Los ‘monstruos’ que desentierran en el embalse del Guájaro - 2 de Agosto de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 846925533

Los ‘monstruos’ que desentierran en el embalse del Guájaro

LEONARDO HERRERA DELGANS -CORRESPONSAL DE EL TIEMPO BARRANQUILLA @leoher69En el corregimiento de La Peña, localizado al sur del Atlántico sobre una de las márgenes del embalse del Guájaro, se encuentran partes de las últimas bestias gigantes que habitaron el país hace unos 15.000 años, durante el Pleistoceno, época conocida como la edad de los mamíferos. Cuesta creer que en estas tierras erosionadas alguna vez se albergó una frondosa vegetación con flores y frutos gigantes que sirvieron de alimento para recias criaturas que fueron las dueñas del embalse del Guájaro, el principal reservorio hídrico del Atlántico, con 14.000 hectáreas de agua, construido en 1965 y que sería hoy un yacimiento de fósiles de fauna pleistocénica. En este paraje desconocido para muchos se han encontrado dientes, costillas, rótulas y otras partes de especies como el megaterio, una especie de perezoso gigante; esmilodonte o tigre dientes de sable; gliptodontes, emparentado con los armadillos, y mastodonte, cercano a los mamuts, entre otros animales que hasta el momento han sido identificados. Lo que no deja de sorprender a los investigadores que están al frente de estos hallazgos es la disposición final de los huesos, que son encontrados a flor de tierra entre cultivos de yuca o en medio de potreros por donde deambulan vacas, y en muchas ocasiones son tropezados por el azadón de los campesinos de la zona. Primeras excavaciones Los primeros fósiles encontrados en la región del Guájaro los halló hace unos 30 años el investigador Benjamín Puche. Estos fueron enviados al centro de paleontología de la Universidad Nacional, que certificó que se trataba de la parte de un cráneo de un megaterio, un mamífero gigante semejante a un perezoso que desapareció hace unos 10.000 años. La noticia fue primera plana de los medios locales, pero luego se olvidó y desapareció de la atención del público. La normalidad volvió a La Peña, un pueblo perdido en el mapa y desconocido por muchos, en donde aún es común ver mujeres lavando ropa en una quebrada, pescadores que van y vienen del Guájaro, campesinos con los machetes en el cinto y a lomo de burro que saludan a todo el que se cruza en su paso, y a hombres a caballo arreando el ganado. Así siguió la vida en este poblado hasta que apareció Luis Arjona Polo, un inquieto licenciado en Ciencias Sociales nacido en el municipio de Sabanalarga, que llegó como profesor a la Institución Educativa Técnica de La Peña, literalmente a desenterrar el...

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