La Revolución del 25 de Abril de 1974 - Parte I. Revolución y transformación del Estado - Democracia y transformación social - Libros y Revistas - VLEX 857329542

La Revolución del 25 de Abril de 1974

AutorBoaventura de Sousa Santos
Cargo del AutorProfesor Catedrático Jubilado de la Facultad de Economía de la Universidad de Coímbra, Distinguished Legal Scholar de la Facultad de Derecho de la Universidad de Wisconsin-Madison y Global Legal Scholar de la Universidad de Warwick
Páginas37-67
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Capítulo 1
LA REVOLUCIÓN DEL 25 DE ABRIL DE 19741
La crisis finaL deL estado nuevo
La dictadura que gobernó a Portugal entre 1926 y 1974 (auto-
denominada Estado Nuevo y presidida por António de Oliveira
Salazar hasta 1968) entró en una crisis profunda en 1969.
Proceder a analizar este complejo proceso de crisis exige
resistir dos tentaciones igualmente peligrosas: la tentación de
centrar el análisis exclusivamente en las luchas de clase que
entonces se generaron o agravaron —y muy particularmente
en las luchas entre las fracciones de la clase dominante que
entonces se disputaban la hegemonía en el seno del bloque
social en el poder— y la tentación, de algún modo opuesta,
de centrar el análisis exclusivamente en la lógica interna de la
forma político-administrativa del Estado y en las sin salidas a
las que condujo. Las dos tentaciones son igualmente fáciles
en el caso portugués, lo que en sí mismo revela las especifici-
dades de esta formación social y estatal. De hecho, el Estado
1 Traducido del portugués por Jineth Ardila.
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salazarista se nos presenta como una cabeza de Jano. Al tutelar
atentamente los intereses de las clases trabajadoras, reprimien-
do su articulación y representación autónomas, el Estado deja
ver un elevado grado de identificación con los intereses de la
burguesía en su conjunto, o por lo menos con los intereses
de una de sus fracciones, lo cual exigiría un análisis de clase.
Pero, por otro lado, las bases ideológicas y las estructuras ins-
titucionales y normativas del Estado corporativo presuponen
una distancia calculada en relación con las clases sociales en
conflicto, o sea, un espacio de maniobra en donde se tejen los
intereses propios del Estado, lo cual, por su parte, exigiría un
análisis de tipo estatal. La especificidad del Estado portugués
pre-1974 reside en que estas dos caracterizaciones son menos
antagónicas que complementarias, por lo que es recomendable
usar una estrategia analítica que combine el análisis clasista y
el análisis estatal.
Desde los comienzos del Estado Nuevo en 1926, y por un
largo período, la burguesía agraria (y en alianza con ella, pe-
ro en una posición subalterna, la burguesía comercial) fue la
clase hegemónica. Esta le confería su orientación y coheren-
cia políticas a la acción del Estado, transformó en generales
y dominantes los valores que legitimaban su poder social y
aseguraban su reproducción como clase, y garantizó que la in-
tervención estatal sobrepusiera la satisfacción de sus intereses
económicos a los de otras clases sociales. Si es característico
del Estado capitalista en general que los intereses de la clase
hegemónica solo se transformen en intereses hegemónicos en
la medida en que el Estado reivindique, para sí, como repre-
sentante del interés general, la titularidad de esos intereses,
en el caso del Estado Nuevo este proceso fue llevado mucho
más lejos, en la medida en que la organización corporativa del
Estado y todo el complejo aparato administrativo en el que se
concretó paulatinamente fueron otorgándole una materialidad
específica al interés general del Estado, ocultando los intereses
de la clase hegemónica bajo el interés autónomo del Estado.

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