El pueblo como poder constituido: democracia participativa y separación de poderes en Colombia - El cambio constitucional desde la teoría política - Poder constituyente a debate: perspectivas desde América Latina - Libros y Revistas - VLEX 845695846

El pueblo como poder constituido: democracia participativa y separación de poderes en Colombia

AutorNicolás Figueroa García-Herreros
Páginas117-168
CAPÍTULO 3
EL PUEBLO COMO PODER CONSTITUIDO:
DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y
SEPARACIÓN DE PODERES EN COLOMBIA*
Nicolás Figueroa García-Herreros
Introducción
La refrendación en el Congreso de la República de los Acuerdos
de Paz entre el Estado colombiano y las , después de que estos
fueran rechazados por la ciudadanía en el plebiscito del 2016, sacó a
la luz algo que ya era evidente desde un tiempo atrás: la división de la
sociedad colombiana en dos bandos opuestos respecto a la pregunta
sobre cuál es el lugar que debe ocupar el pueblo en el contexto de la
democracia participativa establecida por la Constitución de 1991. El
primero de estos grupos, compuesto por los sectores políticos reuni-
dos bajo el liderazgo del expresidente Álvaro Uribe, ha venido mani-
festando su frustración ante lo que considera una burla a la voluntad
del pueblo por parte de los poderes constituidos:
El Gobierno del Presidente Santos desconoció el mandato popular y
soberano del pueblo colombiano y en una jugada maquiavélica hizo
raticar un Acuerdo ilegítimo por parte del Congreso con la avenen-
cia de la Corte Constitucional. Prerieron privilegiar a las  que
respetar la decisión del constituyente primario, quebrantando así la
conanza y esencia de la democracia, el voto popular1.
* Para citar este artículo: http://dx.doi.org/10.15425/2017.321
1 Diego Molano, “Hace un año Colombia dijo no”. Kienyke (3 de octubre del 2017).
Este primer grupo, al cual quizás sea posible referirse como el ban-
do soberanista, sostiene una concepción del pueblo en la que se mez-
clan elementos de las tradiciones revolucionaria y populista. Asume
que todo pronunciamiento del pueblo mediante los mecanismos de
participación ciudadana se debe entender como expresión de un po-
der constituyente que opera de manera libre frente a cualquier res-
tricción de tipo jurídico o institucional. El único criterio que se debe
tener en cuenta para legitimar sus decisiones sería el que deriva de la
regla de mayorías. Para este sector de la sociedad colombiana, el pue-
blo es siempre un poder soberano que gravita por encima del orden
constitucional que él mismo ha creado: impone las condiciones para
el actuar de los poderes constituidos, mientras que sus actuaciones no
son susceptibles de control alguno.
Esta concepción del pueblo, sin embargo, no es la única posible.
La Corte Constitucional ha desarrollado una jurisprudencia bastante
más compleja sobre la materia, en la cual se distingue entre el pueblo
como poder constituyente y el pueblo como poder constituido, aun-
que no siempre de manera explícita. Según la jurisprudencia de la
Corte, cuando el pueblo se expresa mediante los mecanismos de parti-
cipación ciudadana lo hace en su condición de poder constituido. La
participación ciudadana no escapa a la lógica limitante del constitucio-
nalismo moderno. Por el contrario, la ciudadanía queda sometida a las
mismas exigencias que el principio de separación de poderes impone
a los poderes constituidos. La única excepción que la Corte reconoce
a esta regla se refiere a aquellas situaciones en las que la ciudadanía ac-
túa a través del mecanismo de la Asamblea Constituyente: solo por esta
vía es posible decir que el pueblo soberano ejerce su poder constitu-
yente, frente al cual la Constitución deberá ceder. Así, la Corte ha asu-
mido una posición de liderazgo en un bando constitucionalista para el
cual la existencia de poderes concentrados e ilimitados es contraria al
proyecto de construcción de una democracia pluralista, incluyente y
respetuosa de los derechos fundamentales.
¿Cuál de estas dos concepciones del pueblo se ajusta mejor a
las exigencias de la democracia participativa? ¿Cuál es el origen de
esta tensión en la sociedad colombiana? ¿Es necesario someter la
PODER CON STITUYE NTE A DEBATE: P ERSPECT IVAS DESDE A MÉRICA LATIN A
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participación ciudadana a las exigencias del constitucionalismo mo-
derno o, por el contrario, es este un uso ilegítimo del derecho cons-
titucional dirigido a neutralizar el principio de la soberanía popular?
En este escrito se busca responder a estas preguntas en dos etapas.
En primer lugar, se ofrece un recorrido por la historia de la doctri-
na de la separación de poderes, con el fin de identificar cuál es el
lugar que se le ha asignado al pueblo en el contexto de los regíme-
nes políticos que hoy conocemos como democracias constitucionales.
Después, el escrito se moverá a una segunda etapa, dedicada al análi-
sis de la democracia participativa en Colombia. Esto se hará mediante
una descripción detallada de la tensión entre los bandos soberanista
y constitucionalista2, la cual se ha hecho evidente en tres momentos
particulares: el referendo “contra la corrupción y la politiquería” im-
pulsado por Álvaro Uribe durante su primer gobierno; la oposición
de la Corte Constitucional al referendo convocado por el Congreso
para permitir una segunda reelección presidencial en el 2010; y, por
último, el proceso de refrendación popular de los Acuerdos de Paz
que tuvo lugar durante el segundo periodo del Gobierno de Santos.
Finalmente, se ofrecen unas breves conclusiones.
El lugar del pueblo en la doctrina sobre la separación
de poderes
En la historia de la doctrina sobre la separación de poderes, el
pueblo ha sido relegado a un rincón oscuro del cual solo emerge en
situaciones excepcionales. Esto ha sido así no solo en las formulacio-
nes clásicas de Locke y Montesquieu. Los teóricos de las grandes re-
voluciones democráticas del siglo , como Madison y Sieyès, no
trataron de forma muy distinta al pueblo, mientras que los críticos de
los regímenes totalitarios del siglo  hicieron lo mismo en respuesta
2 Esta distinción debe entenderse como una categoría analítica que no pretende
explicar la totalidad de la realidad política en Colombia. Los actores políticos se mueven
con fluidez entre estos dos bandos en razón de sus objetivos y del contexto en el que los
persiguen. Aun así, esta distinción sigue siendo útil para identificar las ideas que estruc-
turan los imaginarios políticos de importantes sectores de la sociedad colombiana y la
manera en que estos influyen sobre sus formas de acción política.
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