La vida en el galeón San José - 14 de Diciembre de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 589371030

La vida en el galeón San José

La vida en el galeón San José era un incierto y hediondo infierno: mucho calor de día, mucho frío de noche, gente hacinada y sin higiene, animales, alimentos podridos, agua corrompida, vómitos y mierda. Grande para la época, pero con solo 400 metros cuadrados habitables –el equivalente a tres buses articulados de TransMilenio–, el galeón San José navegaba con un promedio de 600 personas, de los cuales 168 eran gente de mar, 133 eran gente de guerra y el resto, pasajeros: burócratas, comerciantes, aventureros y familias, que se convertían en un tremendo estorbo para las operaciones navales. En las bodegas y las dos cubiertas cargaban un avituallamiento embarazado de barriles, toneles, arcones, botijas, fardos y cajas con provisiones de bizcocho, aceite de oliva, miel, vinagre, bacalao seco, jamón, tocino, cecina, vino, madera, garbanzos, huevos, sal, leña, arroz, nueces, muebles, paños, pasas, cebollas, queso, garbanzos, ajos, brea, gallinas, cerdos, guitarras, cabras, mantas, almohadas, balanzas, lanchas, sereníes, remos, velas, hachones, canastos, maletas, esterillas, pulgas, chinches, piojos, garrapatas, cucarachas y gatos que eran amuletos de buena suerte, excepto para las ratas y ratones, los primeros en embarcar, los que nunca se marean y los que mejor se adaptaban a la travesía. Además, baldes, ollas, cuchillas, cucharas, platos, cuerdas, aros de hierro, ungüentos, tambores, relojes de arena, cruces, estandartes, borlas, guirnaldas, medicinas, cuadrantes, cañones, dagas, balas, pólvora, arcabuces, sextantes, tres palos y diez velas cuadradas. Tras siete años de espera por culpa de la guerra, la falta de presupuesto, la escasez de marineros y dos intentos de los ingleses por destruir las embarcaciones en puerto, el galeón San José –la nave capitana o líder– y su gemelo idéntico, el galeón San Joaquín –la nave almiranta–, zarparon del puerto de Cádiz (España) con el resto de la flota, el 10 de marzo de 1706, y llegaron a Cartagena 41 días después y sin incidentes. Entre los pasajeros estaba el marqués de Castelldosrius, muy noble y muy arruinado catalán, nombrado vigésimo cuarto virrey del Perú, quien viajaba con toda su familia y 30 personas de séquito. Además de su linaje, este hombre era notable por haber besado antes que ningún otro español el anillo del recién ungido Felipe V (El Animoso), el primer rey de España perteneciente a la dinastía de los Borbones, que llegó al trono con solo 17 años, sin hablar español y con la necesidad de fondos, muchos fondos para financiar una guerra...

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