El rastro de la Unión Soviética que todavía ‘vive’ en Colombia - 7 de Julio de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 845853757

El rastro de la Unión Soviética que todavía ‘vive’ en Colombia

MARIANA GUERRERo - ESCUELA DE PERIODISMO MULTIMEDIA EL TIEMPOPersecuciones, allanamientos a medianoche y el rastreo de un tinte político de izquierda. Todo ocurría a mediados de los años 70 en Colombia en un pequeño barrio a las afueras de Bogotá. Pablo Neruda está ubicado en el municipio de Sibaté, Cundinamarca. Allí se concentró la latente antipatía que parte de Occidente expresaba entonces hacia el comunismo. Su nombre, en honor al poeta chileno de izquierda y de convicciones revolucionarias. Su pecado, tal vez, haber sido construido con dineros de la extinta Unión Soviética. Esto y albergar algunos militantes del comunismo. Entre sus calles se materializó una historia de odios contra las ideas que en el momento se acompañaban con palabras como ‘guerrillero’ y ‘revolucionario’. Recursos comunistas El barrio Pablo Neruda nació en noviembre de 1971. La Central Nacional Provivienda, una entidad sin ánimo de lucro, ayudaba a las personas de bajos recursos de la época a conseguir vivienda. Sus dirigentes se declaraban "orgullosamente comunistas". La entidad ya había fundado otros barrios en Bogotá como Policarpa Salavarrieta y el Porvenir. La Unión Soviética enviaba recursos al entonces fortalecido Partido Comunista de Colombia, a través del Consejo de Ayuda Mutua Económica (Comecon). En esta organización se buscaba llegar a diferentes lugares del mundo para instaurar una resistencia económica, reflejo de la guerra que se disputaba contra el capitalismo. La Central se encargaba de gestionar los recursos y comprar los lotes para los barrios. Rogelio Montero, líder fundador de Pablo Neruda, recuerda que la organización llegó a establecer 283 barrios en todo el país. Algunos fueron tomados a la fuerza y llamados barrios de invasión. Tras ser ocupados, "empezó la represión hacia los dirigentes, empezaron a encarcelarlos, a otros los desaparecieron", cuenta Montero. Edificación en comunidad El barrio se hizo a pulso. El terreno lo compraron en 150.000 pesos con la ayuda de Mario Upegui, fundador de la Central y concejal de Bogotá en ese momento. Como lo recuerda Montero, a estos terrenos llegaban las personas sin hogar que tenían que andar "de aquí para allá, con la cobija al hombro" por la capital. Los primeros habitantes vivían en casas con paredes hechas en paroi, una tela negra delgada que se usa en construcciones y que poco protegía del frío y la lluvia. No tenían acueducto, entonces el agua era almacenada en aljibes, hechos para conservar...

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