C - 22 de Octubre de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 820105041

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‘Mi vida siempre ha estado marcada por el conflicto y las víctimas’GUILLERMO REINOSO RODRIGUEZ - REDACCIÓN EL TIEMPOorría el año 1992 y estaban en plena ebullición el conflicto de las bananeras, los desplazamientos masivos, las masacres, los asesinatos selectivos y las desapariciones, cuando Jenny Lopera, de apenas 9 años, se encontró con una escabrosa escena que la marcó para siempre. La niña iba trotando junto a su madre por la cancha de fútbol de Carepa, en el Urabá antioqueño, cuando tropezó con el cuerpo sin vida de un trabajador de una de las plantaciones de la región que acababa de ser asesinado. Esa imagen, que sigue muy clara en sus recuerdos, le causó tanta impresión que ella no hizo sino preguntar quién podía matar a una persona. Desde ese momento, el conflicto armado ha hecho parte y marcado la vida de esta joven. Como muchos colombianos, ella también tiene familiares que sufrieron en carne propia las acciones de la guerrilla, de paramilitares y hasta de la delincuencia común. Pero, además, desde muy joven estuvo vinculada a un grupo de religiosas misioneras que atendían a los hijos de desplazados en el Urabá. Y, en Manrique, la conflictiva comuna del nororiente de Medellín, donde vivió parte de su niñez y adolescencia, fue testigo del poder de los combos al servicio del narcotráfico y de la sangrienta guerra que sostuvieron los bloques Nutibara y Metro de las Auc. Allí, como si su destino se resistiera a cambiar de rumbo, esta paisa se vinculó a un programa dirigido a jóvenes en alto riesgo, como ella, y tiempo después estaba apoyando y prestando asesoría psicosocial a las víctimas de desplazamiento, asesinatos y desapariciones. Un tema que hoy no le es nada indiferente. De hecho, su conocimiento sobre el conflicto le permitió llegar, desde principios de 2019, como profesional a la Dirección de Acuerdos de la Verdad, organismo adscrito al Centro Nacional de Memoria Histórica. Ahora, esta abogada de la Universidad de Medellín preside este organismo, que tiene la enorme responsabilidad de esclarecer el fenómeno del paramilitarismo y producir los informes que recogen los testimonios de víctimas, miembros de esas estructuras criminales, comerciantes y hasta de funcionarios públicos. Para usted, el tema del conflicto no le es indiferente, ¿por qué? Mi familia materna es de Nariño, Antioquia. Nariño tuvo dos tomas guerrilleras: en el 94 y el 96. A mí me tocó ver cómo quedó destruido el pueblo. Inclusive, por las tomas, muchos...

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