La relación familiar - La Empresa familiar y el pequeño negocio - Libros y Revistas - VLEX 862569419

La relación familiar

AutorIgnacio Aragoneses Cáceres
Páginas153-188
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LA RELACIÓN FAMILIAR
La relación entre los familiares que componen la empresa es una de las claves en
el buen desarrollo del proyecto. Al fin y al cabo, son las personas que componen la
empresa quienes van a ser los que hagan realidad el proyecto y lo sufran en el día a día.
Las actitudes de estas personas, así como la manera en la que el empresario gestiona sus
propias emociones y sentimientos, marcan y definen el rumbo de la empresa y las
posibilidades de tener éxito con el proyecto.
Es tan importante que podemos decir que una mala relación podría acabar con la
empresa en su conjunto o podría terminar con el objetivo que se había planteado. La
relación entre los familiares marca el rumbo de la empresa y determina si la empresa podrá
llevarse a cabo en unión o si no podremos convivir en el día a día de la empresa con el
resto de los familiares.
En este capítulo trataremos los principales aspectos de las relaciones entre los
individuos de la empresa familiar, la importancia de mantener el espíritu de familia y de
conseguir crear armonía en el grupo, algo que se consigue cuando todos los individuos
piensan en comunidad y dejan el individualismo o el egoísmo de lado; así como la relación
en el momento de la sucesión de la empresa con el familiar que deja el cargo y el respeto
que debemos tener hacia la figura de la persona que ha sacado adelante el entramado de
la organización, para que llegue hasta nosotros hoy en día.
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LA COOPERACIÓN
La cooperación o el trabajo en equipo es algo fundamental en cualquier empresa,
siendo uno de los pilares sobre los que se basa todo este entramado de ilusiones,
emociones, frustraciones y mucho trabajo, que es la empresa familiar. Al fin y al cabo la
empresa no es más que un grupo de personas que trabajan para conseguir un mismo fin,
mediante la creación de unos procesos, un orden y unas normas adecuadas, pero siendo
un grupo unido en la búsqueda de un objetivo concreto.
En la empresa familiar la cooperación es un aspecto que surge naturalmente y
supone una ventaja con respecto al resto de empresas, pero aun así se da la situación de
falta de cooperación en muchas de ellas. Si pensamos en la empresa como concepto
podremos entender que sin la cooperación con otros individuos no podríamos hacer nada.
Es mediante esa asociación con otras personas, ya sea en forma de socios de la e mpresa o
los mismos empleados que contratamos, como podemos llegar a conseguir aquello que
buscamos. Sin este aspecto tan importante todo lo demás no tendría sentido, ya que forma
parte de la esencia de la organización.
Falta de cooperación
Las causas de un comportamiento contrario a la colaboración están relacionadas
con el pensamiento individualista, la oposición a lo que la persona responsable indica en
la empresa o con la necesidad de darnos importancia ante los demás, queriendo realizar el
trabajo al modo que nosotros consideramos. También puede ser un reflejo de la falta de
objetivos o de no entender a dónde nos dirigimos como empresa, algo que será
responsabilidad directa del empresario.
Cuando el familiar es una persona individualista, que le gusta trabajar en solitario y
que tiene sus propias ideas con respecto a lo que sucede dentro de la organización,
normalmente suele ser más difícil que coopere con los demás en la realización de las
tareas. No debemos juzgar a este tipo de personas solamente por su actitud, ya que la
persona también puede aprender a ser más sociable y comunicativa con el resto, aunque sí
es cierto que la persona individualista está enfrentada, en muchos momentos, a esta actitud
de cooperación, necesaria en cualquier empresa.
Si lo que ocurre es que el familiar se opone a lo que se demanda en su trabajo,
haciendo aquello que él mismo decide, teniendo una actitud de rebeldía y de oposición a lo
que se ordena en la empresa y negándose así a cooperar con los demás, nos
encontraremos ante una situación distinta que el empresario deberá aclarar con esa
persona cuanto antes.
Si, por el contrario, el problema reside en que no existen unos objetivos claros a
cumplir en la empresa y los empleados no entienden cómo realizar el trabajo para poder
llegar a conseguir un objetivo común, nos encontraremos con un problema a solucionar de
otro modo (ver Capítulo 1: La gestión – Los objetivos y la estrategia). En este caso la falta
de cooperación no se da por la falta de ganas de las personas, sino por no entender con
claridad hacia dónde se dirige el proyecto y qué labores debemos realizar entre todos. En
este caso es el empresario el que debe recapacitar para saber por dónde quiere llevar su
empresa, cuáles son las labores que se necesitan de los empleados y establecer las tareas
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y los procesos que nos lleven a conseguir el objetivo que buscamos. Una vez que
entendemos con claridad qué hacer, podemos organizarnos y colaborar para que suceda.
La empresa, como cualquier proyecto, necesita de un líder, una persona que indique al
resto por dónde caminar, favoreciendo así la correcta cooperación.
La cooperación se da en muchos momentos de nuestras
vidas casi sin darnos cuenta.
Cuando jugamos un partido de fútbol con amigos o
cualquier deporte de equipo. Cada uno de los componentes del
equipo adquiere una responsabilidad, asumiendo un papel dentro
del equipo, ya sea portero, delantero, defensa, etc. Esta
responsabilidad se suma a la aceptación de esa tarea que debe
cumplir de la mejor manera posible y de este modo conseguimos
que, al hacer cada uno el trabajo concreto, podamos formar un
grupo ganador. En la empresa sucede lo mismo.
También cuando ayudamos a limpiar la casa, retirar los
platos de la mesa, incluso cuando abrimos una puerta para que
alguien pase o ayudamos a cruzar la calle a un anciano. Todos
ellos son ejemplos de cooperación y de trabajo en equipo.
¡ASÍ DE FÁCIL!
Mejorar la cooperación en la empresa
El espíritu de cooperación se puede aprender desde la misma familia, donde
encontramos muchas tareas diarias que se deben realizar entre todos, por ejemplo,
mantener y preservar el orden de la casa, ayudar con la limpieza, con la comida, etc. Una
familia que está acostumbrada a la cooperación en las tareas de la casa es una familia que
tendrá más éxito en la realización de las tareas de la empresa, ya que partirá de una
posición de privilegio, en contraposición con aquellas familias en las que nunca se ha
desarrollado ese sentimiento de comunidad a la hora de realizar las actividades.
La cooperación exige entendimiento, exige evitar el individualismo, dejar de lado
nuestro ego y pensar en comunidad, para poder llegar a una solución activa, a una acción
conjunta y a la consecución de un objetivo común. En la empresa se puede crear un
ambiente de cooperación si sabemos ofrecer a los empleados los recursos adecuados y si
promovemos las actividades en grupo. Al fin y al cabo la empresa es un conjunto de
personas que, colaborando, llegan a conseguir objetivos comunes.
La actitud del empresario es esencial para que surja el sentimiento de colaboración
entre todos: debe permitir que las personas adquieran responsabilidades, debe fomentar las
acciones de ayuda en el trabajo diario, permitir los errores siempre que el empleado vaya
aprendiendo de ellos y los vaya modificando, y crear un grupo unido, fomentando las
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actividades de grupo. En muchas empresas se utilizan las actividades externas, una cena
de equipo, un día de camping, un día de diversión en un parque de atracciones, etc. En la
empresa familiar este tipo de actividades son muy sencillas y pueden organizarse a menudo
para poder crear unión entre los componentes de la familia.
Otro aspecto importante es el de comunicar con claridad lo que significa colaborar.
No quiere decir solamente trabajar codo con codo con otras personas, también quiere decir
que hagamos aquello que la empresa necesita para poder llegar a conseguir el objetivo
planteado y para eso, cada uno de los empleados hace su trabajo de la manera adecuada,
consiguiendo así el resultado final que buscamos entre todos. El empresario debe explicar a
los empleados la importancia de su trabajo individual como parte importante de la
consecución de los objetivos de la empresa, colaborando a que el trabajo de todo el
conjunto sea un éxito, y respetando lo que se ha establecido. Si realizamos un cambio en la
forma de realizar nuestras tareas puede causar un impacto en el resto del grupo.
(Recordemos el ejemplo de la barca en la que uno rema para otro lado).
La cooperación en la empresa es uno de los valores más efectivos y que mejores
resultados aportan al conjunto. Podemos decir que cuando varias personas colaboran en la
realización de un mismo objetivo el rendimiento se multiplica enormemente, siendo mucho
más efectivo que la suma del trabajo individual de cada uno de ellos. Es por eso que para la
empresa significa una gran ventaja. La cooperación se vuelve una actitud en la persona y
un hábito a través del tiempo. Primero aprendemos a cooperar, después dejamos que
forme parte de nuestro día a día, y finalmente se vuelve parte de nuestra personalidad.
En la sociedad en la que vivimos cada vez nos enseñan a ser más individualistas y
perdemos por completo este sentimiento de cooperación y de grupo, algo que se fomenta
en la forma de vida actual. También depende de la sociedad y de los valores como grupo,
algo que parece estar perdiéndose en algunos países pero que todavía permanece muy
arraigada en otros, y como ejemplo podemos citar el de Irlanda. En esta pequeña isla
todavía está muy presente la cultura de la cooperación y de unión con los demás, se
realizan multitud de actividades en común, hay cientos de asociaciones de ayuda, en las
que se puede colaborar o participar, aportando un granito de arena por la causa con el
trabajo que puede aportar cada individuo o con la simple presencia de la persona. Y esto se
nota en la actitud de las personas y en su predisposición a la hora de colaborar en cualquier
actividad en el trabajo. La cooperación está presente en sus vidas y pasa a formar parte de
su personalidad.
“Todos para uno y uno para todos”.
Alejandro Dumas
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Como hemos comentado, en la empresa podemos fomentar la cooperación de los
empleados mediante la realización de alguna actividad o tarea de conjunto como pueden
ser:
Actividades comunes fuera de la empresa como pueden ser deportes.
Momentos de ocio y descanso en los que tengan que desarrollar labores sencillas.
En la familia fomentando la colaboración y la ayuda en las tareas.
Una simple barbacoa en la que cada uno se encargue de una cosa distinta es una
buena excusa para fomentar la colaboración del grupo.
La cooperación en resumen
Debemos hacer que los componentes de la familia
desarrollen una actitud de cooperación y expandirla a la
empresa.
Recuerda que es en la familia donde se empieza este
maravilloso aprendizaje que nos ayudará en el futuro.
Si en la empresa no existe este ambiente de colaboración
y en la familia tampoco, debes hacer todo lo posible por
desarrollarlo.
Practica deportes o actividades en común con los
integrantes de la empresa y los familiares, para desarrollar
espíritu de equipo.
Crea un hábito a la hora de colaborar en tareas de
los demás, de ese modo los demás colaborarán también
contigo en lo que les solicites, muéstrate siempre dispuesto a
ayudar.
Cooperar es una forma de generar confianza en las
posibilidades del equipo y de la empresa, aprende a hacerlo,
¡no pares hasta conseguirlo!
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EL RESPETO
El respeto al individuo es uno de los principales valores que se deben mantener en
cualquier grupo de personas y lo último que se debe perder si queremos que nuestra
empresa sea valorada y tratada con ese mismo respeto. Al tratarse de componentes de una
familia, en un principio las cosas pueden ser respetuosas, pero debido a la cercanía pueden
tornar en esta falta de respeto. Si aparece la falta de respeto en el entorno de la familia y se
extiende a la empresa podemos tener problemas serios.
Dentro de la familia hacen falta unos principios, unas normas que seguir para que
todos los familiares vivan en armonía. El liderazgo mostrado por los padres es uno de los
componentes clave para que la familia permanezca unida y se respeten unos a otros y es
ese mismo liderazgo una de las claves para poder mantener el respeto entre todos los
componentes del grupo en la empresa familiar.
¿Por qué se pierde el respeto?
Cuando hablamos de perder el respeto entendemos que ya no se confía en la
persona, que no se acepta aquello que dice o que se menosprecia su labor, pudiendo ser el
empleado o el mismo empresario el que pierde ese respeto. Se trata a la persona de una
manera despectiva en la que se puede llegar a causar daño, además de causar un efecto
negativo en el individuo si esta actitud se alarga en el tiempo.
Una de las principales causas por las que se pierde el respeto por el líder de la
empresa es la pérdida de liderazgo sobre el proyecto. Si el liderazgo se pierde, perdiendo
así el control sobre las normas, el orden, la filosofía de trabajo, las cosas se tornan difíciles
y cuando el empresario quiere enfrentarse a los empleados para intentar enderezar el
rumbo, estos se enfrentan al líder, porque han perdido la confianza en sus capacidades
para gestionar la organización. Si como líderes no asumimos nuestro rol aceptando
nuestras responsabilidades, respetando las normas y siendo el ejemplo a seguir para los
demás, no podremos hacer que los demás respeten aquello que exigimos.
Si es el mismo empresario el que falta el respeto a los empleados no tardaremos
mucho en recibir aquello que damos, es decir, nos tratarán del mismo modo que tratamos a
los demás y por eso la empresa como conjunto perderá su sentido al perderse el respeto
entre los componentes del grupo. Si quieres que te respeten tendrás que aprender primero
a respetar a los demás.
Algunos ejemplos por los que se llega a esta situación pueden ser:
No actuar a tiempo para cortar este tipo de comportamiento, el líder deja que
algún familiar falte el respeto a otros o a él mismo.
La falta de liderazgo puede llevar a los empleados a actuar sin seguir las normas
impuestas, perdiendo el respeto por el líder.
El incumplimiento de las normas por parte del empresario o responsable puede
desencadenar en un comportamiento similar en los empleados. Cuando el
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empresario quiere corregir este tipo de actitud en los demás se da cuenta de que
han perdido el respeto o la confianza en sus indicaciones.
Ser demasiado permisivo en el desarrollo de las labores de control y mando de la
empresa es también el inicio de la falta de respeto hacia el líder.
Una cultura empresarial en la que no se tenga en cuenta al empleado o no se
reconozca su aportación a la empresa también puede desembocar en falta de
respeto hacia el empleado.
Cuando los familiares han cruzado el umbral de la falta de respeto quiere decir que
el empresario ha dejado de lado sus responsabilidades de mando y de gestión. Un buen
capitán de barco puede equivocarse al tomar una decisión, pero los componentes del barco
siempre sabrán que es el capitán y confiarán en su mando, le respetarán. Si descubrimos
que alguno de los componentes de la familia falta el respeto a la persona responsable
debemos tomar medidas urgentes e inmediatas. Este tipo de situación no debe alargarse en
el tiempo y se debe atender inmediatamente, de otro modo podría contagiar al resto de “la
tripulación”.
Si en la empresa existe una cultura en la que no se tiene en cuenta al empleado,
no se reconocen sus esfuerzos o se menosprecia su labor, perdiendo así el respeto por lo
que hace, estaremos creando un ambiente en el que el trabajador tendrá pocas energías y
probablemente esté agotado o con pocas ganas de realizar su labor. Este aspecto fue
estudiado por la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania, donde existe un
estudio relacionado con el “síndrome del trabajador quemado” o “burn’out” que está
relacionado con la falta de respeto en la empresa. El estudio fue realizado por los
profesores Lakshmi Ramarajan y Sigal Barsade y en el podemos encontrar la importancia
de aplicar una cultura en la empresa en la que se reconozca la aportación del empleado, se
fomente su colaboración con los demás y se eviten comentarios de menosprecio sobre su
labor.
En alguna ocasión he podido escuchar frases como: “total para lo que haces” o
“tanto tiempo invertido y no has hecho nada” así como “este departamento es un lastre para
la empresa”. Este tipo de comentarios, además de irrespetuosos con el empleado,
fomentan el “síndrome del trabajador quemado”, que acude al trabajo sin ilusión, con pocas
energías y desmotivado en lo que hace. El empresario debe ser consciente de no aplicar
una cultura en la empresa familiar que afecte al funcionamiento del conjunto.
“Es mejor equivocarse a la hora de mandar,
que no mandar por miedo a equivocarse”.
Anónimo
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El control en el día a día de la empresa
El la empresa podemos claramente identificar los momentos en los que el
empresario debe aceptar su responsabilidad y tomar las acciones adecuadas, evitando así
que la falta de respeto se instale en la empresa y pueda transmitirse a otros empleados o
clientes y resultando en la catástrofe absoluta para sus intereses. Algunas cosas a controlar
en el día a día de la empresa son:
La falta de respeto por las normas que la empresa establece en
comportamiento, vestimenta, trato al cliente, forma de trabajo…
Las labores de los empleados que no aceptan órdenes del jefe y realizan el
trabajo siempre a su manera, justificando que no saben hacerlo de otro modo.
El empleado o familiar que hace y deshace lo que quiere como quiere, sin la
autorización del empresario.
El empresario trata mal o utiliza un lenguaje inadecuado a la hora de
comunicarse con alguno de los empleados o familiares.
El control de cualquiera de estas actitudes en el día a día de la empresa es la base
para contener cualquier actitud que pueda desencadenar la falta de respeto, pero también
hemos de entender que el respeto comienza en la actitud del empresario con los demás y
debe ser exigido a todos los empleados como parte del trabajo diario en la empresa.
Tu actitud me está
causando bastantes
problemas. ¡Esto
debe acabar ya!
A qu
é actitud te
refieres, ¿a la de
pasar de ti?
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El respeto en la empresa familiar
El respeto comienza en la familia, donde los padres demuestran esta actitud entre
ellos, con sus hijos y familiares, es tan importante que si se pierde el respeto durante la
convivencia familiar será muy difícil recuperarlo para la empresa. Hay una frase que dice
“nunca dejes que te pierdan el respeto porque muy difícilmente lo recuperarás”.
En la vida en familia ya se pueden encontrar los primeros destellos de lo que
puede llevarnos a la pérdida de respeto entre los familiares, como puede ser: falta de
respeto entre los padres en momentos de discusión, hermanos que no se respetan y los
padres no hacen nada para detenerlo o familiares que menosprecian a otros por su
condición, creencia o capacidades. Cualquiera de estos escenarios es el inicio de la falta de
respeto como hábito que puede extenderse en nuestro proyecto junto a la familia. La
empresa familiar es la única organización en la que se puede cruzar la delgada línea del
respeto con mucha más facilidad que en el resto de las empresas, esto es causa directa de
la cercanía entre los componentes familiares. Cuando tenemos este mismo escenario en
otro tipo de empresas se suele actuar con más rapidez y contundencia.
En la empresa familiar es muy importante el respeto hacia el responsable o líder,
esta actitud se muestra a la hora de seguir sus indicaciones, de confiar en las decisiones
que va adoptando y de aceptar su rol como líder del proyecto. Esta aceptación es una de
las bases de la buena marcha del negocio. Y volvemos a insistir que para mantener ese
respeto, el mismo líder debe mantener su posición de liderazgo mediante su actitud y su
manera de gestionar la empresa, aceptando las responsabilidades que se le han
encomendado y siendo consecuente con las normas y obligaciones que debe cumplir.
El líder debe evitar en todo momento cualquier actitud de menosprecio hacia los
otros familiares. Si no está de acuerdo con el trabajo que realizan o no cree que desarrollan
una buena labor, deberá comunicárselo en privado y con las razones que estime
convenientes, pero siempre manteniendo el respeto por la persona. Este tipo de
comentarios fuera de lugar y humillantes para quien los recibe, hacen que se genere un mal
ambiente dentro de la empresa y no ayudan a mejorar los resultados del conjunto, más bien
todo lo contrario.
Familia y respeto
El respeto en la familia se aprende desde las pequeñas cosas como: dar los
buenos días, agradecer, saludar, ofrecer ayuda, aceptar distintas opiniones o puntos de
vista, obedecer lo que los padres nos indican, escuchar cuando nos hablan, etc. En la
mayoría de las familias se fomenta y se cultiva el respeto hacia las cosas y las personas,
pero no debemos olvidar que la cercanía de los miembros de la familia hace del respeto
una línea delgada que puede ser cruzada con facilidad.
Cuando entendemos la importancia del respeto todo se vuelve mucho más fácil
dentro de la familia, los individuos aceptan de una mejor manera cualquier indicación, están
más receptivos a cooperar, se aceptan otras posiciones y opiniones, además de evitar el
menosprecio, la burla o cualquier tipo de actitud ofensiva con los demás. Al movernos de la
familia a la empresa con este tipo de valores ganamos a la hora de crear un conjunto de
personas que trabajan motivados en su crecimiento personal, en el crecimiento de la
empresa y todo esto en un ambiente de positividad y cooperación.
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El respeto en resumen
La cultura en la empresa debe reconocer la aportación
del empleado y evitar el menosprecio por su trabajo.
La persona responsable de la empresa siempre debe
mostrar respeto a los demás, ya que es la imagen a seguir
por el resto. Si el modelo a seguir es desconsiderado y falto
de respeto, los demás también lo serán.
Los empleados, sean o no familiares, deben mostrar
respeto entre ellos y hacia el empresario.
Si descubrimos que alguien está siendo irrespetuoso
debemos corregir su actitud en el momento, si tardamos
en solucionar este problema esta actitud se puede extender a
otras personas.
Utilizar nuestra capacidad de mando para hacer que
la empresa vaya por el camino adecuado. Si ignoramos
nuestras obligaciones como gestor y responsable los demás
dejarán de respetarnos.
En la familia se inicia el entendimiento de esta actitud
en nuestras vidas y se acepta la importancia de su aplicación
diaria. Trata que tus familiares aprendan la importancia de
este valor.
Nunca dejes que te pierdan el respeto porque muy
difícilmente lo recuperarás.
El respeto en la empresa es clave para conseguir nuestro
objetivo.
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LA RESPONSABILIDAD
Cuando hablamos de la responsabilidad como factor que interviene en las
relaciones familiares, nos referimos a la responsabilidad a la hora de realizar las tareas que
se nos han asignado y el comportamiento de los familiares a la hora de adquirir
responsabilidades que no les han sido asignadas.
En la empresa familiar es común encontrarnos en la situación en la que varios
integrantes de la familia adquieren la responsabilidad última de las decisiones o se solapan
en la toma de decisiones de un mismo departamento o área. Algo que hemos visto
anteriormente (ver Capítulo 1: La gestión – Los puestos de responsabilidad). También
hemos visto la importancia de la cooperación como grupo en las labores de la empresa
para que el conjunto pueda moverse en una misma dirección, pero no debemos confundir
esta cooperación con el hecho de invadir el área de responsabilidad de otra persona.
Es importante definir claramente la responsabilidad de cada uno de los individuos
que componen la empresa y mucho más si son familiares, ya que en muchas ocasiones los
familiares, solo por el hecho de ser parte de la familia, creen tener el derecho a decidir y
tomar decisiones que no corresponden al desarrollo de su trabajo. No suele hacerse con
mala intención y solamente con el propósito de ayudar a que la empresa vaya
adecuadamente, pero el resultado puede ser el contrario, provocando problemas entre los
familiares y falta de uniformidad en las comunicaciones.
Antes de que cualquier empleado comience a trabajar en la empresa deben
quedar claras sus responsabilidades sobre aquello que puede o no puede hacer dentro de
la organización, así como definir claramente sus labores diarias. En este caso el error más
frecuente es la falta de claridad a la hora de definir los puestos de trabajo y las
responsabilidades de cada persona. En muchas ocasiones se da por supuesto que la
persona debe saber cómo hacer el trabajo o qué responsabilidades adquiere, sin aclararlo y
sin saber si se ha entendido correctamente.
Si el propósito es que varias personas se hagan cargo de una misma área deberán
tener presente la importancia de la comunicación, y de respetar aquello que decidan entre
ambos. Deben pensar que aunque son varias personas el resultado debe ser el mismo que
si fuese un único individuo decidiendo y organizando. Debido a la complejidad de este tipo
de situaciones no es algo aconsejable aunque puede funcionar siempre que exista una
buena comunicación entre los individuos.
Compartir las responsabilidades
Cuando tenemos la responsabilidad compartida entre varias personas se pueden
dar varias situaciones opuestas a la buena marcha del negocio:
Trabajos no realizados a la espera de que la otra persona los realice.
Contradicción en las comunicaciones a los empleados sobre cómo realizar el
trabajo, cada uno de los responsables dice una cosa distinta.
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Falta de acuerdo en el objetivo que se persigue.
Falta de unidad en la toma de decisiones importantes.
Si una de las personas tiene una personalidad más fuerte que la otra, intentará
imponerse en todo momento y sobre todo en los momentos en los que haya que tomar
decisiones importantes. La persona con una personalidad más débil se sentirá poco
valorada y terminará por no hacer casi nada o dejará de tomar decisiones, creando una
situación que no es buena para el negocio. La relación de estas dos personas se ve
claramente afectada por no diferenciar la responsabilidad de cada uno de ellos y puede
crear una claro conflicto en la familia.
Un ejemplo claro puede darse en un momento de cambio
en la empresa. Se implementa algo nuevo, se determina de qué
manera se va a realizar este cambio pero no se aclara quiénes
serán los responsables de cada una de las labores a realizar.
Uno de los familiares entra en acción, comienza a realizar
los cambios necesarios y decide comunicar al personal cómo van
a realizarse estos cambios en la empresa. El personal comienza a
realizar las actividades que se han demandado dirigiendo sus
esfuerzos hacia un camino determinado.
Otro familiar comienza a revisar aquello que se está
realizando en el proceso de cambio y decide modificarlo, sin
preguntar a la otra persona y provocando confusión en los
empleados, además de perdiendo mucho tiempo en el proceso.
En el ejemplo anterior vemos como errores claros la falta de uniformidad en las
decisiones y la falta de liderazgo. Además provoca en los empleados la sensación de
inseguridad en la empresa y en su destino a largo plazo. Si hablamos del conflicto que se
genera entre los familiares que actúan de este modo podremos darnos cuenta de la
gravedad de la situación y los problemas que se pueden generar en el futuro.
La comunicación es clave en este tipo de situaciones y determina el éxito en el
desarrollo del proyecto, pero lo más importante es asegurarnos de que solamente una
persona adquiere la responsabilidad sobre ese cambio, siendo él quien responda por el
resultado que se espera. Es muy importante comunicar a todos los componentes de la
empresa quién se encargará del proyecto y por qué, evitando de este modo que exista
confusión sobre la persona al cargo y evitando que otro familiar pueda guiar a los
empleados de esa área o departamento en otra dirección.
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Para evitar los malos entendidos, el familiar que advierte algún error o que cree
que las tareas no se realizan del modo adecuado, puede comunicarlo al responsable, para
que sea él mismo quien comunique a los empleados cualquier cambio o mejora en sus
actividades. Esto ayuda de una manera importante cuando gestionamos la empresa y evit a
que la relación entre las personas se deteriore con el paso del tiempo.
Evitar conflictos por la responsabilidad
Para evitar que las responsabilidades se solapen o que se pierdan entre los
individuos de la empresa, el empresario debe ser concreto en sus palabras, medir cada
puesto y sus cometidos y hacer que cada cual responda por un determinado trabajo.
Mejorar la comunicación a la hora de establecer quién se encargará de cada cosa, delimitar
con claridad la responsabilidad de cada individuo, comunicar adecuadamente a los
empleados quién es la persona al cargo de cada área y evitar entrar en áreas de
responsabilidad de otros empleados cuando estos afectan al trabajo de otros, como los
principales factores que hacen la diferencia en este apartado.
Si existe un área en el que varias personas comparten la responsabilidad, deberán
tener reuniones constantes, comunicarse de una manera fluida y a menudo, para saber
cuales son las decisiones a adoptar y cómo se van a realizar en el trabajo. Este es el único
modo de poder mantener un correcto control sobre un área cuando hay varias personas
que deciden sobre su rumbo. La empresa no se mueve mejor porque haya muchas
personas al cargo sino todo lo contrario. La empresa necesita los responsables necesarios
para poder gestionar el buen funcionamiento, pero no necesita demasiados responsables
que no dejen que la empresa avance libremente.
Cuando hablamos de gestionar un área del negocio entre varias personas o
responsables, debemos pensar en el tiempo perdido en reuniones y momentos para
ponerse de acuerdo. Este es un tiempo que también perdemos en tomar acciones y esto se
suma a la posibilidad de que estemos utilizando demasiados recursos económicos para
pagar puestos de responsabilidad que realmente no son necesarios, algo que debemos
recapacitar y tener muy en cuenta. Un ejemplo sencillo es un carruaje de caballos en el que
ponemos a dos o tres conductores, probablemente los caballos no sabrán qué hacer y se
pararán. También es posible que algún conductor deje que otro guíe las riendas mientras
que él está mirando, para posteriormente pasar al relevo. Toda una pérdida de tiempo si lo
miras desde el punto de vista de la empresa.
¡Las mías!
-
bilidades!
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Apostar por la claridad a la hora de establecer la responsabilidad de cada uno de
los individuos de la empresa y evitar que se compartan las responsabilidades, en la medida
de lo posible, aumenta notablemente el rendimiento de la empresa y nos permite avanzar
con más rapidez con nuestro proyecto, además de evitar los conflictos entre los familiares.
La responsabilidad en resumen
Comunicar claramente la responsabilidad de cada
uno de los puestos y las necesidades que deben cubrir.
No caer en la tentación de repartir puestos de
responsabilidad entre familiares, solo por el hecho de ser
familiares.
Evitar que exista más de un responsable en un área
o departamento, evitando así posibles conflictos entre los
familiares.
Comunicar a toda la empresa quién será el responsable
de un área evita las confusiones en este sentido.
Comprobar mediante reuniones que se está
cumpliendo con las expectativas en materia de objetivos
como en las responsabilidades adquiridas.
Aclarar cualquier situación en la que varios familiares
discuten por una posición de responsabilidad en la empresa.
Recuerda que la comunicación es un factor muy
importante para evitar los conflictos, el empresario debe
comunicarse constantemente con los empleados y familiares.
“Cuando tres marchan juntos, tiene que
haber uno que mande”. Proverbio
manchú
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LA EXIGENCIA
La exigencia en el trabajo de los familiares y de uno mismo es uno de los motores
que mueven a la empresa y forma parte del aprendizaje que recibimos desde los padres.
Los resultados y el esfuerzo a la hora de trabajar deben ser exigidos a todos y cada uno de
los empleados de la empresa, independientemente de si son familiares o no.
Cuando el empresario exige a los familiares que tengan el mismo nivel de trabajo y
rendimiento que el resto de los empleados, tiene que asegurarse de que esto es aceptado y
que pasa a formar parte de la cultura de la empresa. Este control que el empresario ejerce
sobre los empleados pasa a determinar la relación que tiene con ellos y obliga a la persona
a actuar de una manera distinta a como lo haría en su propia casa.
La relación del empresario con sus familiares a la hora de exigir unos resultados
acordes con lo que la empresa necesita es un factor determinante para que se cumpla y se
respete por parte de todos. Ya hemos comentado la importancia del liderazgo y de su
implicación en el respeto hacia el líder, algo que de igual modo afectará al cumplimiento de
las obligaciones y a la exigencia que los familiares impriman en las tareas que realizan.
La exigencia a los familiares
La exigencia en el desempeño de las labores de cualquiera de los componentes de
la empresa es algo importante e inherente a la buena marcha del negocio y por eso s e debe
demandar a todos y cada uno de los empleados. Cuando el empresario demanda a sus
familiares que tengan un mínimo rendimiento, o que realicen unas mínimas labores en su
trabajo, está haciendo lo correcto por la empresa, no dejando que cada individuo decida por
su cuenta qué cantidad de trabajo es la correcta.
En la empresa familiar podemos caer en el error de ver a nuestros familiares como
empleados distintos a los demás, siendo más permisivos y menos exigentes a la hora de
demandar el trabajo y su rendimiento, algo que tiene una influencia negativa en la empresa.
La condescendencia del padre con sus hijos es uno de los errores más característicos de la
empresa familiar. El empresario se acomoda a lo que los hijos o familiares demandan en
lugar de ser ellos los que se esfuercen por adaptarse a aquello que la empresa necesita
para poder funcionar adecuadamente.
Es responsabilidad del empresario entender y exigir los resultados adecuados a
cada empleado, no cayendo en la condescendencia, ni tampoco en la exigencia excesiva,
que también es perjudicial. Es importante buscar un término medio, en el que la empresa
pueda avanzar y el empleado no se sienta explotado.
Como ejemplo podemos encontrar el del empresario que se queja del hijo o de
algún familiar, pero no hace nada para remediarlo. “Este hijo mío no hace nada, es un vag o”
es una frase que puede ser escuchada en muchas ocasiones y aun así el hijo sigue
trabajando en la empresa.
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La actitud del empresario en la relación con el familiar en este tipo de casos,
determina si la persona cambia o no hace nada por mejorar, y será necesario adoptar las
medidas adecuadas si la persona no hace nada por cambiar o adaptarse a las necesidades
de la empresa.
Se dan muchos casos en los que el empresario acepta que su hijo o familiar sea
como es y no hace nada para remediarlo, dejando que permanezca en la empresa aunque
no realiza las labores que se le han asignado o no tiene un rendimiento mínimo. Es en
estos casos cuando el empresario debe darse cuenta de que está perjudicando seriamente
a la empresa por el hecho de beneficiar a una sola persona. Antes que permitir que un
familiar falte al respeto, falte a las normas y a la responsabilidad como integrante de la
empresa, debemos prescindir de él, sin ningún tipo de duda.
La actitud del empresario
El empresario debe mantener una actitud de alerta y no dejarse llevar por los
familiares o por sus constantes demandas, esto hace que la persona mantenga una actitud
diferente y determina claramente las relaciones que tiene con los familiares dentro de la
empresa. Este cambio de comportamiento es algo natural y que debemos mantener, ya que
la persona que hace de gestor y líder en la empresa no puede actuar del mismo modo que
cuando está en su casa con la familia. Son dos ambientes distintos donde se debe actuar
de dos maneras totalmente diferentes, algo a lo que los demás familiares se acostumbrarán
y verán como normal, es decir, profesional en el trabajo y padre-madre en casa.
El empresario deberá estar comprometido y determinado a mantener una mínima
exigencia hacia todos los familiares, del mismo modo que lo hace o lo haría con cualquier
empleado no familiar.
Algunos de los ejemplos donde podemos ver la diferencia
entre la exigencia a los empleados no familiares y familiares se
da en algunos de los siguientes apartados:
Los horarios de entrada y salida.
La forma de realizar el trabajo.
El tiempo que se tarda en terminar las tareas.
La ausencia al trabajo por motivos diversos.
El cumplimiento de las normas y de las reglas.
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Si dentro de la empresa los empleados familiares no respetan cualquiera de los
ejemplos anteriores en el transcurso de su trabajo diario, estaremos en una situación en la
que tendremos que exigir el respeto de aquello que está establecido dentro de la empresa y
para ello el empresario deberá cambiar su forma de actuar ante este tipo de situaciones.
En la empresa familiar se da algo muy positivo que no sucede en muchas
empresas. La cooperación y el sacrificio para la consecución de los objetivos comunes
puede ser algo natural dentro de la familia. El sentimiento de grupo, así como la unidad que
genera la pertenencia a la familia, son buenos aliados cuando tratamos con la exigencia en
las tareas. De este modo podemos encontrar que en muchas empresas familiares no
solamente se respeta y se cumple con las tareas realizadas, sino que además se realiza un
esfuerzo mayor, beneficiando notablemente a los intereses del conjunto.
También es posible que suceda todo lo contrario y que el familiar se sienta con el
derecho a tener una determinada posición por ser parte de la familia y que no quiera
responder ante sus responsabilidades como empleado. Aquí encontramos un punto de
choque en las relaciones con el familiar, donde el empresario no debe ceder y no debe
permitir que el familiar se haga fuerte en su posición. Ante tal situación nuestra actitud debe
ser clara y sencilla, o la persona aprende lo necesario y asume su responsabilidad en las
tareas encomendadas, o debemos buscar a otra persona para ese puesto, considerando
despedir al familiar u ofrecerle un puesto inferior, si existe esa disponibilidad.
Cuando se da la situación anterior el empresario debe luchar contra las emociones
de una situación en la que se enfrenta a un familiar, algo que modificará sin ningun a duda la
relación que tenga con esa persona, pero no por eso debe ceder. Lo más importante es la
empresa y conseguir que salga adelante adecuadamente, además de cortar una situación
que puede afectar a toda la organización. Para que esta situación no llegue a producirse y
no tengamos que luchar contra las emociones, al tratar este problema con un familiar,
debemos prevenir antes de curar. En la empresa no existe mejor medicina que la
prevención, y para prevenir hay que actuar antes de que suceda, anticiparse al futuro.
Como suele decirse: “poner las cartas sobre la mesa”, “dejar las cosas claras”.
Nunca se debe olvidar quién tiene el mando sobre lo que sucede en la empresa, y
nunca podemos dejar que este tipo de actitud se extienda entre los empleados. Cualquier
situación de desobediencia o de falta de disciplina en el trabajo por parte de un familiar, no
debe permitirse. Si este problema ya existe en tu empresa, considera que algo has hecho
mal en el pasado y que es hora de rectificar y avanzar por el camino adecuado. El
responsable de todo lo que sucede en la empresa es el empresario, no evites pensar de
este modo, porque no existe otra manera de hacer que la empresa tenga éxito.
“El precio de la grandeza es la
responsabilidad”. Winston Churchill
ϭϳϬ>DWZ^&D/>/Zz>WYhHKE'K/K Ξ^dZKK
La exigencia con el familiar
Nuestra actitud a la hora de exigir la realización de las
tareas a un familiar debe ser de compromiso con la
empresa.
La relación que tenemos con los familiares en la empresa
no será la misma que tenemos en nuestra familia. Recuerda
ser profesional en la empresa y padre/madre en la
casa.
Los empleados familiares y no familiares deben ser
tratados del mismo modo a la hora de exigir resultados.
La exigencia que demandamos de los empleados debe ser
la misma que apliquemos a nuestro trabajo diario, nosotros
somos el espejo en el que se miran.
Si un familiar no rinde adecuadamente y no quiere
cambiar es momento de aclarar la situación y ponernos en
nuestro lugar como líderes del proyecto.
Recuerda que depende de ti que todos los empleados
rindan a un nivel adecuado.
La manera en la que te relacionas con los empleados y
familiares en la empresa determina si tendrás éxito en tu
proyecto como empresario.
Tú tienes el mando, tú eres el responsable, tú tienes la
clave del éxito.
Ξ^dZKKKϯ͘>Z>/ME&D/>/Z ϭϳϭ
LA OPINIÓN
El derecho a opinar es algo que todo el mundo tiene y que debe respetarse, pero
cuando nos adentramos en el mundo de la empresa familiar encontramos que, no
solamente nos creemos con el derecho a opinar sino que además, no siendo parte de la
directiva o responsable del rumbo de la empresa, requerimos que se aplique a la empresa
como condición indispensable aquellas ideas o pensamientos que creemos correctos para
el funcionamiento y el desarrollo del proyecto. Por ser un componente de la familia no se
tienen derechos sobre la toma de decisiones de la empresa, esto es algo que debemos
entender desde un principio y que nos ayudará a no perder nuestro tiempo y esfuerzo.
Cuando un familiar, que no pertenece al grupo directivo o que no trabaja en la
empresa, demanda que se tomen acciones en consonancia con sus pensamientos, está
cayendo en un error muy básico que es presuponer que tiene derechos sobre la empresa
solo por ser familiar. Aquí encontramos un punto de choque en las relaciones con los
familiares y algo que, aclarado a tiempo, nos evitará muchos problemas y discusiones en la
familia.
El derecho a opinar sobre la empresa
La opinión de los familiares es algo muy importante en el desarrollo del proyecto,
tanto que debe solicitarse sin ningún tipo de duda y escucharse para poder tomar
decisiones adecuadas. Las palabras e ideas de todos y cada uno de los componentes
familiares nos pueden ayudar a entender mejor el proyecto y a adaptar nuevas soluciones
que no habíamos tenido en cuenta. Como hemos dicho todo el mundo tiene derecho a
opinar.
Cuando hablamos de tener derecho a opinar sobre la empresa y su desarrollo
estamos básicamente diciendo que podemos enviar nuestro mensaje a aquellos que son
responsables del rumbo de la empresa y que deben tomar las decisiones finales. La
persona o personas que gestionan la empresa son los responsables últimos de adoptar
estas decisiones.
Estas opiniones serán tomadas en cuenta a la hora de tomar la decisión final. El
familiar que ha aportado su opinión quizás piense que no vale para nada porque siempre se
decide algo distinto, por lo que es importante aclarar el porqué de la decisión final y cómo
hemos utilizado las opiniones de los demás, de esta manera nos aseguramos que estarán
dispuestos a dar su opinión en el futuro.
Malos entendidos sobre dar nuestra opinión
Cuando los familiares no comprenden el porqué de las decisiones adoptadas, debe
ser el empresario el que comunique lo que se persigue con aquello que se ha decidido para
evitar quejas constantes que afecten al funcionamiento diario de la empresa. Es aquí
cuando el familiar cree tener derecho a dar su opinión para modificar las decisiones que se
han adoptado.
ϭϳϮ>DWZ^&D/>/Zz>WYhHKE'K/K Ξ^dZKK
Existe una confusión a la hora de tratar este asunto y es la de los familiares, que
forman parte de la propiedad o accionariado de la empresa, pero que no forman parte del
grupo directivo, no teniendo poder de decisión o participación activa en la toma de
decisiones del día a día. El familiar no directivo debe aceptar las decisiones adoptadas por
las personas al mando o por la persona responsable. Si no están de acuerdo con la marcha
del negocio o con las decisiones que se toman en el mismo lo pueden plantear durante las
reuniones de accionistas o en una sencilla reunión familiar.
En la familia se confunde la propiedad o la pertenencia a la familia con la
dirección. De este modo podemos encontrarnos con familiares que no trabajan en la
empresa o aquellos que poseen parte de las acciones, pero no pertenecen al grupo
directivo, que demandan tomar las decisiones y decidir sobre el futuro de la empresa. Este
tipo de malentendido debe ser aclarado con los familiares, para no perder el tiempo y no
confundir aquello que no es aceptable a la hora de tratar los intereses del negocio. Para
poder hacer una clara distinción entre los derechos y deberes de cada uno de los familiares
podemos hacer uso del “modelo de los tres círculos” (ver Capítulo 2: Familia vs empresa
Empresa - Familia - Propiedad).
Opinar se convierte en un problema
Cuando nos encontramos una empresa familiar en la que todos los familiares se
permiten el lujo de juzgar, exigir y criticar constantemente lo que se realiza en las labores
diarias del negocio, estamos ante una empresa que es muy difícil de gestionar. Este tipo de
demanda constante paraliza las decisiones que se toman en el seno de la empresa,
ralentiza los procesos directivos, causa un profundo miedo a lo que el otro dirá y termina
por exterminar la capacidad de decisión del empresario, si no se logra entender y clarificar
la situación a tiempo.
Cuando permitimos que todos los familiares opinen diariamente sobre aquello que
va sucediendo en la empresa, sin poner un freno a este tipo de actitud nos encontramos
con una empresa en la que nadie realiza las labores que debe y en la que todo el mundo se
dedica a buscar problemas en el trabajo diario. Este tipo de actitud es totalmente
destructiva con los intereses de la empresa y debe ser controlada por el empresario.
La única manera en la que la empresa puede avanzar es la aceptación de aquello
que se ha decidido y la búsqueda de soluciones a aquellos problemas que creemos
encontrar en el camino, en lugar de plantear problemas o quejarnos constantemente.
“Existen tantas opiniones como expertos”.
Franklin Roosevelt
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Como ejemplo podemos citar el del empresario que ofrece
un puesto de responsabilidad a uno de los familiares. El resto de
familiares también quieren opinar y que su opinión se tenga en
cuenta, ya que consideran que ellos también tienen el mismo
derecho que la persona que ha sido elegida para el cargo.
Es habitual ver a un familiar aparecer en la empresa y
decir aquello que estamos haciendo mal, para que se tenga en
cuenta. Están actuando de directivos encubiertos y quieren que
sus demandas se hagan efectivas.
Cuando aparecen en alguna reunión suelen criticar e
intentar hacerse notar en las conversaciones, para hacer creer
que son importantes en la toma de decisiones de la empresa. La
típica frase es: “ya te lo dije hace tiempo”.
Normalmente suelen crear un impacto y al final es difícil
que la empresa funcione sin interferencias, ya que hay miedo a
que el familiar venga y nos contradiga en nuestras decisiones o
no sea positivo en los comentarios del trabajo realizado.
Este es un error en el que los familiares caen muy fácilmente, cuando no se
establecen con claridad los límites y las normas que deben regir la empresa. Puedo decir
que yo mismo he caído en este error en muchas ocasiones y con el tiempo he aprendido a
ver las cosas de una manera distinta y valorar a los demás, independientemente de si
realizan el trabajo de un modo distinto al que yo mismo haría. Este tipo de confusión estaba
relacionada con una falta de entendimiento sobre las diferencias entre la propiedad, el
trabajo en la empresa familiar, la dirección y la pertenencia a la familia, ámbitos distintos y
que nos ofrecen diferentes obligaciones, responsabilidades y derechos, como ya hemos
comentado.
A la hora de dar nuestra opinión debemos tener claro que siempre tendremos el
derecho de hacerlo y que cualquier empleado, familiar o no, cliente o personas cercanas,
podrán ofrecernos estos importantes comentarios sobre lo que hacemos en nuestra
empresa. Algo importante a la hora de analizar el negocio y poder tomar decisiones
adecuadas (ver Capítulo 1: La gestión – El análisis), pero los familiares deben saber dónde
están los límites entre dar una opinión y solicitar que se oigan sus demandas y se apliquen
a la empresa.
La opinión de los familiares es algo muy importante en el desarrollo del proyecto y
se debe fomentar en nuestro avance como empresa. Todos y cada uno de los familiares
pueden aportar su granito de arena al proyecto al tener su propio punto de vista y es bueno
acostumbrarse a dar opiniones constructivas en lugar de buscar los problemas en aquello
que se ha decidido o quejarse sin motivo aparente.
ϭϳϰ>DWZ^&D/>/Zz>WYhHKE'K/K Ξ^dZKK
Dar nuestra opinión, en resumen
Todo el mundo tiene derecho a opinar.
No debemos confundir el derecho a opinar con el
derecho a exigir que se adopte nuestra opinión.
La crítica constante o juzgar a los demás como hábito
no aportan nada y solamente interrumpen las tareas diarias
de la empresa.
El empresario debe aclarar con todos los familiares qué
derechos y deberes tiene cada uno como parte de la familia y
evitar que se mantenga en el tiempo una situación de
confusión.
Los familiares accionistas o aquellas personas que
formen parte de la propiedad deben tener claros sus derechos
en la empresa.
Si la persona no tiene acciones y no forma parte de
la empresa, se debe aclarar que, al no formar parte de la
empresa y no tener propiedad de la misma no tiene ni
obligaciones, ni derechos y por lo tanto no está en posición de
exigir.
El empresario o el grupo directivo es el que tiene la
última palabra.
“Busca soluciones y no mires solamente a
los problemas”. Anónimo
Ξ^dZKKKϯ͘>Z>/ME&D/>/Z ϭϳϱ
LA TOMA DE DECISIONES
Como hemos comentado en el capítulo anterior, en la empresa familiar y en los
pequeños negocios las opiniones a la hora de tomar decisiones o de discutir temas
relacionados con la empresa son de lo más diversas. Esta diversidad en las opiniones y
percepciones de las cosas están fundamentadas en las diferencias de edad, educación e
incluso pensamiento político o religioso. Si intentamos poner de acuerdo a toda una familia
para tomar las decisiones de la empresa estaremos perdiendo mucho tiempo, ya que es
muy difícil poner de acuerdo a un grupo de personas tan diverso.
Si piensas en la dificultad a la hora de estar de acuerdo en una pareja, imagina lo
que supone que más de tres personas se pongan de acuerdo constantemente en todo lo
que hay que hacer. El método de las votaciones ayuda en alguna ocasión, pero en este
caso estaremos condicionando el rumbo de la empresa a poder tener a toda la familia junta
para que puedan votar y decidir sobre el día a día de la empresa.
Cuando tratamos temas generales o que afecten a la familia como conjunto, o
alguno de los familiares en particular, sí que tendremos que adoptar un método de votación
y llegar a ese acuerdo conjunto, algo que une a la familia mostrando que todos los
componentes importan a la hora de tomar decisiones importantes, pero si lo que tratamos
son las decisiones del día a día en la empresa, aquellas que hacen que la empresa vaya
por un camino o por otro, no podemos esperar a que todo el mundo se ponga de acuerdo
para pasar a la acción.
Los familiares en la toma de decisiones
Hemos visto que en algunas empresas hay familiares que no están involucrados
directamente en el desarrollo de la empresa, pero creen tener el derecho a tomar
decisiones sobre el rumbo de la misma, algo que supone un claro error de planteamiento. Si
somos parte de la familia pero no somos ni directivos ni empleados no podremos decidir
sobre el rumbo de la empresa, ya que estará guiada por la persona o personas que
componen el grupo directivo. Los poblemas que pueden aparecer entre familiares cuando
una persona cree tener derecho a tomar decisiones dentro de la empresa, sin formar parte
del negocio, pueden ser muy diversos y normalmente terminan muy mal tanto para los
intereses de la empresa como en la relación con el empresario o el líder del proyecto.
Este tipo de situaciones deben ser aclaradas por el empresario y no permitir que
haya un familiar que toma decisiones o que se involucra en el desarrollo del proyecto,
cuando no tiene esas responsabilidades o no forma parte de la empresa.
Cuando el empresario decide aplicar una fórmula en la que las decisiones de la
empresa deben ser validadas por todos los componentes familiares, teniendo que llegar a
un acuerdo para poder avanzar, nos encontramos con un problema más. En estas
situaciones el avance normal de la empresa se vuelve muy lento, todo debe pasar por una
reunión familiar y no solo eso, sino que además perdemos la identidad como líder del
proyecto, pasando esta a ser parte del grupo familiar y perdiendo a su vez la capacidad de
gestionar la empresa hacia una dirección única.
ϭϳϲ>DWZ^&D/>/Zz>WYhHKE'K/K Ξ^dZKK
Las decisiones del día a día son algo sencillo a adoptar por la persona que está al
mando del proyecto. Esta actitud favorece el desarrollo de la empresa y evita la pérdida de
tiempo de los componentes de la empresa. En otro tipo de decisión que tenga un carácter
relevante para la empresa o que suponga un cambio importante en las labores diarias
podemos adoptar otro tipo de método, pidiendo la opinión de familiares y empleados.
Si nos encontramos ante una decisión importante para la empresa y para la familia
es importante que pidamos opinión y que lleguemos a un acuerdo antes de pasar a la
acción, ya que este tipo de reuniones unen más a la familia y hacen que todo el mundo se
sienta parte del mismo proyecto.
Es importante diferenciar entre las decisiones del día a día de la empresa y las
decisiones importantes para el rumbo del negocio y adoptar diferentes métodos a la hora de
llegar a una decisión final.
Después de tomar una decisión
Una vez que el empresario ha adoptado una decisión definitiva sobre un tema
concreto, todos deben aceptarlo realizando las labores que sean necesarias para poder
alcanzar los objetivos planteados. Es la única manera en la que una empresa puede
avanzar adecuadamente sin interrupciones ni retrasos.
En muchas ocasiones los empleados no estarán de acuerdo con las decisiones
tomadas por el empresario, y es algo normal que ocurre en todas las empresas, lo más
importante es que, aun teniendo esta opinión distinta, se respete la decisión final adoptada
y se realice el trabajo que nos han encomendado. Aquí volvemos a tratar la aceptación de
las tareas que ya hemos comentado en el apartado anterior y la necesidad de entender que
el trabajo que realizamos, como empleados, es muy importante para la consecución del
objetivo como grupo.
En la empresa familiar se da con más frecuencia que en la empresa convencional
la oposición a aquello que el empresario o directivo ha decidido, esto es normal debido a l a
cercanía de los componentes de la empresa. Al conocernos más también nos permitimos el
lujo de entrar más a fondo en cuestiones que normalmente no haríamos con personas
menos conocidas. Supone una pequeña batalla a librar en toda empresa familiar y algo que
puede estar presente en las relaciones entre los familiares.
“Donde hay una empresa de éxito, alguien
tomó una vez una desición valiente”. Peter
Drucker
Ξ^dZKKKϯ͘>Z>/ME&D/>/Z ϭϳϳ
Este mundo es un mundo de opiniones enfrentadas, de
conflictos de ideas, de posiciones distintas. Lo vemos a diario en
la televisión, en nuestra ciudad o pueblo. Gente que se pelea, que
se enfrenta por ideales, por convicciones. Que piensa de una
manera totalmente distinta, en la política, las religiones, el
deporte, la forma de vestir, la música, la misma comida, etc.
El buen líder logra que las personas que le siguen crean
en sus ideas, respeten sus errores y avancen junto a la persona
intentando conseguir un objetivo común, una visión y una meta.
La toma de decisiones diaria es algo que nos acerca a esa visión
única que se ha adoptado en la empresa, gracias al trabajo del
empresario y su creencia en aquello que le lleva a conseguir el
objetivo planteado. Si seguimos ese planteamiento debemos
aceptar las decisiones que se adoptan diariamente, de otro modo
no avanzaremos hacia la meta.
El líder crea una personalidad única en el proyecto y
por este motivo debe ser él quien adopte las decisiones finales.
El líder y la toma de decisiones
Las diferencias de opinión entre los familiares no es algo negativo, sino que forma
parte de nuestra tarea de comunicación, escuchando aquello que los demás nos aportan
para poder tomar una decisión final. No caigamos en el error de intentar corregir cada una
de esas opiniones y en cada momento que se dan, sino que debemos escucharlas y
posteriormente comunicar la decisión que hemos adoptado, o directamente explicar aquello
que se quiere si ya se ha decidido con anterioridad.
Para que la diferencia de opinión no se convierta en un problema en la empresa a
la hora de tomar decisiones, tenemos que tener claro lo siguiente:
El líder o grupo directivo tiene la decisión final.
El empleado familiar ha de aceptar las decisiones que se han adoptado.
Si no realizan las labores o no aceptan las decisiones debemos adoptar las
medidas necesarias.
El familiar que no es empleado ni directivo no puede involucrarse en la toma de
decisiones diarias de la empresa y es necesario aclarar sus derechos.
ϭϳϴ>DWZ^&D/>/Zz>WYhHKE'K/K Ξ^dZKK
En esta batalla, de las distintas opiniones de cada persona, nuestra labor como
empresarios es identificar el mejor camino, las mejores decisiones de este mar de ideas y
opiniones que es la familia, para poder encaminar la empresa hacia el éxito. Es importante
enseñar a todos los familiares la importancia de respetar las opiniones, de no prejuzgar
antes de tiempo, de escuchar y recapacitar lo que se dice antes de hablar emocionalmente,
así como demandar que se realicen las labores que ya se han adoptado y que están
decididas.
Evitar que exista un debate constante sobre las decisiones que se han adoptado
en la empresa y demandar la acción y el trabajo de los familiares es esencial. Si en tu
empresa existe un debate constante sobre aquello que se va decidiendo es mejor que lo
detengas cuanto antes y comiences a exigir trabajo y resultados (ver Capítulo 3: La relación
familiar – La exigencia).
La toma de decisiones, en resumen
El empresario debe adoptar decisiones del día a día
de la empresa como hábito y sin pedir permiso u opinión al
resto.
Si debemos tomar una decisión importante que
afecta al rumbo de la empresa o a la familia es necesario
que realicemos una reunión familiar donde se hable entre
todos sobre el tema. De este modo unimos más a la familia.
La opinión de las personas está influenciada por la edad,
educación, cultura y es por eso que cada persona opina de
una manera distinta. Tenlo en cuenta para no perder
demasiado tiempo en la toma de decisiones.
Las opiniones de cada uno de los componentes de la
familia no son más que información, que se debe
considerar para poder llegar a la decisión definitiva.
Evita que en tu empresa se dé constantemente un
debate sobre las decisiones que se han adoptado en la
empresa y exige a los empleados un rendimiento adecuado.
La aceptación de las labores que se han encomendado
es una parte importante que sigue a la toma de decisiones.
Recuerda que las decisiones nos acercan a aquello que el
líder tiene en mente para la empresa, a la meta planteada.
Ξ^dZKKKϯ͘>Z>/ME&D/>/Z ϭϳϵ
LAS EMOCIONES
Las emociones constituyen uno de los principales factores que intervienen en las
relaciones con los componentes de la familia y están presentes tanto en la vida familiar
como en la empresa. Es algo que está unido al concepto de familia y del que no podemos
separarnos con facilidad, por lo que en algunas ocasiones puede llegar a nublar las
decisiones que debemos adoptar en la empresa. En todo momento, las emociones estarán
presentes en nuestras decisiones y deberemos aprender a controlarlas como método para
no cometer errores que perjudiquen a la empresa (ver Capítulo 5: El empresario – La
inteligencia emocional).
En la familia se mezclan muchas emociones como el cariño, el amor, el odio, la
envidia, la pasión, la rebeldía, etc. Aunque parecen sacadas de una película de Hollywood,
se dan a diario en cada una de las empresas familiares y pueden llegar a afectar al rumbo
de la empresa si no se saben separar del funcionamiento normal de la empresa. La razón y
el sentido común son las bases que debemos aplicar para que nuestra empresa pueda
desarrollarse correctamente.
Las emociones y la familia
En nuestra convivencia en la familia se forjan y se aprenden todos los valores y las
emociones que nos acompañan en nuestra vida. El amor hacia nuestros familiares, el
respeto, el afecto como parte de la familia unida suelen estar en contraposición con el odio,
la envidia o la rebeldía, que aunque pueden darse dentro del seno familiar se producen con
más frecuencia cuando somos parte de la empresa. Es aquí cuando comenzamos a
aprender lo que es estar por debajo de otro familiar que es más inteligente o que está mejor
preparado para un puesto, lo que supone tener un menor o mayor sueldo y la diferencia
entre tomar las decisiones en la empresa o aceptar aquello que se decide.
Las relaciones que se dan entre los familiares en el ámbito de la empresa pueden
ser distintas a las que se dan en la misma familia y de ellas depende en gran medida el
éxito del proyecto. Es importante entender la empresa como algo beneficioso para la familia
en su conjunto, donde cada empleado hace una labor muy importante y se debe reconocer
su trabajo, esté en el puesto que esté. Las diferencias entre familiares con respecto a su
posición en la empresa o su salario deben aceptarse como parte de un todo, siendo el
empresario una parte importante en el proceso de explicar el porqué de cada una de estas
decisiones.
Cuando la empresa se ve afectada por las emociones o los sentimientos que se
traen desde la familia derivados de peleas o de malas relaciones, debemos ser conscientes
del efecto negativo que eso puede causar en el desarrollo de las labores diarias, no
permitiendo que se mezclen los asuntos de la familia en la empresa. Es necesario que
todos los componentes familiares entiendan que la empresa es un lugar donde se va a
cumplir con unas tareas y que debemos ser consecuentes con nuestras obligaciones. Una
vez que salimos de la empresa podremos tratar estos asuntos que afectan a nuestra vida
privada y es importante que se solucionen para poner fin a algo que podría quedarse
estancado en la relación de los familiares.
Separar la vida personal de la vida profesional es muy importante, el familiar ha de
tener claro que los problemas de la casa se deben solucionar en la casa.
ϭϴϬ>DWZ^&D/>/Zz>WYhHKE'K/K Ξ^dZKK
Las emociones y el empresario
Las emociones también entran en juego cuando el empresario debe tomar una
decisión importante en la empresa, cuando se han de tomar decisiones que afecten a
empleados familiares, cuando debemos exigir a los familiares un rendimiento adecuado o
su responsabilidad, a la hora de aplicar las sanciones por el incumplimiento de las normas ,
etc. Todas ellas frenan, de algún modo, aquello que es adecuado para el buen
funcionamiento de la empresa, es por ello que debemos tener en cuenta que las emociones
pueden ser un enemigo en la gestión de la empresa familiar.
La única manera de poder encontrar el punto adecuado entre las emociones y la
razón es saber separarlas a la hora de tomar las decisiones importantes, primero usando la
razón y el sentido común, y posteriormente entendiendo el papel que las emociones juegan
sobre nuestro entendimiento y cómo afectan a la decisión final. Si dejamos que las
emociones nos invadan desde un primer momento, no podremos tomar una decisión
adecuada, ya que nublarán nuestra razón.
El control de nuestras emociones y de nuestro estado anímico, de tal manera que
no afecte a la empresa o a las tareas diarias de la misma, es un gran salto en la buena
dirección para poder avanzar desde la razón, evitando mezclar el sentimiento y la emoción
en el desarrollo de las tareas o en el proceso de comunicación con los familiares. Esto no
quiere decir que seamos personas frías o sin sentimientos, ya que el individuo está
asociado a los sentimientos como ser humano, pero tenemos que ser capaces de
entenderlos, controlarlos y usarlos de tal modo que nos beneficien en nuestro propósito,
evitando así que jueguen un papel contrario a nuestros intereses y a los de la empresa.
Cuando nos encontramos ante una situación delicada o tenemos que tomar una
decisión importante, es bueno detenerse por un instante, recapacitar sobre lo que ocurre e
intentar tomar una decisión acorde con la situación, usando la razón y el sentido común.
Cualquier decisión acelerada será una decisión tomada desde las emociones y puede no
ser lo más acertado. Al detenernos lo que realmente estamos haciendo es intentar
identificar todos los datos posibles, analizarlos y llegar a una conclusión razonada.
“La habilidad de hacer una pausa y no
actuar ante el primer impulso, se ha vuelto
un aprendizaje crucial en nuestra vida
diaria”. Daniel Goleman
Ξ^dZKKKϯ͘>Z>/ME&D/>/Z ϭϴϭ
Las emociones en la empresa
En la empresa podemos encontrar que las emociones pueden causar distintos
resultados en el desarrollo normal de las labores de la organización. Familiares que no se
hablan, los que hacen las labores de la empresa con desgana porque están
constantemente enfadados, los que siempre están en contra del empresario diga este lo
que diga, aquellos que siempre encuentran problemas en su trabajo, los que faltan a
menudo porque no les gusta lo que hacen o porque están desmotivados, etc. Este tipo de
ejemplos hacen que la empresa sufra consecuencias inesperadas y que no sea posible
controlar el rumbo del proyecto con eficacia.
Dos familiares enfadados dentro de la empresa, uno
trabajando en el área de contabilidad, el otro en el área de
marketing. Han dejado de hablarse por este motivo y llevan
varios días que no se dirigen la palabra.
El empleado de marketing decide sacar una campaña
para promocionar uno de los últimos productos que la empresa
ha adquirido y decide gastar una importante suma de dinero en
este apartado, sin consultar con el empresario o con contabilidad.
En contabilidad reciben este gasto como algo inoportuno
y fuera de lugar, ya que están cerrando cuentas para poder
afrontar los pagos de impuestos del trimestre y de personal, algo
que enfurece aún más al familiar. El familiar que trabaja en
contabilidad corta el gasto inmediatamente y decide frenar la
campaña, no terminando de pagar a la empresa contratista.
La campaña se queda a medias, por lo que no da los
frutos adecuados y se pierde el momento de promocionar este
producto. Además la empresa termina pasando un momento
ajustado por la falta de comunicación de ambos familiares.
Cuando las emociones se mezclan con el trabajo pueden causar graves
problemas, el ejemplo anterior es solamente una posibilidad que puede darse por la falta de
comunicación asociada a un problema entre dos familiares. Este tipo de casos solamente
puede darse en una empresa en la que el empresario ha dejado absoluta libertad a los
familiares para decidir y donde hay un problema de control sobre las decisiones. En este
caso el empresario tendría que haber solicitado ser informado sobre cualquier decisión
importante y realizar una pequeña reunión con las personas involucradas en el proceso,
algo que puede ser beneficioso para la empresa o que puede ser todo un desastre, como
ya hemos visto, si no se organiza adecuadamente.
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De igual modo que en el ejemplo anterior las emociones como el apego “no
permitiendo que el empresario adopte decisiones de rigor”, la envidia “creando un ambiente
enrarecido en la relación de los familiares en la empresa”, la rebeldía “estando en contra de
todo lo que se decide en la empresa”, el enfado “provocando una distracción sobre las
labores a realizar”, así como cualquier tipo de distorsión de las labores diarias de la
empresa, han de ser controladas y comprendidas para no caer en el error de dejar que
fluyan por la empresa libremente.
En la empresa familiar, como lugar donde las emociones surgen con más fuerza,
debemos controlarlas, ya seamos una empresa mediana o una empresa donde solamente
trabajan dos personas. Si la empresa está compuesta por pocos empleados con mayor
motivo debemos comunicarnos adecuadamente y saber qué hace la otra persona para
poder organizar las tareas con sentido.
Es importante que el empresario promueva la positividad en la empresa, que reste
importancia a los conflictos entre familiares, que trate los problemas con rapidez para que
no queden estancados y que a su vez, no permita que los familiares pierdan su
responsabilidad en las horas de trabajo. Una de las mejores tácticas para poder evitar que
las emociones se apoderen de la empresa es la positividad, la sonrisa entrando al trabajo
por la mañana con una cara nueva sin importar lo que haya pasado en el día anterior y
comenzando un nuevo día desde cero. De este modo tan sencillo el empresario puede
contagiar al resto de empleados y hacer del día una mejor experiencia, desconectando sus
mentes, aunque sea por un pequeño momento, de los problemas que les tienen tan
preocupados o de los conflictos que han tenido con otras personas.
Cuando es el propio empresario el que se enfrenta a las emociones a la hora de
tomar las decisiones diarias ha de sobreponerse a estas e intentar analizar objetivamente
todo lo que rodea a esa decisión, evitando anteponer nuestros deseos a nuestras
obligaciones. Si en esa decisión estamos incluyendo a un familiar, podemos hablar con él
antes de tomar la decisión definitiva, intentar comprender mejor la situación y todas las
opciones posibles, pero no dejar que sea el corazón el que finalmente nos arrastre a una
decisión errónea, si realmente estamos seguros de que estamos haciendo lo correcto.
Recuerda la frase que ya hemos mencionado anteriormente que dice: “cuando
tienes que decidir con el corazón, es mejor que decida la cabeza”, de Enrique Jardiel
Poncela.
Por más que lo intento no logro
salir de este estado emocional,
tengo las energías muy bajas y no
quiero ir a trabajar.
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Las emociones en resumen
No dejes que las emociones influyan en la toma de
decisiones de la empresa, intenta pensar dos veces antes de
decidir.
Cualquier estado emocional que afecte al
funcionamiento normal de la empresa debe ser evitado, habla
con los familiares para que comprendan la necesidad de
evitar esta situación.
La comunicación juega un papel esencial para poder
evitar envidias o celos entre los componentes familiares.
La empresa debe ser entendida como un conjunto de
personas que buscan un mismo fin, dando importancia al
conjunto en lugar de a las posiciones particulares.
Cuando tenemos que decidir es mejor hacerlo
razonadamente que con el corazón.
El control de nuestras emociones y el control de las
respuestas que tenemos ante momentos de estrés o conflicto
es tan importante que resulta determinante en una
empresa familiar, donde los conflictos y las emociones
están más presentes que en empresas en las que los
integrantes no forman parte de una misma familia.
Ser consciente de nuestras emociones es la base
para poder llegar a controlar nuestro estado de ánimo: “si no
logro sacar de mí una emoción o un pensamiento debo
empezar a conocer la manera de hacerlo: salir a correr, un
saco de boxeo, un grito en la montaña, un pensamiento
agradable, algo que nos gusta de verdad”. Tiene que haber
algo que ayude a salir de ese estado para poder seguir
adelante, sin trabas.
Recuerda que las emociones son parte de nuestra
naturaleza humana, pero no podemos dejar que afecten
negativamente a nuestro propósito como empresa.
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EN LA SUCESIÓN DEL FAMILIAR
En este apartado de las relaciones de la familia quiero hacer mención a aquellas
personas, que habiendo formado parte de la empresa durante toda la vida, pasan a
retirarse y dejan en las manos de otros familiares o hijos la gestión del negocio. En ellos ha
estado la responsabilidad durante muchos años, y haciendo un mejor o peor trabajo han
conseguido que la empresa llegue hasta la siguiente generación y mantenga las puertas
abiertas para que sus hijos u otros familiares puedan hacerse cargo de ella, cuando llegó el
momento de la sucesión.
Dicen que “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”, pues eso es
exactamente lo que pasa cuando dejamos a una persona de la familia, que normalmente ha
participado en las labores de la empresa o ha gestionado el futuro de la misma, de lado y
sin voz ni voto. Es un error muy típico y sucede a menudo, como en la misma naturaleza.
Cuando un animal es el jefe de la manada todos le respetan, pero en el momento en el que
otro animal se hace cargo de la manada, le marginan e incluso le abandonan o matan.
Si hacemos esto con alguien de la familia estamos haciendo que la persona pierda
su condición de persona, por lo que debemos ser respetuosos con aquello que ese familiar
ha conseguido en el tiempo que ha permanecido en la empresa y con sus esfuerzos. La
persona que ha manejado durante un tiempo una empresa, por muy mal que lo haya hecho
tiene una experiencia que nos servirá en nuestros pasos futuros.
El empresario y la sucesión
El empresario, cuando realiza la sucesión de los poderes de mando a algunos de
los hijos o familiares, suele permanecer en el llamado consejo familiar. Esta estructura se
asocia al grupo directivo en funciones de consejo y ayuda a que la empresa siga su rumbo
sin perder su identidad o desestabilizar su normal funcionamiento.
La visión del nuevo directivo suele ser distinta a la del anterior empresario, pero
aun así el nuevo directivo debe conocer la visión de la persona que estuvo al mando, los
objetivos a largo plazo y a corto plazo que la empresa tenía y desde el entendimiento de
estos aspectos, comenzar el cambio en la empresa, hacia su nueva visión. El anterior
gestor o directivo forma una parte importante que debe ser tratada como tal y hemos de
respetar aquello que se ha realizado hasta el momento, de otro modo no estaríamos en esa
posición, no tendríamos empresa y no podríamos acceder al puesto que estamos
accediendo.
Cuando una empresa llega al momento de la sucesión deben realizarse ciertos
procesos mediante los cuales la empresa no sufra las consecuencias nefastas de un mal
traspaso de poderes. Lo más recomendable en estos casos es la intermediación de una
persona externa que asesore a la persona que deja el cargo y al que entra. De este modo
podrá crear los procesos necesarios que lleven a un cambio sin sufrimiento y que no
degeneren en problemas posteriores.
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Mantener a la persona que deja el cargo, durante un tiempo, como portador de los
conocimientos de la empresa, y como consejero ante situaciones futuras, es la mejor de las
decisiones que se pueden tomar. Hay que recordar que el conocimiento adquirido por esa
persona durante muchos años, desarrollando el puesto de trabajo, es muy importante para
la empresa y supone una fuente de datos fácil de consultar.
Una persona que ha levantado una empresa y que ha luchado por hacer de ella
algo importante estará muy orgullosa de ver como el sucesor le tiene en cuenta para pedirle
consejos, que aunque posteriormente no sean adaptados exactamente a la manera
indicada, son nociones válidas con las que el sucesor puede formarse una idea apropiada
de aquello que desea hacer y los problemas que puede encontrar. Imagina que eres tú el
que está pasando estos poderes a tu hijo y considera cómo te gustaría que fuese, para no
hacer algo que no te gustaría que te hicieran a ti mismo, con la persona que está dejando
este puesto.
En este apartado se juntan el respeto por la persona, el sentimiento de familia, la
honra al familiar que ha sido durante mucho tiempo la cabeza visible del proyecto y sobre
todo la humanidad que debemos demostrar al realizar un cambio difícil para la persona que
deja su puesto.
El sucesor
La nueva persona al cargo debe tener ganas de aprender del conocimiento que se
ha generado durante muchos años, querer sacar lo máximo de esas enseñanzas y permitir
que la persona que deja el cargo cuente sus experiencias, sus temores, los problemas que
tuvo que enfrentar y las soluciones que adoptó como una fuente importante de sabiduría
que permite afrontar el futuro con más seguridad. Esto nos hace ver la importancia de la
persona que es sucedida en el trámite de la sucesión y sobre todo nos indica que el
proceso debe ser largo y lento, teniendo que estar meditado con anticipación, para que la
persona elegida pueda aprender despacio y con el tiempo suficiente.
La elección de un sucesor para el cargo de líder del proyecto en la empresa
familiar es complicada y normalmente crea incertidumbre y algún que otro enfrentamiento
entre los familiares, por lo que el empresario debe aceptar el reto de elegir al mejor
preparado y comunicar a los demás el porqué de su elección. Normalmente se suele saber
quién es el que mejor preparado está y los demás familiares suelen aceptar esta decisión
sin oposición.
“Propiedad y sucesión, o sea, herencia y
progreso, son, en suma, términos
inseparables”. Anónimo
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El elegido deberá llevar un proceso de aprendizaje, del mismo modo que haríamos
con la formación de un empleado externo, pero en este caso este período de formación se
alargará en el tiempo pudiendo ser años, dependiendo de la empresa y de la complejidad
de la misma. Lo más importante es que el elegido para la sucesión esté dispuesto a
aprender y entender el porqué de aquello que se hace en la empresa, interiorizando la
sabiduría de las labores que se ha aprendido al cabo de los años de trabajo.
En la empresa pequeña y el pequeño negocio es distinto, los trabajos son más
sencillos y el empresario realiza labores muy básicas de gestión y control, pero aun así la
persona que decide pasar a liderar el proyecto debe entender las bases y adquirir el
conocimiento necesario para no caer en errores de principiante.
Imaginemos un árbol, que ha crecido con unas técnicas
tradicionales, que florece gracias a los cuidados especiales de una
persona, que está vivo por el conocimiento que se ha adquirido
sobre su esencia.
Si entra una nueva persona a realizar los cuidados de ese
árbol, deberá tener los conocimientos y advertencias, para que
no cometa errores que hagan enfermar al árbol, que no le
permitan crecer adecuadamente, no dar su fruto o morir.
Esta información, que proviene de las personas que han
realizado el trabajo durante muchos años, es más valiosa que
cualquiera de las nuevas prácticas que podamos aplicar, ya que
antes de comenzar con nuestras propias ideas, debemos conocer
aquellas que se han aplicado antes y no entrar en conflicto o
crear una situación irreversible.
El árbol debe seguir con vida para poder aplicar las
nuevas técnicas y depende de nosotros aprender a cuidarlo
adecuadamente.
La sucesión como continuación familiar
La sucesión en la empresa es la continuación del conocimiento, de la experiencia,
de un trayecto recorrido que continúa en el tiempo. Es por eso que no solo debemos tener
en cuenta el camino andado, sino que además tenemos la obligación de entender los
orígenes y los factores que hicieron de la empresa lo que es, para así llenarnos de la sabia
de la empresa, de la filosofía, de su ingrediente secreto que la hace única y viva.
Como podemos ver la sucesión en la empresa es algo a tratar con una gran
calidad humana y desde el punto de vista de las relaciones en la familia debemos mantener
un respeto máximo por aquello que representa. Si dejamos a la persona de lado, si la
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apartamos de las labores sin que pueda saber qué está pasando o si aprovechamos el
momento del cambio para hacer con la empresa aquello que siempre hemos querido y que
es totalmente opuesto a lo que había, estaremos hiriendo al familiar que sale del cargo y
muy probablemente nos estemos adentrando en un camino que puede llevarnos a un
puerto desconocido.
La empresa es como un ser que tiene vida, que crece y que da sus frutos. Si
entramos en la empresa a cambiarlo todo o a realizar cambios demasiado bruscos
podemos cometer el error de arruinar todo lo que la empresa era y aquello por lo que
permanecía con vida, pudiendo terminar con el proyecto en menos de lo que pensamos. El
período de aprendizaje de la persona que entra como sucesor es un período de
entendimiento, de aceptación de lo que la empresa es y ha sido y desde ese punto poder
avanzar con sus pensamientos y nuevas ideas para poder seguir creciendo y mejorando en
el futuro.
En las empresas en las que la familia ha sido el motor de crecimiento de la
empresa, la sucesión es todo un acontecimiento y de una gran importancia. La buena
elección de la persona que sucederá al empresario y la correcta preparación de esta
persona para sus labores tiene tal importancia que el resto de los componentes familiares
dependerán de aquello que el sucesor haga con la empresa. En algunos casos son muchas
las familias que dependen de este momento de cambio y de la buena marcha de la
empresa, pudiendo incluir hasta a familiares de tercera generación.
En las pequeñas empresas familiares y en los pequeños negocios el momento de
la sucesión es muy importante, supone la continuación del proyecto y dar continuidad a
aquello que los padres empezaron en el pasado. Entender los compromisos fiscales o
aquello que el sucesor deberá atender para poder continuar como nuevo líder del proyecto
es esencial, ya que en muchas ocasiones los pagos que se deben atender para poder
realizar la sucesión son tan elevados que hacen que la sucesión se vuelva imposible y
terminan en el cierre del negocio. Por este motivo debemos conocer con anticipación, y si
es posible años antes, aquello que se deberá hacer y de qué manera podremos atender al
fisco en el momento de la sucesión de la empresa. Además de aprender, como ya hemos
mencionado, todo lo relacionado con el negocio y con los secretos de su permanencia en el
tiempo.
Para poner un ejemplo de lo
que hacíamos en estos
casos os diré que…
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La sucesión en resumen
El respeto por la persona que se retira es esencial, y es
conveniente que permanezca como consejero de la empresa.
La persona que deja el mando ha recorrido un camino
lleno de experiencias que son de gran utilidad para la
persona que asume el liderazgo del proyecto.
Debemos crear el proceso necesario en la sucesión
para evitar tener problemas posteriores en la organización y
el control de la empresa.
Una persona externa que pueda aconsejar nunca está
de más, cualquier ayuda profesional en este sentido evitará
muchos problemas futuros.
La persona que adquiere el mando de la empresa debe
conocer y comprender los valores de la empresa, la
filosofía, el recorrido y aquello que pueda afectar al desarrollo
de su actividad en el futuro y en la implementación de sus
nuevas ideas, técnicas o procesos.
La sucesión es uno de los momentos claves para que la
empresa siga adelante. Ser racional, actuar con cabeza y
tomar decisiones correctas es esencial. Es un momento
clave en la supervivencia del negocio y para mantener el
puesto de muchos componentes familiares.
La preparación para el momento de sucesión es
clave, ya que debemos tener en cuenta muchos factores entre
los que está la fiscalidad y el tiempo de aprendizaje necesario
de la persona elegida.
Recuerda que por muy mal que el empresario lo haya
hecho en el pasado, la única razón por la que tienes la
oportunidad de liderar el proyecto es gracias al trabajo que
este realizó, muestra tu agradecimiento.

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