‘Este es un momento de la historia en el que no es posible imaginar el futuro’ - 9 de Septiembre de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 847737043

‘Este es un momento de la historia en el que no es posible imaginar el futuro’

Carlos Caballero Argáez - Especial para El TIEMPOA estas alturas del año no es claro cómo ni cuándo se va a superar la crisis en la cual nos sumió esta pandemia. En marzo se preveía que en cuatro o seis meses se regresaría a la normalidad. En septiembre no se ve la luz al final del túnel; ya no se habla de meses sino de años y se sabe que no volveremos al pasado. El impacto del coronavirus y de su tratamiento ha sido dramático. Nunca se pensó que pudiera ocurrir. Las pestes de la Edad Media, la gripa española y las crisis económicas del siglo XX no sirven de referencia. Estamos en un momento de la historia en el cual no es posible imaginar el futuro. En América Latina la incertidumbre es aún mayor que en los países avanzados porque partimos de condiciones iniciales desfavorables, marcadas por desequilibrios macroeconómicos, bajo crecimiento de la producción, mercados de trabajo fragmentados y carencia de mecanismos institucionales de apoyo a la población más pobre. No se cuenta con un ‘estado de bienestar’ como en el mundo desarrollado. El tejido empresarial es muy frágil por la presencia de gran cantidad de pequeñas y medianas empresas, formales e informales, generadoras masivas de empleo pero que, aún en circunstancias ‘normales’, enfrentan serias dificultades para financiar su actividad. En Colombia la pandemia amplificó la precariedad de las diferentes estructuras que conforman la economía y sacó a la luz la tremenda debilidad estatal, productiva y, sobre todo, social. Hay ya clara evidencia de que en Bogotá el coronavirus atacó "con especial ferocidad a los renglones socioeconómicos más vulnerables" (Nota macroeconómica n.° 23, Facultad de Economía, Uniandes, 11 de agosto de 2020). Se prevé que el PIB se contraiga en este año entre 8 y 10 %. El desempleo supera el 20 % y afecta de manera más fuerte a las mujeres, muchas de ellas cabeza de hogar y, por tanto, responsables de sus hijos. Quienes, además de trabajar, deben atender las labores propias del hogar. La desigualdad social y económica se ha exacerbado, al igual que la inequidad de género. El estado actual de cosas, y el que se vislumbra, llama urgentemente al cambio económico y social. El statu quo no es sostenible hacia el futuro. Y, cuando hay claridad de que ello es así y no se actúa con oportunidad, se corre el riesgo de una explosión social y política de proporciones y consecuencias no imaginadas. Modificar el orden de las cosas, entonces, requiere acuerdos y negociaciones con la participación de todos los grupos de la sociedad para encontrar opciones que despejen el futuro. La vía del ‘sálvese quien pueda’, o la de pedir al Estado que mitigue cada uno de los problemas de los sectores productivos y de los grupos sociales, no es viable. La pregunta que ronda en muchas mentes...

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