Profesor Álvaro Vargas
| Páginas | 187-196 |
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Entrevista
ISSN: 2027-1743 / 2500-526x [En línea], enero-junio de 2016
PROFESOR ÁLVARO VARGAS
CDP: Profesor, por favor cuéntenos acerca de su formación y
trayectoria académicas.
Prof. Álvaro Vargas: Mi carrera docente comenzó en el año de
1979, cuando, desempeñándome como Fiscal del Juzgado Octavo
Superior de Medellín, acepté la invitación del Profesor Alfonso
Ortiz Rodríguez a impartir un curso de Derecho Procesal Penal
en la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín, institu-
ción ésta donde –unos cuantos años atrás– me había recibido como
Doctor en Derecho. A partir de ese momento (yo diría que por
puro azar), he tenido, pues, que habérmelas, en forma simultánea,
tanto con el Derecho Penal, en cuanto escenario de mi práctica pro-
fesional, como con el Derecho Procesal Penal, área ésta dentro de
la cual se produjo mi primer acercamiento al mundo académico.
Con el paso de los años, al cultivo de estas dos disciplinas se
fueron agregando, tanto el de la Teoría General de la Prueba (al
principio como respuesta a las demandas propias del ejercicio pro-
fesional), como el de la Teoría General del Proceso (fruto de un
concienzudo esfuerzo por explorar cada vez más el universo de lo
procesal), al punto de que, en el año de 1996, la Facultad de Dere-
nómina profesoral me había integrado desde hacía varios años)
Para entonces, ya mi ciclo docente con la Universidad de
Medellín (de cuya Facultad de Derecho había llegado a ser decano
en el año de 1988), había concluido por mi propia voluntad, pero
–casi al unísono– me habían abierto generosamente sus puertas
(¡sin yo haberlas tocado jamás!) las facultades de derecho de
las Universidades Autónoma Latinoamericana (donde impartí
lecciones de Teoría General del Proceso entre los años de 1987 y
apuntaban en la línea del Derecho Procesal Penal.
A esta última casa de estudios estuve ininterrumpidamente vin-
culado entre los años de 1988 y 2001, cuando, tras más de 20 años
de intensa actividad académica (que –además de los cursos de
pregrado y de la publicación de libros y artículos en revistas espe-
cializadas– incluía la participación en programas de posgrado de
diferentes universidades y la intervención como ponente en dis-
tintos congresos y seminarios de carácter nacional e internacional),
decidí liberarme, por algún tiempo, de las gratas pero extenuantes
obligaciones docentes, para dedicarme por completo al ejercicio de
mi profesión en el área penal.
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