S - 1 de Noviembre de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 821457237

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"Mi pinta es

una evidencia

de rebeldía frente a todo. No lo hago por comodidad, sino por desafío. Siento que mis peleas de desobediencia y rechazo a la autoridad pasan por los tenis".Alfredo Molano SociólogoSe fue Alfredo Molano, la voz de los silenciadosCULTURA - EL TIEMPO @CulturaETi algo tuvo muy claro en su vida el sociólogo y escritor Alfredo Molano Bravo era el valor de la pluma como el arma más infalible para vencer cualquier tipo de violencia. Por eso, siempre la enarboló con gallardía en todas sus batallas ideológicas y de activista. De allí que su muerte, ayer en Bogotá, a los 75 años, luego de librar tal vez la más dura de sus peleas, contra un cruel cáncer, deja huérfanos no solo a sus familiares y amigos más cercanos, sino a los miles de víctimas del conflicto armado. Con su pluma, Molano quiso erigirse como la voz de los silenciados y afligidos. Y lo hizo a través de sus libros, sus crónicas periodísticas de largo aliento y de sus columnas de opinión en diario El Espectador. "Alfredo nos dejó en el camino. Tenía plena confianza de que seguiría con nosotros desde el misterio que nos moviliza por la verdad, la justicia y el amor. Fue grande en la tarea hasta el último momento. Su vida hasta última hora fue la verdad de los campesinos en la Comisión", dijo ayer el padre jesuita Francisco de Roux, en su cuenta de Twitter. De Roux, quien preside la Comisión de la Verdad, tenía en Molano, entre otros, a uno de sus compañeros más agudos en este proceso que transita el país por la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición. Molano era de hablar pausado y silencioso, acorde con su personalidad un poco tímida y discreta. Había nacido en la capital, en 1944, aunque su terruño real fueron las montañas de la cercana población de La Calera. Hasta allá, precisamente, llegó el periodista Jorge Pinzón Salas para la entrevista de largo aliento que le dio, hace dos años, a la revista Bocas, de esta casa editorial, en la que Molano le abrió su alma a propósito de transitar el séptimo piso. Fue una charla en clave de revisión a una larga y fecunda vida. "A este hombre de estatura baja, abdomen pronunciado de bon vivant, con acento cachaco, narizón, cara afilada surcada de arrugas, pelo liso blanco a la nuca y bigote cenizo, sus allegados lo describen como un ser amoroso, más emocional que intelectual, que sabe celebrar la vida tanto en la mesa como en la trocha, al frente de un auditorio o en una plaza de toros". Así lo describía...

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