‘El racismo es, ante todo, un hecho político’ - 5 de Abril de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 842620329

‘El racismo es, ante todo, un hecho político’

Daniel Gigena - la nación (argentina)De visita en Buenos Aires para presentar su nuevo libro, Para una historia política de la raza (Fondo de Cultura Económica), el historiador Jean-Frédéric Schaub, especialista en el estudio del desarrollo de España y Portugal, revela que se interesó por ese controvertido objeto teórico que es la raza al analizar los procesos de construcción política en sociedades sin Estado. "Por más que no lo tuvieran, esas sociedades conocieron la circulación de la autoridad y la obediencia (...). Así cobró cada vez mayor importancia, en mi visión de las cosas, el modo que tuvieron varias instituciones -puede ser la Iglesia, la corona, las ciudades o las corporaciones- de hacer política a través de mecanismos de segregación de diferentes grupos por razones religiosas, sociales o culturales", dice. Al apoyarse en prácticas de segregación "justificadas" por un discurso con pretensiones científicas, el racismo resulta, en opinión de Schaub, más sofisticado que la xenofobia. Ese discurso puede apelar incluso a la autoridad de una ciencia que, en realidad, no lo respalda. "Si consideramos que la capacidad para establecer la genealogía de las familias en el siglo XV era ciencia, entonces sí, el racismo tiene base científica, pero tengo una gran reticencia frente a la tentación de someter la historia del racismo a la agenda de la historia de las ciencias. Hitler y su gente jamás vieron un gen judío bajo el microscopio. El racismo es un hecho político, es decidir políticamente que determinado grupo merece ser discriminado y que los descendientes de ese grupo sigan siendo discriminados", señala. En los últimos cien años, el mundo ha conocido tres formas notorias de racismo: en Estados Unidos, con las leyes de Jim Crow; el antisemitismo nazi y el apartheid sudafricano. El nazismo fue una experiencia racista con base pseudocientífica, pero en Estados Unidos no hizo falta usar esos argumentos. Una de las diferencias entre la negrofobia estadounidense y el antisemitismo alemán es que este último, en gran parte, está pensado para descubrir al ‘enemigo interior judío’, invisible porque se había integrado a la sociedad alemana. Mientras que en el caso de Estados Unidos, la ‘diferencia’ de los afroamericanos se evidencia por el color de la piel. A partir del momento en que el color de la piel delata un origen descrito como negativo, se necesita recurrir todavía menos a fantasías del tipo de una mala naturaleza que corre en la sangre...

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