Una era de solidaridad - 26 de Septiembre de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 876226340

Una era de solidaridad

Bajo el lema ‘Crear resiliencia a través de la esperanza’ tiene lugar en Nueva York, hasta mañana, el periodo 76 de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Tras realizarse de manera virtual el año pasado, una buena cantidad de líderes del mundo pronunciaron otra vez sus discursos con el icónico fondo verde menta. Y fue ahí donde el secretario general, el portugués António Guterres, dirigió unas palabras de apertura que retumbaron fuerte. No era para menos. Presentó un diagnóstico desolador del estado de cosas del orbe. "Estoy aquí para hacer sonar la alarma (...). Nuestro mundo nunca ha estado más amenazado. O más dividido. Nos enfrentamos a la mayor cascada de crisis de nuestra vida. La pandemia de covid-19 ha sobredimensionado las flagrantes desigualdades. La crisis climática está golpeando el planeta". Habló también de la creciente desconfianza y lanzó un desesperado llamado a la solidaridad. Hay que ser claros en que de todo se puede calificar el discurso del secretario general, menos de alarmista. Sus preocupaciones y advertencias son fundadas, y su llamado a una mayor solidaridad resulta más que pertinente. El discurso da testimonio de cómo tiende hoy a disiparse la esperanza que surgió a la par con el desconcierto y la incertidumbre de los primeros días de la pandemia y que invitaba a ver este episodio como un parteaguas de la historia en sentido positivo. Ayudan a ahuyentarla realidades como la de la inequidad en el acceso a las vacunas contra el covid-19, las dramáticas imágenes de los afganos y afganas huyendo desesperadamente del regreso de los talibanes, la crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos y el pesimismo de muchos expertos en la víspera de la crucial cumbre COP26 de Glasgow, donde los firmantes del Acuerdo de París deberán renovar sus compromisos de reducción de emisiones con el objetivo de evitar una catástrofe. Ante semejantes desafíos, Guterres fue enfático en que cualquier salida tiene que pasar necesariamente por el multilateralismo. Pero ocurre que el multilateralismo esbozado como luz al final de un oscuro túnel requiere liderazgos robustos y duraderos. No es realista esperar a que el mundo adopte una misma partitura frente problemas tan serios sin un país, o un bloque, que sepa llevar la batuta y logre, incluso, incorporar a la sinfonía, de alguna manera, las voces más disonantes. Aquí todos los ojos apuntan a Estados Unidos como primera potencia mundial. No obstante, la intervención...

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