Bolívar y los ‘hombres de bien’ - 10 de Marzo de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 771278229

Bolívar y los ‘hombres de bien’

MÁS O MENOS POR ESTOS DIAS, pero hace doscientos años, Simón Bolívar pronunció un discurso muy importante en el Congreso de Angostura -ciudad en la Guayana donde nació la República de Colombia- en el que dijo que para garantizar la "excelencia de un gobierno" no eran suficientes "las teorías, ni las formas ni los mecanismos". Es decir que ni los principios más virtuosos, ni las mejores leyes e instituciones ni los más eficaces procedimientos podrían garantizar el buen funcionamiento del Estado, si estos no correspondían con "la naturaleza y el carácter de la nación para la cual se instituye". ¿Qué hacer, entonces, con el desorden y la corrupción de la sociedad, si las leyes o las instituciones son insuficientes? Lo que había que hacer -según afirmó- era establecer un cuarto poder, además del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, que serviría para ajustar la "naturaleza y el carácter de la nación" al proyecto político republicano. Ese cuarto poder, llamado Poder Moral, estaría encargado de ejercer "una autoridad plena e independiente sobre las costumbres públicas y sobre la educación". El Poder Moral -decía el Libertador- debía inspirarse en instituciones de la Antigüedad, como el Areópago de Atenas y los tribunales familiares romanos, para que velaran sobre la educación de los niños y purificaran "lo que se haya corrompido en la República". En este tribunal -porque eso era-, las costumbres debían corregirse a golpe de humillaciones y de reconocimientos públicos, tales como publicar listas y "pregonar con oprobio e ignominia" los nombres de los "ciudadanos viciosos", y "proclamar con aplausos en las juntas" el nombre del "virtuoso, héroe o grande hombre". Según Bolívar, con estos castigos y premios morales era como al ciudadano se le debía transformar en "justo, generoso, humano, dócil, moderado; en una palabra, hombre de bien". Si el objetivo del Poder Moral era crear "hombres de bien", ¿quién podría dirigir semejante institución? Según las actas del Congreso de Angostura, los cuarenta miembros y el presidente del tribunal debían ser elegidos por el Congreso, dándoles preferencia "a los padres de familia que más se han distinguido en la educación de sus hijos, muy particularmente en el ejercicio de las virtudes públicas". Y, cuando uno de estos guardianes de la moral pública cumpliera veinticinco años de servicio sin mancha, debía ser nombrado "padre benemérito de la patria". Armando Rojas, autor de un detallado análisis del Poder Moral (1983), lo consideró contradictorio por idealista y opresor; idealista por creer Bolívar que un tribunal podría cambiar la moral de la gente; opresor porque ¿cómo podría un hombre tan ilustrado como el Libertador salir con semejante policía de las buenas costumbres? John Lynch -que ha escrito una interesante biografía de Bolívar- se inclinó por una explicación moderada: aunque "mal concebida" -dice Lynch-, esta propuesta del Libertador demuestra su interés por la educación política del pueblo, como una manera efectiva de crear una sociedad ordenada que sirviera de balanza entre la libertad y el poder absolutos. Las explicaciones más juiciosas sobre el asunto han rastreado las influencias intelectuales de Bolívar (Montesquieu, Locke, Rousseau), además de explicar cómo esas ideas se relacionaron con su vida privada y pública. Pero ¿por qué tiene tanto sentido pensar que no hay mejor manera de gobernar un país que corrigiendo a la población, de manera que la sociedad y las leyes se ajusten armoniosamente? "Sí, pero no así", dirían unos; otros, "que sí, que así es, pero que no se ha hecho bien". Para los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR