‘En Colombia falta una conversación sobre cómo nos permeó el narcotráfico’ - 20 de Enero de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 757243853

‘En Colombia falta una conversación sobre cómo nos permeó el narcotráfico’

TATIANA ESCÁRRAGA, EDITORA DE REDACCIÓN DOMINGOCuando estaba preso en Estados Unidos a la espera de un juicio por narcotráfico, a Tito Lombana lo llamaban The Smiling. El sonriente. El sonriente Lombana. Un moreno atractivo con cuerpo de gimnasta que sonreía hasta cuando mentía. Cuando pedía favores, cuando se equivocaba, cuando seducía, cuando se le iba enredando cada vez más la vida, cuando se lo tragó la ambición, siempre sonreía. Tito Lombana era un cartagenero estrambótico con un talento excepcional que abandonó la escultura para dedicarse a decorar las casas de los mafiosos de Medellín cuando se desencadenó el torbellino del narcotráfico. Incluso, se dice que llegó a formar parte de un cartel, aunque en Estados Unidos no consiguieron acusarlo formalmente de tráfico de drogas. Tras una estancia no muy larga en aquel país, regresó a Colombia con la misma sonrisa de siempre. Como si no hubiera pasado nada. Después, prácticamente se borró del mapa. Ese tipo, tan extravagante como enigmático, era el abuelo materno de Daniela Abad Lombana (Turín, 1986). La cineasta ya había retratado a Héctor Abad Gómez, su abuelo paterno, en el documental Carta a una sombra (memorias de una familia colombiana), en el que exploraba la figura de aquel hombre, médico, defensor de derechos humanos asesinado a tiros el 25 de agosto de 1987. Tito Lombana viene a ser el otro lado de la familia de Daniela, el reflejo de una sociedad de extremos. Las dos caras de la misma violencia. Tratando de recomponer ese rompecabezas existencial, la directora radiografía ahora a su otro abuelo en The Smiling Lombana, una película documental (en cartelera) que habla de los oscuros secretos de familia, de la ambición y de cómo el narcotráfico se instaló en la sociedad colombiana transformándolo todo. No es solo Tito Lombana el protagonista de esta historia. De alguna manera, Medellín también lo es... Es una historia muy colombiana, pero también es muy paisa. Aunque crecí en Verona (Italia), Medellín también es mi ciudad. Y creo que muchas familias antioqueñas tienen historias parecidas a la mía, y eso genera un vínculo que también se da con los espectadores colombianos en general. ¿A qué atribuye el que todavía sea difícil hacer autocrítica frente a lo que supuso el narcotráfico? En Medellín seguimos estando muy asustados, como que todavía tenemos miedo y pensamos que ciertas cosas no se pueden decir porque nos matan. Es una ciudad con temor, más acobardada que otras. Y tal vez...

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