‘El arte es inagotable todavía’: Felipe Salazar - 23 de Noviembre de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 746324609

‘El arte es inagotable todavía’: Felipe Salazar

Ana Hincapié - para el tiempo @CulturaETFelipe Salazar tenía 5 años cuando su tía María Isabel Murillo (Misi) creó un taller de teatro musical con los hijos de sus amigos y, por supuesto, con él y su hermano. Era 1985 y el teatro musical en el país era muy precario. No había compañías muy profesionales, escenarios, músicos o actores especiales para este género. Misi era una de las que intentaba iniciar este sueño, en un cuarto que le prestaban en el colegio Gimnasio Moderno, para crear una obra de teatro que nadie parecía entender. Pero lo que para Misi era un desafío, para su sobrino Felipe era un espacio para encontrarse con sus amigos. Él es uno de los protagonistas del montaje musical 30 años de Navidad, que, por segundo año, regresa desde hoy al Teatro Colsubsidio de Bogotá. El pequeño artista había crecido en una familia que se reunía a hablar sobre música y que recibía en su sala al mismo Julio Iglesias. Le encantaba ir a cantar y era parte de los coros de la obra, pero recuerda que aprovechaba cada segundo de descanso del ensayo para corretear y jugar fútbol con los que aún hoy son sus mejores amigos. Para entonces, Misi dio vida al espectáculo Soñando canciones, en el que Felipe solo cantaba algunas piezas, mientras gozaba en el escenario. Tal le ha pasado el resto de su vida, siempre que sube a uno. Los ensayos seguían y la compañía crecía. Cada vez más espectáculos, más canciones para cantar, más segundos de energía sobre las tablas. El teatro musical colombiano por fin existía fuera de la cabeza de Misi. Lo creaba también él con su voz, su cuerpo y su enorme pasión. Obtuvo su primer papel principal once años después de su debut, en la obra Una ventana al amor. Sin embargo, un par de años más tarde -en plena rebeldía adolescente- Felipe decidió que no haría más teatro musical. Quería ser como todos los demás chicos de su edad y no estaba dispuesto a encerrarse más horas a ensayar. Entonces, abandonó sus personajes y el espectáculo de esa época. La nostalgia lo sacudió cuando vio el montaje terminado. Experimentó esas ansias de artista que le recordaban que nada lo hacía sentir más vivo. Y le pidió a su tía que no lo dejara por fuera. Al volver a cantar sintió que ese era su lugar. "Entendí que el arte es inagotable todavía", reflexiona. Eran los años en que se acaba también la etapa del colegio y él debía tomar una decisión para su futuro profesional. Entonces decidió estudiar economía en la Universidad de los Andes. Suena raro...

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