Volvieron a rugir las grecas del Café Pasaje - 26 de Julio de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 873332226

Volvieron a rugir las grecas del Café Pasaje

Ricardo Rondón Chamorro - especial para el tiempoCuando Álvaro Vásquez, luego de 433 días con sus largas noches, volvió a encender las luces rojas de neón del aviso del Café Pasaje, advirtió que todavía había esperanzas, que no todo estaba perdido. Minutos antes se le crisparon los dedos mientras abría candados y cerrojos, y subía las rejas. Dijo sentirse preso de una sensación extraña, mezcla de nerviosismo y felicidad. Álvaro y su hermano Mauricio regentan el octogenario Café Pasaje (85 años de historia), ubicado en el costado occidental de la plazoleta del Rosario de Bogotá, que estuvo cerrado por la pandemia desde el 19 de marzo de 2020 hasta el 8 de junio de 2021, cuando la administración distrital autorizó la reapertura de establecimientos. Encender luces, limpiar enseres, acomodar mesas y asientos, sentir a todo vapor el rugir de las grecas, mientras en el estereofónico Rolando Laserie entonaba Las 40 "con el pucho de la vida apretado entre los labios", fue para los Vásquez desempolvar el museo de la memoria de uno de los cafés emblemáticos de la actividad social, cultural y política de la capital. Santafereños y políticos Inmerso en una nostalgia irremediable, Álvaro percibió el aleteo de golondrinas de remotos e imborrables recuerdos: la algarabía de afiebrados a la hípica frente al galopar precipitado de los caballos del hipódromo de Techo, en el televisor de tubos, cuando el café era el sellador oficial de las apuestas 5 y 6; las efervescentes arengas y ripostas entre liberales y conservadores en épocas preelectorales; las guachafitas con musiqueros que armaban hasta el amanecer estudiantes y aficionados, cada 28 de febrero, desde 1941, fecha en la que, sobre una de las mesas metálicas, se firmó el acta fundacional del Deportivo Independiente Santa Fe; los célebres encuentros entre poetas y juglares de distintas vertientes, cuando la inspiración fluía a flor de labios y se concursaba por el mejor piropo entre vasos pletóricos de cerveza y copas de anisado. También los negocios de palabra que se concretaban entre comisionistas de semovientes y finca raíz, comerciantes de piedras preciosas, empresarios artísticos y profesionales de la tauromaquia y de la música popular; o levantamientos de actas, minutas, escrituras, edictos y memoriales, cuando el Café Pasaje era la oficina central de litigantes y tinterillos en su teclear incesante de máquinas de escribir portátiles, plumillas y resmas de papel. Un año largo de sequía, de...

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