Tonos de dignidad: igualdad y no discriminación - La aplicación de los marcos de derechos humanos a la salud - El poder, el sufrimiento y la lucha por la dignidad - Libros y Revistas - VLEX 776418237

Tonos de dignidad: igualdad y no discriminación

AutorAlicia Ely Yamin
Páginas239-270
CAPÍTULO 7
TONOS DE DIGNIDAD:
IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN
La ley, en su igualdad majestuosa, prohíbe por igual a ricos y pobres dormir bajo los
puentes, mendigar en las calles y robar pan.
Anatole France, La azucena roja, 1849.
La situación de la mujer no mejorará mientras las causas subyacentes de la discrimi-
nación contra ella y de su desigualdad no se aborden de manera efectiva. La vida de
la mujer y la vida del hombre deben enfocarse teniendo en cuenta su contexto y deben
adoptarse medidas para transformar realmente las oportunidades, las instituciones y
los sistemas de modo que dejen de basarse en pautas de vida y paradigmas de poder
masculinos determinados históricamente.
Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la
Mujer de Naciones Unidas, Recomendación general n.º 25 (2004). 79.
Me encontré con Zondi, la madre de Nomkhosi, en el 2013, en un área pobre,
semirrural, de la provincia KwaZulu-Natal, en Sudáfrica. En KwaZulu-Natal
nació el movimiento Inkatha Freedom Party (IFP) y Zondi vivía no muy lejos
de los sitios en los que habían ocurrido batallas y masacres a comienzos de la
década de los noventa entre los miembros del IFP y el Congreso Nacional Afri-
cano (ANC, por su sigla en inglés). La violencia tuvo efectos drásticos en la vida
cotidiana de la gente que vivía en KwaZulu-Natal. Esa violencia se pasa muchas
veces por alto en las versiones descaradamente depuradas que cuentan la tran-
1.
Zondi tenía sesenta y dos años cuando la entrevisté. Complementaba su pensión
vendiendo dulces y papas fritas en una escuela local. Cuando fui a su casa para
entrevistarla, me la encontré en el camino. Se movía con lentitud y cuidado por
una empinada carretera sin pavimentar; su pesado cuerpo mostraba parte del
peaje que le había cobrado una vida difícil. Por complicaciones durante el parto,
1 Rupert Taylor, “Justice Denied: Political Violence in KwaZulu-Natal After 1994”, Violence and
Transition Series 6 (2002).
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EL PODER, EL SUFRIMIENTO Y LA LUCHA POR LA DIGNIDAD
su hija, Nomkhosi, tuvo una muerte evitable, una muerte sin sentido. Siete
años después de que Nomkhosi falleciera, el marido de Zondi fue asesinado
de manera brutal —mutilaron y desmembraron su cuerpo en lo que la familia
creía había sido un asesinato muti, un hecho no tan anómalo en algunas partes
de la Sudáfrica rural—2. Zondi quedó sola para criar a su nieta, además de tener
que cuidar de otros hijos. El asesinato de su esposo quedó impune y ni siquiera
hubo un 
Sin embargo, tras haber vivido casi toda su vida bajo el régimen del apartheid,
Zondi parecía estar acostumbrada a la impunidad.
Nomkhosi parecía sana al momento de nacer; comenzó a gatear a una edad
normal y cuando cumplió un año empezó a caminar. Sin embargo, los músculos
de una de sus piernas no parecían funcionar bien y la forzaban a arrastrar esa
pierna cuando caminaba, lo que le impedía correr de manera normal. A sus
dos años, sus padres la enviaron a un hospital público durante seis meses y
volvió con zapatos especiales y unas muletas que le permitían desenvolverse en
el mundo. Sin embargo, su condición subyacente no mejoró y sus padres nunca
tuvieron un diagnóstico formal. Según todos, Nomkhosi era muy activa a pesar
de su discapacidad; cocinaba y lavaba los platos. De acuerdo con Zondi, de
todos sus hijos, era la que más ayudaba en las tareas domésticas.
La discapacidad de Nomkhosi hizo que recibiera poca educación. Debido a
que a Zondi y a su esposo les preocupaba que Nomkhosi recorriera sola las
            
la niña comenzó sus estudios cuando era adolescente y solo tuvo tres años y
medio de escolaridad. La escuela no debió ser fácil para Nomkhosi, ni física ni
emocionalmente. Al empezar tan tarde, tenía una enorme desventaja. Además,
según lo que me contaron varias personas, los niños se burlaban de ella y la
acosaban sin parar, primero, a causa de su discapacidad y segundo, por ser
mayor que ellos. Su madre dijo que sabía protegerse de los niños que la ator-
mentaban físicamente, pero sin duda esa dosis diaria de crueldad tuvo un costo
emocional para ella.
Sin embargo, cuando Nomkhosi quedó embarazada, la decisión de abandonar
            
que las niñas embarazadas no pueden ir a la escuela, como sí la hay en muchos
2 Gérard Labuschagne, “Features and Investigative Implications of Muti Murder in South Africa”,
   1, n.º 3 (2004): 191-206. Un asesinato muti es
        
curativos u otras pócimas.
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TONOS DE DIGNIDAD: IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN
países africanos vecinos3. Sin embargo, los padres de Nomkhosi, como muchos
otros, le impidieron continuar en la escuela, por temor al estigma y a una
marginación mayor. Zondi no sabía, o no quería contar, si habían obligado a
Nomkhosi a tener sexo con el chico —que vivía en la misma área rural pobre—
o si se trató de una relación consentida, resultado de los esfuerzos por atraer el
deseo y el afecto de un chico a pesar de su diferencia física.
La delgada línea que hay entre ser tratado como un ser asexual y acabar víctima
del abuso sexual es una realidad con la que viven tanto niñas como niños con
discapacidades físicas o mentales durante su vida. Un estudio mundial del 2012,
publicado en The Lancet, halló que los niños con discapacidad son tres veces más
susceptibles de sufrir violencia sexual que sus compañeros no discapacitados4.
No obstante, los adolescentes discapacitados deberían ser capaces de explorar
y gozar de su sexualidad igual que cualquier otro adolescente. En este caso, con
independencia de cuál fuera la razón de su embarazo —resultante de un acto
consensuado o forzado—, al cumplir los dieciocho, Nomkhosi estaba embara-
zada y había abandonado la escuela.
Las preconcepciones desinformadas de los prestadores de salud en Sudáfrica
perjudicaron todavía más a Nomkhosi. Aunque en los últimos años se han
logrado avances en cuanto al incremento del número de mujeres que usan
los servicios prenatales en instalaciones públicas en Sudáfrica, la calidad de esos
servicios sigue siendo baja5. Además, se ha documentado una incidencia elevada
de falta de respeto y de abusos en las instalaciones de salud sudafricanas6.
Teniendo en cuenta que Nomkhosi presentaba desventajas adicionales estigma-
tizadoras de ser joven y discapacitada, no sorprende que no acudiera a realizarse
chequeos prenatales durante su embarazo.
Recuérdese la explicación del capítulo 4 con respecto a cómo un EBDH trans-
forma la noción de que la falta de DAAC de los servicios de salud es un asunto
de idiosincrasia individual y la convierte en una responsabilidad del Estado.
Las conclusiones de un estudio piloto realizado en Tanzania en el 2012
mostraron una dicotomía fascinante a este respecto. Aunque las percepciones
3 Center for Reproductive Rights (CRR), “Forced Out: Mandatory Pregnancy Testing and the Expul-
sion of Pregnant Students in Tanzanian Schools” (2013), http://reproductiverights.org/en/
document/tanzania-report-forced-out-mandatory-pregnancy-testing-expulsion
4 Lisa Jones et al., “Prevalence and Risk of Violence Against Children with Disabilities: A Systematic
Review and Meta-Analysis of Observational Studies”, The Lancet 380, n.º 9845 (2012): 899-907.
5 Landon Myer y Abigail Harrison, “Why Do Women Seek Antenatal Care Late? Perspectives from
Rural South Africa”, Journal of Midwifery and Women’s Health 48, n.º 4 (2003): 268-272.
6 Agnes Odhiambo, “‘Stop Making Excuses’: Accountability for Maternal Health Care in South
Africa”, Human Rights Watch (2011).
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