‘La diplomacia no es una cena de gala’ - 28 de Septiembre de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 741012253

‘La diplomacia no es una cena de gala’

ANÁLISIS María Fernanda González E.ESPECIAL PARA EL TIEMPO PH. D. UNIVERSIDAD DE LA SORBONA - PROFESORA INVITADA - UNIVERSIDAD JAVERIANAParafraseando la famosa sentencia de Mao Tse Tung: "La revolución no es una cena de gala", el diplomático francés Claude Martin relata en un extenso libro de 946 páginas la historia de las relaciones entre China y el país galo y la evolución de la política exterior francesa de los últimos 50 años. Rico en anécdotas y ameno de leer, se dan a conocer los juegos de poder que permiten entender los retos de la política exterior actual. Allí se inscriben las historias de los grandes hombres políticos del mundo y el devenir de las relaciones exteriores entre Europa, Asia y Estados Unidos. Se dibujan las estrategias de la política exterior de Francia desde el general De Gaulle con la China de Mao Tse Tung y se presentan los cambios según la visión y la trayectoria de cada presidente. Martin describe en profundidad la china rural de los años 60, pobre pero muy colorida, que evoluciona al ritmo de los ideales y planteamientos de sus principales líderes, como Mao; el primer ministro Li Peng, que jugó un papel central en los actos de represión de Tiananmén en 1989, el reconocido reformador Deng Xiaoping o el nuevo líder Xi Jinping. Se describen los sucesos y altibajos de un modelo en busca de transformación. Más allá de su paso a un régimen capitalista en lo económico, se expone el ADN de este país que comulga con una esencia milenaria y una cultura propia que sus principales líderes no desean cambiar. Así mismo, se exponen las claves y las complejidades de un país profundamente rural que abre su sistema desde 1978 hacia una mayor libertad, combinando un espíritu dinámico en el campo empresarial y un modelo creativo jalonado por sus ciudadanos. Lecciones de diplomacia En estas memorias se pueden rescatar grandes lecciones. La diplomacia no se construye únicamente a través de políticas de Estado, sino con las interacciones humanas. Son los grandes hombres y sus obsesiones los que irán definiendo el devenir de las relaciones entre los pueblos. Una buena diplomacia es la que inscribe en ella a hombres y mujeres que tengan un verdadero conocimiento del país al que llegan. El éxito de una buena diplomacia debe pasar no solo por hablar el idioma del país visitado, también juega, y con mucho peso, el conocimiento de su historia, su cultura, su modelo educativo, su economía y el aprecio por lo local. Posiblemente un último...

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