre la urbanización
latinoamericana: la autoconstrucción de vivienda. En las principales
* Una versión preliminar de este t exto apareció en Documentos CEDE, Univer sidad de
los Andes, Bogotá, 2018.
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ciudades latinoamericanas, una proporción muy elevada de las viviendas,
la mayoría correspondiente a capas populares, no se produce de forma
mercantil, sino que la construyen los propios pobladores. En principio,
no se produce para el mercado, y estos grupos acceden al valor de uso
del alojamiento proveyéndoselo ellos mismos. En las grandes urbes este
fenómeno ha involucrado a más de la mitad de las viviendas producidas,
y a pesar de que ha tenido uctuaciones, algunas de las mediciones
recientes revelan cifras similares a las de hace medio siglo.
Como se ha dicho, varias tradiciones teóricas en la región, incluyendo
el marxismo, han estudiado desde hace tiempo este fenómeno, y más
especícamente ha sido objeto de las elaboraciones sobre la coexistencia
de formas de producción del hábitat, en las cuales nos apoyamos. Lo
pertinente para nosotros, entonces, en este texto tiene un sentido preciso:
articular la reexión acerca de este fenómeno especíco, el de la enorme
proliferación de la autoconstrucción de vivienda en nuestros países, a
la interpretación más general sobre los determinantes de la persisten-
cia de actividades no mercantiles en la sociedad capitalista. Es lo que
intentaré hacer, y recurriré a las mismas categorías que he utilizado en
el tratamiento de la pervivencia de productores mercantiles simples.
El abordaje de este asunto en este plano más general tiene para
nosotros una ventaja: permite analizar otros casos de actividades no
mercantiles en el capitalismo que tienen una importancia comparable
a la de la autoconstrucción de vivienda, o incluso mayor. Una de estas
variantes, muy notable, es la del trabajo doméstico: actividades articu-
ladas a la reproducción de la fuerza de trabajo, pero que en general son
desarrolladas por los hogares movilizando trabajo no mercantil. Esto ha
evolucionado con el desarrollo del capitalismo con impactos muy perti-
nentes en el costo de reproducción de la fuerza de trabajo y en la división
del trabajo de acuerdo con el género de los individuos involucrados.
En los países de desarrollo capitalista tardío, existen con frecuencia
bolsones de producción campesina que se reproducen básicamente por
autosubsistencia y que solo llevan al mercado cantidades margina les de
productos para obtener bienes de consumo complementario.
Otro caso, que está apenas en desarrollo pero que en apariencia se
acentúa, es la tendencia creciente, por parte de los productores capitalis-
tas de bienes y servicios, a desplazar hacia los consumidores tareas que
estos deben desarrollar utilizando su propia fuerza de trabajo de manera
no mercantil. Su peso no es insignicante y al parecer está creciendo de
manera considerable.
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163PRODUCC IÓN NO MERC ANT IL E N LA EC ONOM ÍA CA PITA LIS TA
La reflexión de Adam Smith
Autosumi nistro y mercado
Para analizar este asunto en el plano general recurrimos en principio a
la obra de Adam Smith (1776/1958), quien se ocupó de esta relación entre
actividades mercantiles y no mercantiles, en el marco de su versión de
la teoría del valor trabajo. Recordemos que en su obra se pueden distin-
guir tres estadios que, para él, marcan el desenvolvimiento social que
conduce a la economía moderna, es decir, al capitalismo.
El primer estadio sería una sociedad de individuos aislados que
producen solamente para sí mismos. Todo lo que consumen lo producen
ellos mismos. No se acude al mercado. Por eso, en los términos de Smith,
parece lícito denominar a esto economía premercantil.
Una segunda etapa consistiría en lo que conocemos hoy como eco-
nomía mercantil simple: los agentes producen para el mercado, pero de
manera directa, sin contratar a nadie. Se especializan en producir una
o unas pocas mercancías, las cuales venden en el mercado, y con el va-
lor obtenido por ellas, en forma dineraria, compran en el mercado los
bienes que ellos consumen nalmente y que son producidos por otros
agentes mercantiles.
Un tercer estadio lo constituiría propiamente la sociedad capitalista.
Los bienes son producidos de manera mercantil por parte de inversionis-
tas capitalistas que compran insumos, materias primas e instrumentos y
alquilan fuerza de trabajo asalariado, además de coordinar la producción
de bienes que son vendidos en el mercado. El objetivo central de este
agente es obtener una ganancia y acumular capital. Esto lo hace a través
del dispositivo del mercado de trabajo, en el cual el empresario puede
capturar una parte del valor producido por los trabajadores. Esta porción
es lo que denominamos excedente, que es la base de la ganancia del capi-
talista, y resulta del hecho de que los trabajadores pueden subsistir como
tales consumiendo solo una parte de lo que producen. Las condiciones de
debilidad relativa de los trabajadores con respecto a los empresarios, y la
propiedad que estos últimos tienen sobre las condiciones de producción,
permiten esta transferencia. Smith advierte este fenómeno asimétrico,
pero lo justica por el papel activo del empresario en la organización
de la producción, y también como una compensación por una eventual
abstinencia del capitalista que ha refrenado su consumo en el pasado
para amasar el valor que opera como su capital.
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