¿Puede ser la mediación una vía de escape? El peligro del 'parasitismo' y la necesidad de enfrentarlo - Tercera parte. ¿Hay vías de escape al derecho penal hoy? Reflexiones urgentes - ¿Reformar o abolir el sistema penal? - Libros y Revistas - VLEX 857250528

¿Puede ser la mediación una vía de escape? El peligro del 'parasitismo' y la necesidad de enfrentarlo

AutorDiana María Restrepo Rodríguez
Cargo del AutorAbogada de la Universidad de Antioquia; especialista en Derecho Penal de la Universidad EAFIT
Páginas225-255
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¿PUEDE SER LA MEDIACIÓN
UNA VÍA DE ESCAPE?
El peligro del “parasitismo”
y la necesidad de enfrentarlo*
Diana María Restrepo Rodríguez**
¿Hasta cuándo vamos a tolerar que se rían así de
nosotros. Los mismos sinvergüenzas que nos dicen que el
sistema penal sirve para algo. Que la cárcel es humana.
Que el Estado debe moralizarnos —pues su condición
impoluta y sacramental lo hace idóneo para ello—.
* Este texto tiene origen en aquel elaborado como base para la ponencia, del
mismo nombre que este escrito, presentada el 24 de noviembre de 2012, en
las I Jornadas sobre Derecho Penitenciario: ¿Reformar o abolir?, Tercera se-
sión: Actores y estrategias para enfrentar la administración del dolor, llevadas
a cabo en la Universidad de Antioquia por parte del Colectivo Abolicionista
Contra el Castigo (www.contraelcastigo.wordpress.com), y hace parte de las
investigaciones adelantadas dentro del Semillero de Investigación Interuni-
versitario de Abolicionismo Penal (Universidad de Antioquia, Universidad
EAFIT y Universidad Autónoma Latinoamericana) y de la línea de investi-
gación Criminología, política criminal, derecho penal: enfoques críticos; del
Grupo Derecho y Sociedad de la Universidad de Antioquia, UdeA.
** Abogada de la Universidad de Antioquia; especialista en Derecho Penal de la
Universidad EAFIT; doctora europea de la Universitá degli Studi di Modena
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dia na m arí a re str epo rod ríg uez
Que la lógica de premios y castigos es el pilar de cualquier
sociedad que se pretenda civilizada. Los mismos que
fantasean en sus reuniones en Ginebra, con que todos
los que pensamos diferente en algún momento nos
quedemos mudos y no podamos comunicar ni un solo
mensaje “subversivo”. Los mismos que desde hace más de
quinientos años tratan a Cristóbal Colón como a un héroe
y a los autores de Machupicchu, Chichén Itzá o el Popol
Vuh como mártires de segunda, que murieron para que
hoy todos seamos felices al “estilo europeo”?
Ávila y Postay (2012, p. 57)
1. introducción: de dónde se parte y a dónde
se quiere llegar
El punto de partida de este texto es muy claro y no pretende
ocultarse. Se parte del convencimiento como idea y el com-
promiso como militancia, del abolicionismo penal en su más
amplia expresión: la de la abolición de la cultura del castigo.1
De esto se podría decir mucho, pero no es el objeto que ahora
nos ocupa, por lo que simplemente presentaré las siguientes
palabras de Guagliardo para explicarme:
Ser abolicionista es simplemente estar convencido de la imposibi-
lidad de reforma del sistema penal. No podrá ser un extremista en
el ámbito político porque quiere hacer todo lo que sea posible en el
presente para que haya menos cárceles y tribunales de conciencia.
e Reggio Emilia (Italia); docente de tiempo completo de la Facultad de De-
recho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia, UdeA, calle 70
n.º 52-21, Medellín (Colombia); coordinadora en la UdeA del Semillero de
Abolicionismo Penal.
1 Se hace referencia al planteamiento elaborado por Guagliardo, desarrollado
y denominado así en el texto de Francés Lecumberri y Restrepo Rodríguez
(2013).
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