Una sociedad de extraños - 11 de Mayo de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 866668640

Una sociedad de extraños

Vivir en sociedad es un reto que enfrentamos todos los días a sabiendas de que son más los beneficios que obtenemos de esa experiencia que los obstáculos. Con el tiempo aprendemos que mientras más lazos nos unen, mientras más nos encontramos en la conversación, mientras más compartimos, más rápidamente construimos tejido social. Es decir, mientras más interactuamos, más fácil nos resulta ponernos en los zapatos de los otros y generar lazos de solidaridad. El problema es que en Colombia cada vez estamos más lejos los unos de los otros. Como sociedad, hemos optado por armar guetos, por encerrarnos en conjuntos residenciales, en resguardos o barrios marginales. Tomamos la decisión de que mientras más separados estemos, mientras más distancia y muros pongamos de por medio, nos sentiremos menos amenazados, más a salvo. Convertimos nuestro sistema educativo, el lugar en donde niños y jóvenes tendrían que encontrarse (en el sentido grueso de la palabra) y aprender a vivir en medio de las diferencias, en un mecanismo para profundizar y no para resolver nuestras separaciones. Desde el colegio hasta la universidad, los centros educativos son lugares en donde se subrayan y se reafirman las líneas que nos dividen. Son los lugares en donde reafirmamos nuestros propios sesgos de clase y, por tanto, en donde por fin terminamos despojados de la habilidad de hablar con el otro y de entenderlo. Al sistema educativo le ayuda la distribución espacial de nuestros lugares de vivienda: en las grandes ciudades, los unos están encerrados en comunidades cercadas, vigiladas, aisladas, y los otros, en barrios marginales a donde escasamente llega el transporte público. Los unos, apretujados en el TransMilenio, y los otros, moviéndose de un lado al otro en carros blindados. Las paredes que levantamos alrededor de nuestro modo de vida ahora son tan altas que no nos permiten ver cómo viven quienes están al otro lado. Escasamente nos permiten reconocer su existencia, su humanidad. Todas las sociedades tienen diferencias sociales y económicas enormes y grados de inequidad insoslayables. Nadie aboga por una igualdad absoluta. Pero...

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