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El estado regulador y la misión currie en Colombia

AutorMiguel Malagón Pinzón
Páginas309-334
EL ESTADO REGULADOR Y
LA MISIÓN CURRIE EN COLOMBIA
Miguel
maLagón pinzón
*
introducción histórica aL estado reguLador
Para hablar del Estado regulador en Colombia es necesario comenzar por los an-
tecedentes y los primeros intentos de su implementación. Nuestro país, como
buen heredero de la tradición hispánica, tiene una importante historia de la regu-
lación dentro de la cual encontramos la figura colonial de los intendentes y supe-
rintendentes. El origen de los intendentes es francés1, aunque sus labores tienen
antecedentes en la misma península2 que se remontan a la instauración de los
superintendentes3, en concreto, a los de la Real Hacienda a fines del siglo
xvii
4.
Para ser más específicos, en nuestro país hubo superintendentes de Hacienda
desde el siglo
xviii
. Para la muestra la inscripción en la Casa de la Moneda de la
antigua Bogotá, donde dice:
Reinando Don Fernando
vi
5 el Justo se incorporó en su real dominio, redificó, am-
plió y acabó esta casa en el año de 1756, siendo virrei el excelentísimo señor Don
Joseph Solís Folch de Cardona6 y primer superintendente el señor Don Miguel de
Santistevan7.
* Abogado y doctor en Ciencia Política y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
Profesor asociado de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes.
1 Pilar García Trobat y Jorge Correa Ballester, “Centralismo y administración: los intendentes bor-
bónicos en España”, en Quaderni fiorentini per la storia del pensiero giuridico moderno, vol. 26, n.º 1
(1997), p. 21. En el mismo sentido véase Henry Kamen, “El establecimiento de los intendentes
en la administración española”, en Hispania: Revista Española de Historia, n.º 95 (1964), pp. 368-395.
2 Horst Pietschmann, “Antecedentes españoles e hispanoamericanos de las intendencias”, en Anua-
rio de Estudios Americanos, tomo
xL
(1983), pp. 359-372.
3 En Portugal los funcionarios delegados llegan en el siglo
xiv
con los denominados veedores de
Fazenda, éstos se constituyen en agentes del poder real, que producían actos de gracia, hoy mejor
conocidos como actos políticos, actos de gobierno. Antonio Manuel Hespanha, História das Instituiçoes:
épocas medieval e moderna, Coimbra, Livraria Almedina, 1982, p. 339.
4 José Luis Bermejo Cabrero, “Superintendencias en la hacienda del antiguo régimen”, en Anuario
de Historia del Derecho Español, n.º 54 (1984), pp. 409-448.
5 Fernando
vi
fue el tercer monarca de la dinastía de los Borbones, se casó con la portuguesa Bár-
bara de Braganza y falleció en 1759 sin haber tenido descendencia. José Antonio Vidal Sales, Crónica
íntima de las reinas de España: lo que nunca se ha dicho de las soberanas de la Casa de Borbón, Madrid, Planeta,
1993, pp. 63-74.
6 Este famoso virrey fue el cuarto en desempeñarse como alter ego del rey en estas tierras y dejó su
cargo para entrar a la vida religiosa después de presenciar su propio entierro. Véase Alberto Mira-
món, El secreto del virrey fraile, Bogotá, Librería Siglo
xx
, 1944.
7 Esta se puede apreciar en Banco de la República, “Casa de Moneda-Colección numismática del
Banco de la República”. Disponible en [http://www.banrepcultural.org/museos-y-colecciones/
casa-de-moneda].
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eL estado reguLador
Durante el reinado de Felipe
v
, el primero de los Borbones, se instaura por
completo la figura de los intendentes con el establecimiento, en 1711, de la Su-
perintendencia de Ejército y Provincia y, en 1717, de la Intendencia de Ejército
y Marina8. En 1749 se promulgó otra ordenanza en la que se indicaron las cua-
tro competencias asignadas a los intendentes: la policía o el gobierno (entendida
como gobierno o administración), la hacienda, la justicia y la guerra. El propósi-
to de este nuevo tipo de funcionarios era recuperar la economía del Estado que
se encontraba en bancarrota por la Guerra de Sucesión y buscar la felicidad de
los súbditos impulsando la industria, la ganadería, la agricultura, la minería, así
como mejorar el comercio, para lo que se tenía que promover la navegación, los
caminos, los puentes y los puertos9.
En el siglo
xviii
, con las reformas borbónicas, llegaron los intendentes a la Amé-
rica hispana para constituirse como los principales funcionarios comisionados
del monarca y convertirse en los encargados de fomentar la política del centralis-
mo real. La primera intendencia en establecerse fue la de Cuba, de acuerdo con
la Real Instrucción del 31 de octubre de 1764. A su intendente se le confirieron
sólo competencias de hacienda y guerra. Sin importar la buena intención de la
Corona, su implementación fue rechazada, por lo que en 1769 el capitán general
de la isla, Bucarelli, solicitó su revocación argumentando que era la única inten-
dencia existente en América10.
Más adelante, cuando José de Gálvez y Gallardo11 llegó en 1776 al Ministerio
de Indias estableció las reformas intendenciales en la Nueva España, el Río de
la Plata y el Perú. En nuestro virreinato esta reforma no se aplicó debido a la
Revolución de los Comuneros12. Más tarde quedó de nuevo frustrada su imple-
mentación por la independencia, pues a pesar de que en 1807 se ordenó la crea-
8 Jorge Comadrán Ruiz, “La Real Ordenanza de Intendentes de 1782 y las declaraciones de 1783.
Antecedentes franceses y españoles”, en Estudios sobre la Real Ordenanza de Intendentes del Río de la
Plata, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho, 1995, p. 12.
9 Alfonso García Gallo, “Sobre las intendencias en Indias”, en Los orígenes españoles de las institucio-
nes americanas. Estudios de Derecho Indiano, Madrid, Real Academia de Jurisprudencia y Legislación,
1987, p. 1002.
10 Gisela Morazzani de Pérez Enciso, La intendencia en España y en América, Caracas, Universidad
Central de Venezuela, 1960, pp. 37-38.
11 Ismael Sánchez Bella, “Las reformas en Indias del secretario de Estado José de Gálvez (1776-
1787)”, en Derecho y administración pública en las Indias hispánicas, vol.
ii
, Cuenca, Universidad de
Castilla-La Mancha, 2002, pp. 1523-1524.
12 John Leddy Phelan, El pueblo y el rey: la revolución comunera en Colombia, 1781, Bogotá, Carlos Valencia,
1980, pp. 19-50; Margarita Garrido, Reclamos y representaciones: variaciones sobre la política en el Nuevo
Reino de Granada, 1770-1815, Bogotá, Banco de la República, 1993, p. 34; y Hans-Joachim König, En
el camino hacia la nación: nacionalismo en el proceso de formación del estado y de la nación de la Nueva Granada,
1750 a 1856, Bogotá, Banco de la República, 1994, p. 148.
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