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Las resistencias a los mecanismos de normación: contramoral y ética de las pasiones

AutorJuan Pablo Arteaga
Páginas41-76
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1
Las resistencias a los
mecanismos de normación:
contramoral y ética de las pasiones
E   voy a presentar una de las diversas resistencia s que se ejerce
en contra de los mecanismos de normalización, especícamente la resistencia
del movimiento obrero de los años -, retomada después por algunos
anarquistas de nales del siglo . Esta lucha en contra de un poder norma-
lizador se apoyó en una retroversión del discurso moral instruido a las clases
populares, la conguración de una contramoral combativa frente a este dis-
curso, la utilización estratégica de un discurso de derechos y la estilización de
una ética del cuidado de las pasiones. Antes de ilustrar esta resistencia obrera
(especialmente fourierista) y anarquista, quiero hacer dos aclaraciones previa s.
En primer lugar, Foucault en general se reere genérica mente a mecanismos
o procedimientos de “normalización”. Sin embargo, en la “Clase del  de enero
de ” en el Collège de France, este autor presenta una ilustrativa distinción
entre, por una parte, los mecanismos de normalización que el gobierno de las
poblaciones hace funcionar y, por otra parte, los mecanismos de “normación”
del poder disciplinario. Esta distinción radica en que el gobierno calcula las
“[L]a norma tiene un carácter primariamente prescriptivo, y la determinación y el señala-
miento de lo normal y lo anormal resultan posibles con respecto a esa norma postulada. A causa de
ese carácter primario de la norma en relación con lo normal, el hecho de que la normalización
disciplinaria vaya de la norma a la diferenciación nal de lo normal y lo anormal, me gustaría
decir, acerca de lo que ocurre en las técnicas disciplinarias, que se trata más de una normación que de
una normalización. […] Tenemos por ende un sistema que es, creo, exactamente la inversa del
sistema que podíamos observar con referencia a las disciplinas. […] Ahora, al contrario, [en el
gobierno] habrá un señalamiento de lo normal y lo anormal, un señalamiento de las diferentes
        
regularidades, los promedios, las curvas de natalidad, muerte, enfermedad,
accidentes y, en general, de los procesos vitales de una población. A partir de
estas regular idades internas de cierta población es constituida su tasa de nata-
lidad, su expectativa de v ida y, entre otros, el índice de morbilidad normales de
esa población. De acuerdo con estos datos se realiza un a nálisis más profundo
en el que son diferenciadas las tasas o los índices par ticulares y especí cos
(considerados normales) por edad, raza, región, ciudad, profesión, ingresos.
Teniendo estas distintas cifras, d ichos mecanismos de normalización consisten
en reducir los índices particu lares más desfavorables o más desviados con res-
pecto al índice general norma l de la población. Obsérvese que este mecanismo
empieza por construir lo normal y lo anorma l, con base en las tasas promedio
de la población, y la normalización consiste en regula rizar estas tasas entre sí.
En cambio, los dispositivos disciplinar ios confrontan los cuerpos a una
norma externa, por ejemplo, un código de conducta, frente a la cual son obser-
vados, vigilados, modelados, distribuidos, distinguidos y, en suma, indivi-
dualizados. Los cuerpos son aislados y ordenados individualmente evitando
cualquier contacto entre dormitorios, celdas, literas , pupitres, cubículos o esta-
ciones de trabajo. Esta distribución es realizada de acuerdo con una jerarquía
cuya gradación va desde aquellos que se adecuan a los que se desvían de la
norma. Habiendo distribuido jerárquicamente las singularidades somáticas
se establece un sistema panóptico de obser vación en el que el cumplimiento de
la norma de cada uno siempre está en situación de ser mirado. Por separado,
cada uno de los cuerpos es vigilado, inspeccionado y aplicado a mecanismos
constantes de examen, registro, historial e interrogatorio. Estos mecanismos
logran además de calicar con respecto a la norma las palabras, actitudes,
comportamientos y pensamientos, también ligarlas y ja rlas a una sola unidad
somática. De esa forma, estos dispositivos producen indiv iduos jados y sujetos
a una identidad administrativa o est atutaria que dene a cada uno como capaz
o incapaz para ajustarse o no a la norma, como norma l o anormal. Siguiendo
esta distinción entre normalización gubernamental y disciplinaria, en ade-
lante me referiré a la normalización discipli naria como normación y a la nor-
malización de los mecani smos de gobierno como normalización.
En segundo lugar, los discursos morales y de derechos que estudiaré más
adelante son producidos en relaciones de poder. Esto implica que tienen una
curvas de normalidad, y la operación de normalización consistirá en hacer interactuar esas
diferentes atribuciones de normalidad y procurar que las más desfavorables se asimilen a las más
favorables. […] Lo normal es lo primero y la norma se deduce de él, o se ja y cumple su papel
operativo a partir del estudio de las normalidades. Por consiguiente, yo diría que ya no se trata
de una normación sino más bien, o en sentido estricto, de una normalización. Foucault, Michel.
Seguridad, territorio, población: curso en el Collège de France (1977-1978). Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica, . “Clase del  de enero de ”, pp. -. Cursivas del autor.
Las resistencias a los mecanismos de normación…
función táctica, lejos de ser neutrales, en una dinámica asimétrica y desequi-
librada de fuerzas. Además, cabe resaltar que un discurso está integrado por
múltiples segmentos móviles y discontinuos; de ese modo, estos fragmentos
discursivos no forman una unidad ja con un sentido determinado que con-
duciría nítidamente el poder. A partir de est a fragmentariedad y movilidad de
los discursos es destacable su variabilidad, volatilidad e inestabilidad frente
al poder que los elabora de manera estratégica. Como tal, los discursos no
son irremediablemente opresores, ni decisivamente emancipatorios; ellos
conducen intermitentemente el poder, a través de mecanismos sosticados,
exponiéndolo en diversos puntos a ser objeto de respuestas o reacciones. Aún
más, a los mismos discursos pueden asignárseles nuevas funciones tácticas y
pueden ser utilizados en una estrategia opuesta al poder que los produjo. En
ese sentido, Foucault plantea como una “prescripción de prudencia” la “regla
de la polivalencia táctica de los discursos” en la que recuerda que: “Hay que
admitir un juego complejo e inestable donde el discurso puede, a la vez, ser
instrumento y efecto de poder, pero también obstáculo, tope, punto de resis-
tencia y de partida para una e strategia opuesta”. Más adelante mostraré cómo
los discursos morales son utilizados por unos mecanismos de normación y,
después, son retrovertidos por una resistencia que se enfrenta a la normación.
Asimismo, los discursos de derechos son producidos por un poder soberano
que los utiliza como armas para legitimarse y, luego, en un combate distinto
estos discursos de derechos son una herramienta para apoyar la lucha contra
un poder normador.
Incluso en situaciones de dominación puede realizarse una retroversión
de los discursos. Estas sit uaciones surgen de la manutención y la custodia por
un tiempo prolongado de relaciones asimétricas de poder. La dominación es
mantenida porque “se ja en un ritual; impone obligaciones y derechos”
. Las
obligaciones y derechos son impuestos por aquellos discursos morales y jurídi-
cos fabricados en relaciones de poder. De esa forma, los discursos que instala n
las prescripciones morales y las reglas juríd icas emergen como un instrumento
de poder. Cabe aclarar que la regla moral o jurídica reitera la violencia de la
subyugación, evoca la fuerza que ar ticula la relación de poder, renueva la gue-
rra supuestamente concluida y es una sublimación de la batalla ganada. Sin
embargo, estas reglas están sujetas a las interpretaciones formuladas sobre
Foucault, Michel. Historia de la sexualidad 1: la voluntad de saber. México: Siglo , ,
p. .
 En Defender la sociedad, Foucault arma que el derecho (entendido en un sentido amplio que
incluye la ley, los aparatos y las instituciones que la aplican) es producido por el poder soberano.
Foucault, Michel. Defender la sociedad: curso en el Collège de France (1975-1976). Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica, , pp. -.
Foucault, Michel. Nietzsche, la genealogía, la historia. Valencia: Pre-Textos, , p. .

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