Reseña histórica del sector textil colombiano y su actualidad - Gestión y cooperación de la pequeña y mediana empresa textil. Estudio de caso en los clústeres regionales de Bogotá y Antioquia - Libros y Revistas - VLEX 840992932

Reseña histórica del sector textil colombiano y su actualidad

AutorLuz Patricia Pardo Martínez/César Alveiro Montoya Agudelo/Adriana Patricia Patiño Bohórquez/Henry Muñoz Pardo/Ana María Bustos Zapata/Sarielen Delgado Villalobos
Páginas28-71
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Introducción
L
a industria textil en Colombia es una de las más representativas y tradiciona-
les. Ha tenido una historia de más de cien años, tiempo durante el cual han
sobresalido aspectos como la creación de diversidad de empresas representativas
a nivel internacional, los planes gubernamentales para el sector, la penetración
en ámbitos como la academia, la inclusión en programas de transformación
productiva y la consolidación de un sector de clase mundial (Sectorial, ).
Puede armarse que  marcó el comienzo de la historia de la industria con la
creación de las primeras empresas de tejidos: Fábrica de Hilados y Tejidos El Hato
(Fabricato-Tejicóndor), Compañía de Tejidos de Bello, Tejidos Medida, Fábrica de
Tejidos Hernández y Compañía Colombiana de Tejidos (Coltejer). Para la mitad
del siglo se da el nacimiento de marcas para producto terminado, la más represen-
tativa de las cuales es Leonisa, creada en . A comienzos de los sesenta, nuevas
empresas de textiles y confecciones aumentan el tamaño de la industria; los nom-
bres más destacados eran Caribú, Evert, Paños Vicuña y Pepalfa (Sectorial, ).
A mediados de los sesenta la premisa era invertir en tecnología (infraes-
tructura, tecnología y equipos) para poder cubrir las nuevas necesidades del
mercado. En los ochenta sobresalieron los planes económicos y políticos para el
sector, encabezados por Belisario Betancur (-) y Virgilio Barco (-
), que centraron sus políticas en ingresar el sector en la economía mundial,
incrementar los niveles de calidad y productividad y pasar de la competitividad
local a la competitividad global (Sectorial, ).
En  se da la creación del Instituto para la Exportación y la Moda (Inex-
moda), en respuesta a las necesidades de contar con un organismo capaz de
generar soluciones a las compañías del sector y que fuera una base para la inter-
nacionalización de la industria. Para  nacen Colombiamoda y Colombiatex
de las Américas, convertidas en las principales ferias de la región y concebidas
como la plataforma para el desarrollo de negocios e intercambio comercial de
compañías del sector (Sectorial, ).
A nales de los ochenta, Colombia se convirtió en un referente mundial en
el negocio de la moda. Importantes marcas y diseñadores sobresalían y otros
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ponían sus ojos en el país: Carolina Herrera, Badgley Mischka, Ágatha Ruiz de
la Prada, Custo Barcelona, Óscar de la Renta y Walter Rodríguez, entre otros.
En simultáneo nacieron numerosas instituciones educativas que incluyeron pro-
gramas sobre moda en sus programas académicos: imperaba la necesidad de
profesionalizar el sector y crear una relación entre academia e industria. Entre
las instituciones destacadas se encuentran La Colegiatura, la Universidad Pon-
ticia Bolivariana, la Universidad de los Andes, el Instituto Tecnológico Pascual
Bravo, la Escuela Arturo Tejada, la Universidad Autónoma del Caribe y la Aca-
demia Superior de Artes (Sectorial, ).
Desde los noventa y hasta la actualidad, la historia de la industria ha estado
marcada por la búsqueda de la competitividad, la diversicación de mercados y
la creación de un sector de clase mundial. Han sobresalido iniciativas de promo-
ción a la competitividad (César Gaviria, -), soporte a la competitividad
(Andrés Pastrana, -), promoción y diversicación de exportaciones
(Álvaro Uribe, -) y crecimiento y productividad para el desarrollo
del país (Juan Manuel Santos, -). Las principales manifestaciones de
esta dinámica han sido los diferentes tratados de libre comercio, entre los que
se encuentran: Triángulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras), Chile,
Estados Unidos, Canadá, Unión Europea y Comunidad Andina (Bolivia, Ecua-
dor y Perú). Igualmente sobresalen preferencias arancelarias con Centroamérica
y el Caribe. Finalmente, destacando la importancia del relacionamiento inter-
nacional, el sector ha buscado su fortaleza interna a través de los clústeres y la
inclusión en programas de transformación productiva (Sectorial, ).
La historia de la humanidad ilustra cómo aprender a vivir y convivir ha sido
para cada persona un imperativo en la solución individual y colectiva de sus ne-
cesidades. En este sentido, la necesidad, que es variada y variable, múltiple y as-
cendente, como eje central involucra una gran complejidad y es la que marca el
paso a las acciones del ser humano hacia procurar soluciones y satisfacciones. En
épocas anteriores, las necesidades individuales y del conjunto de lo privado eran
solucionadas en el interior de las familias. Estas eran familias ampliadas en las que
abuelos, hijos, padres y otros familiares cercanos en la línea de consanguineidad
o anidades compartían la mayoría de actividades de producción de bienes y la
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prestación de servicios; lo hacían para benecio de todos los integrantes del gru-
po familiar, autoabasteciéndose y llevando los excedentes al mercado local, para
un trueque vecinal o intercambio comercial con el comerciante local (Huertas y
Pardo, ).
El relato escrito a nales del siglo XIX por M. Michael sigue siendo vigente
y describe premonitoriamente el actual contexto globalizado y centrado en
los mercados:
Por indiferencia o falta de visión el pueblo abandonó sus derechos de consumidor
que era lo único que le quedaba. Antes de la Revolución Industrial se tenía una
economía doméstica y todo se hacía en casa. Calzado, vestidos, alimentos, todo lo
que se necesitaba se hacía en casa. Aún entonces, unos pocos emprendedores vie-
ron que podían sacar ganancias de los demás. Establecieron molinos, herrerías y
otros negocios y el pueblo los permitió libremente. Pero no hubo resultados la-
mentables. El sistema era en pequeña escala y no podía crecer independien-
temente. Vinieron las máquinas y las factorías y la producción abandonó las
casas para concentrarse en los grandes centros. En una palabra, la producción se
escapó de las manos del pueblo. Sólo quedaron como consumidores y se resigna-
ron, desde el momento mismo que vieron y permitieron al primer comerciante
poner su tienda y señalar los precios. “Esto fue un error”. Fallaron en reclamar
el control de los negocios y de su dinero y permitieron que el error se incrustara
en los fundamentos de la estructura económica. (citado en Coady, , p. )
Ahora bien, en este contexto de apertura económica y comercial mediada por
la conectividad de las comunicaciones, con transaccionalidad virtual globalizada
y tratados entre los Estados para permitir nuevos o ampliados mercados, es na-
tural que se planteen nuevos retos. Para entenderlos se propone el análisis desde
la argumentación de la responsabilidad social (Porter, ) tanto de aquellas
industrias que se han desarrollado en el siglo anterior como de los emprendedores
o inversionistas que hoy intentan iniciar unas nuevas (Huertas y Pardo, ).
El sistema, al sufrir sus reiterativas crisis, obliga al empresario a convertirse
en comerciante, ante las tensiones se ve impelido a cambiar. Es así como desde

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