‘Alguien odiaba demasiado a Karina’ - 25 de Septiembre de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 812938681

‘Alguien odiaba demasiado a Karina’

Especial para el tiempo - Suárez, CaucaCRÓNICA Salud Hernández-MoraTienes que bajar los vidrios si vas en carro, y quitarte el casco si viajas en moto, además de tener un motivo convincente para justificar la subida a la cordillera. Da igual si solo te diriges al pequeño corregimiento de La Betulia, a 10 kilómetros de la cabecera municipal por una vía destapada que serpentea la montaña. Los milicianos imponen normas elementales para vigilar todos los movimientos desde que uno inicia el ascenso desde Suárez. Pero en estos tiempos de desconcierto y zozobra, nadie puede garantizar que quien se aventure a ingresar regrese sin contratiempos. Las disidencias del sexto frente y la columna móvil ‘Jaime Martínez’ de las Farc-EP son los absolutos amos y señores de una zona montañosa rica en cultivos de coca y en corredores de narcotráfico. No existe ningún otro grupo ilegal que haya intentado siquiera disputar un pedazo de su reino. Karina lo sabía, al igual que el resto de aspirantes a la alcaldía de Suárez. Por esa razón pidió a la guerrilla que le dejaran desplazarse en la camioneta blindada de la UNP que le habían asignado, aunque las ventanas no pueden bajarse del todo. Aceptaron, les quitó el polarizado y siguió sus correrías acompañada por un escolta sin armamento. No fue la única condición que cumplió. De los 30 millones que exigieron a los candidatos para hacer campaña, vestigios de la ley 002 que impuso el ‘Mono Jojoy’, que ella logró que le rebajaran a 15, alcanzó a pagar cinco. Mujer valiente, impulsiva, arrojada, imprudente, carismática y frentera, incumplió la ley del silencio que garantiza la supervivencia en la Colombia roja, y pecó de exceso de confianza. Creía que sus conversaciones por chat o en persona con los comandantes ‘Alonso’ y ‘Marlon’, indicándole que no interferirían en su trabajo político, así como las muestras de cariño de los campesinos, resultaban escudos suficientes para seguir adelante pese a las advertencias y los ataques. Semanas antes de la masacre en la que pereció junto a su mamá, Otilia, y cuatro acompañantes, en un atentado brutal, sus afiches en la zona rural aparecieron con su rostro pintado de negro. "Se habían tomado la molestia de taparle la cara con spray, incluso en los que colgaban en alto, algo muy extraño", me comenta una persona que recorre el área y pide anonimato. "No vuelvan a poner publicidad, tenemos orden de quitar la que hay", ordenaron cuatro guerrilleros, fuertemente armados, a dos...

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