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La segunda justicia administrativa colombiana: cortes entre dictaduras

AutorJuan Pablo Sarmiento Erazo
Páginas141-184
SECCI ÓN CUARTA
La segunda justicia administrativa colombiana:
cortes entre dictaduras
La sección cuarta presentará el papel político y jurídico de las cortes, en especial
el Consejo de Estado, para contener el ejercicio totalitario del Poder Ejecutivo.
Primero, I) se muestra el primer espacio relativo a la captura del órgano judi-
cial en los gobiernos civiles totalitarios de Mariano Ospina Pérez y Laureano
Gómez Castro, que se define entre el totalitarismo y el fallido control a la Ad-
ministración. En segundo lugar, II) se expone el gobierno militar, en el cual la
dictadura se estatuye para retomar la democracia procedimental, pero produce,
en su tránsito hacia el populismo, la más pronunciada desinstitucionalización
judicial del periodo analizado.
I. CAPTURA DEL PODER JUDICIAL EN LOS GOBIERNOS CIVILES
AUTORITARIOS DE MARIANO OSPINA PÉREZ Y LAUREANO GÓMEZ CASTRO:
DEL TOTALITARISMO AL FALLIDO CONTROL JUDICIAL A LA ADMINISTRACIÓN
Una vez finalizado con tropiezos el gobierno liberal de Alfonso López Puma-
rejo, empiezan los gobiernos totalitarios, aunque elegidos constitucionalmente,
de los conservadores Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez Castro, con
un diseño institucional que, a pesar de haber nacido en un gobierno liberal,
ofrecía la captura del órgano judicial por la Administración central, con una
tendencia, para muchos miembros del mismo Partido Liberal, centralista y
conservadora. Inclusive, la reforma constitucional de 1945 sería criticada por
líderes del liberalismo, entre ellos, Carlos Restrepo Piedrahita, quien citando
al autor de tendencia liberal Néstor Pineda aseveraría que la reforma de 1945
tenía una marcada “tendencia centralista, conservadora y autoritaria, predo-
minando la tendencia a vigorizar el Ejecutivo”, postura que sería apoyada por
Tulio Enrique Tascón, quien afirmaba que el autoritarismo de la Constitución
de 1886 fue “reagravado por la reforma constitucional de 1945”1.
En este marco se produce la victoria electoral del Partido Conservador con-
tra un Partido Liberal dividido. La manera de ejercer el poder en los periodos
1 Véase Carlos Restrepo Piedrahita, Momentos constitucionales de Colombia, Bogotá, Fondo de Cultura
Cafetero, 1991; citando a Néstor Pineda, Constituciones de Colombia, 1945, y a Tascón, Recuerdos de la
Regeneración, 1944.
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LA JUSTICIA ADMINISTRATIVA ENTRE DICTADURAS
sucesivos fundamentaría la violencia política partidista y la polarización, acen-
tuada por una nueva repartición del poder por medio de las clientelas del par-
tido victorioso, lo que profundizaría la participación del Partido Conservador
en el ejército con el propósito de reprimir las expresiones políticas del Partido
Liberal, ahora minoritario2.
En este periodo, será la industria cafetera una de las principales fuentes de pa-
trocinio de la Violencia3. Este gremio se convertiría en el “Estado dentro del
Estado” por medio de la Federación de Cafeteros, quienes administrarían no
solo la política cafetera general, sino varias funciones de bienestar general y se-
guridad social en las zonas cafeteras4, que de la mano de la Asociación Nacional
de Industriales y la Federación Nacional de Comerciantes, gozaban de “estatus
ministerial” y sus opiniones eran solicitadas y tomadas en cuenta para encami-
nar las principales estrategias políticas y económicas del país.
La organización política expuesta transformaría claramente el panorama y la
manera en que se proyectarían las políticas públicas en el país. Inclusive, las más
de las veces frenaría o guiaría la intervención del Estado desde el gobierno de
Alfonso López, Laureano Gómez, Mariano Ospina y la dictadura militar5.
La influencia de la Asociación Nacional de Industriales en la conformación de
las ramas Legislativa y Ejecutiva, y por consiguiente en la Judicial, es estudiada
con profundidad por Eduardo Sáenz Rovner. El citado autor constata los di-
versos movimientos de actores políticos como Blas Herrera Anzoátegui (auto-
denominado liberal de izquierda, quien consiguió la anulación del fuero sindical
de varios líderes de la Confederación de Trabajadores de Colombia [CTC] en el
gobierno de Ospina Pérez), Alfonso Lora Camacho (representante a la Cámara
hasta 1947), Ricardo Bonilla Gutiérrez (senador en 1934 y 1946), entre otros.
Sin embargo, reconoce el mismo autor que, en primer lugar, no se logró elimi-
nar la poderosa influencia de los cafeteros; segundo, dicha influencia se centró
en el Ejecutivo y en el Legislativo, reconociendo, como se observa en este capí-
tulo, que el nombramiento de los magistrados de la Corte Suprema y el Consejo
2 Véase Hartlyn, op. cit., pp. 55-59.
3 Ibid., p. 68
4 Véase Fernán González González, Para leer la política: ensayos sobre historia política colombiana, Bogotá,
Cinep, 1997, p. 57.
5 Angelika Rettberg, “Tras la tormenta viene…otra tormenta: empresarios, reestructuración y con-
flicto armado en Colombia”, en Francisco Leal Buitrago (ed.), En la encrucijada: Colombia en el siglo
XXI, Bogotá, Norma, pp. 210 y 211.
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de Estado era efectuado por el presidente y el Congreso, lo que hacía de la rama
judicial la última institución por la cual preocuparse6.
Es posible aseverar que la industria cafetera concentraría una considerable por-
ción del poder político, superior a la Asociación Nacional de Industriales. Con
precisión, señala Hartlyn, buena parte de la violencia se profundizó en las zonas
cafeteras del país, donde los liberales se organizaron en grupos de autodefensa
para protegerse de la represión del Estado y de escuadrones asesinos llamados
los pájaros, que intensificaron la migración campesina a centros urbanos e incen-
tivaron la conformación de grupos armados ilegales sin identidad ideológica7.
No obstante, la violencia cafetera no sería la única fuente de enfrentamiento ar-
mado rural, pues las guerrillas liberales de los llanos representarían buena parte
de la lucha armada de la época. Estas expresiones de acción armada organizada
no gravitarían en torno a la producción del café, sino que, como lo explica
Eduardo Franco Isaza, se organizarían alrededor de “grandes caudillos popu-
lares”, como Jorge Eliécer Gaitán “para ‘hacer una revolución’ en nombre del
Partido Liberal, porque ‘los godos’ estaban empeñados en ‘barrer de Colombia
con todo un principio de organización y progreso de las masas’”8.
Los enfrentamientos bélicos irregulares incentivaban además el proceso de
“acumulación capitalista” con el argumento de la necesaria “apropiación de
tierras del ‘enemigo’”9, tendiente a garantizar “un proceso de restauración
feudal”10 que conduciría a una redistribución de la tierra que alteró la confor-
mación urbana del país, desplazó al campesinado y permitió la apropiación de
grandes extensiones de tierra en manos de terratenientes. Esto conduciría a que,
luego de su retorno, los campesinos encontraran sus propiedades en manos de
conservadores que, “lejos de restituírselas, los expulsaban de nuevo en medio
de amenazas”11.
Como se puede apreciar, la transición del gobierno del presidente liberal Alfon-
so López Pumarejo al gobierno conservador de Mariano Ospina Pérez trajo
consigo un enfrentamiento armado, asimilable en magnitud a los presentados
a finales del siglo XIX, agravado por la muerte del caudillo liberal Jorge Eliécer
6 Sáenz Rovner, De ciertos caballeros.
7 Véase Hartlyn, op. cit., p. 68.
8 Citado por Gómez Martínez, op. cit.
9 Idem.
10 Véase Salomón Kalmanovitz, El desarrollo de la agricultura en Colombia, Bogotá, Carlos Valencia
Editores, 1982.
11 Véase Gómez Martínez, op. cit. Véase también Sánchez Gómez, op. cit.
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