La República Liberal - Dilemas contemporáneos del derecho notarial - Libros y Revistas - VLEX 829680333

La República Liberal

AutorÁlvaro Rengifo
Páginas141-153
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La República Liberal
Durante el primer periodo presidencial de López Pumarejo hubo una breve
pausa de secularización autoritaria sin muchos resultados, debido a la fuerte
oposición del Partido Conservador, del clero y de algunos sectores del Partido
Liberal, incluyendo además, a la gran mayoría de las mujeres colombianas1.
A partir de 1946, a la Iglesia se le concede nuevamente el control de la edu-
cación, así continúa su influencia al lado del poder civil. En 1957 hay una la
reforma constitucional, mediante un plebiscito promovido por los dos parti-
dos tradicionales en que se le ofrece protección especial a la religión católica,
amparo que perdurará, con algunos atenuantes, hasta la nueva Constitución
de 1991. Adicionalmente, a partir de 1948 irrumpen en toda América Latina
nuevos grupos religiosos protestantes que se dedicaron a misiones pastorales,
sin ninguna clase de intervención en la política activa, pese a que en los ima-
ginarios populares conservadores y del clero fueron asociados con los movi-
mientos clandestinos del Partido Liberal de la época y con la masonería.
1 “Diremos pues que el programa liberal y ante todo la forma como fue propagado y apropiado en las
aldeas (las veredas, los corregimientos, las ‘fracciones’, los pequeños municipios) se instituyó como un
elemento más de la compleja división de lo social que recorría la sociedad, pues por una parte introdujo
nuevas formas de separación (las divisiones modernas que provienen de la existencia de las clases socia-
les y de la conciencia que la acompaña) y por otra parte reforzó el viejo principio de división política
partidista de lo social, volviendo más profunda la diferencia en terrenos en donde ya existía y llevando el
principio de división (liberal/conservador) y las formas de oposición que lo acompañan, hasta los sitios
más recónditos de la pedagogía, la educación, la cultura, la higiene y la moral del cuerpo, que era exac-
tamente el terreno que necesita una iglesia católica con rasgos fundamentalistas derivados de la época
de la Reconquista española en los siglos  y , entrenada en el siglo  en la polémica pública per-
manente y que contaba con el recurso al impreso (las extendidas tipografías católicas), pero aún más con
el recurso al púlpito —y por tanto a la transmisión oral— y el control de redes sociales que ligaban a las
familias, muchas veces asociadas en congregaciones católicas (Marianas, de la Sagrada Eucaristía, de los
devotos de un santo considerado como patrono, lo que le facilitaba su trabajo de control, al tiempo que
le permitía dar coherencia y arrastrar en muchas ocasiones hacia la violencia a poblaciones que veían en
peligro (sin mucha razón) su forma tradicional de vida y de creencias” (Silva, 2007, p. 9).

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