S - 1 de Noviembre de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 821457097

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No importaba sobre lo que escribiera. Siempre había un mensaje explícito o tácito en el que se expresara que la única manera de alcanzar desarrollo y bienestar era en fraterna convivencia. Que la guerra era la peor enemiga.Molano le heredó a Colombia la crónica de cómo es en realidadMyriam Bautista - especial para el tiempoSu voz siempre radical se fue apagando. Y esa señal resultó inequívoca. Se murió en un amanecer de un día que no le gustaba mucho porque prefería las fiestas populares de indígenas, campesinos y afros que festejos importados. O los condumios y los remates de las corridas de toros en los que pontificaba, como en ninguna otra materia, con la sapiencia de esos viejos aficionados que lo han visto ya todo. Su legado no desaparecerá en años. Son decenas de libros, de artículos, conferencias, entrevistas, programas de televisión y crónicas publicadas desde hace cuatro décadas y leídas con fruición por decenas de personas que lo convirtieron en personaje nacional. Su estilo, aunque en apariencia sencillo, no ha tenido buenos emuladores. Con una grabadora o una libreta de apuntes recorrió las entrañas de una Colombia que en esos años setenta y ochenta casi nadie conocía. Indagó primero por los sobrevivientes de la Violencia, de esa matanza entre los más pobres de los pobres que manchó de sangre los campos y pueblos. Quiso indagar qué pasaba con esas personas que rindieron testimonio en el libro La Violencia en Colombia, de monseñor Germán Guzmán, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna y que se estaban muriendo de viejos, y ahí nació su primer libro, Los años del tropel. Gracias a un amigo que le consiguió recursos para ir tras esos sobrevivientes a los que no tuvo que rogar demasiado para que le hablaran. Entonces cogió sus testimonios y los puso en primera persona. No se sabía qué era del entrevistado, qué de él y qué de la ficción. Su método de trabajo fue aceptado por editores osados y aplaudido por lectores sorprendidos que compraron su libro, y ahí comenzó su carrera de escritor. Este método, sin embargo, no le había dado resultado en la academia. Después de graduarse como sociólogo en la Universidad Nacional de Colombia fue a estudiar a París, y su director de tesis fue el colombianólogo Daniel Pécaut, quien leyó su trabajo de grado y se lo devolvió repleto de anotaciones en las que le pedía que aclarara cuáles párrafos correspondían a sus entrevistados, cuáles eran de su cosecha y en qué estudios o investigaciones se...

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