‘Cómo aprender a robar’, una parábola de redención - 10 de Octubre de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 876703206

‘Cómo aprender a robar’, una parábola de redención

maurizio cortéz Líder cultural de la comuna 13 de Medellín y director de la Fundación Culturizzarte."Me tocó deshacerme de esos instintos violentos, de las armas y empezar a mermarle a los vicios. Si quería vivir tenía que cambiar, si no, pues, paila, me moría".orlando león restrepo escobar - editor de el tiempo @oleonn84El libro verá la luz en unos días. Su título, Cómo aprender a robar, es más que curioso. Pero no hay que engañarse. No se trata de una descarada y cínica guía para iniciados en el mundo de la delincuencia. Por el contrario, contiene una parábola de redención y de cómo las decisiones que a diario tomamos pueden conducirnos a cambios radicales. Es una metáfora de cómo aprender a aprender, escrita por un habitante de las comunas de Medellín. Su nombre, Maurizio Cortéz, quien, a sus 20 años, decidió dejar el mundo de la delincuencia y hacer una metamorfosis, un cambio que lo transformó profundamente y lo llevó a convertirse en un líder cultural y un orientador de jóvenes en su barrio, Belencito Corazón, en la Comuna 13, en el occidente de Medellín. A partir de anécdotas de su propia vida, Maurizio trata de que los muchachos no repitan el círculo de violencia e ilegalidad que los ancla a la pobreza. El libro cuenta la etapa de vida de Maurizio desde los 13 hasta los 20 años. A los 13 años de edad, vivía con su familia -seis hermanos, papá y mamá- en Villavicencio, lugar al que su padre se vio forzado a desplazarse, debido a que andaba metido en negocios clandestinos con combos del barrio Belencito. Su papá recurría frecuentemente la violencia para castigarlo, y Maurizio no aguantó: "Regresé en los 90, una época dura en Medellín, y comencé a expender drogas". Cuenta que muchas veces tenía que cambiar de barrio, porque se ‘calentaba’ (se volvía muy reconocido en el sector). Pero la actividad ilegal más frecuente de Maurizio era robar. Era su rutina diaria: "En el día, veía materas, portones de hierro, bombillos, en barrios como Los Colores o Laureles, y en la noche iba, me los robaba y los vendía. Esa era mi fuente de ingreso, mi fuente de financiación" Contra sus ‘demonios’ Al cumplir 20 años, un suceso le hizo cuestionar por primera vez su forma de vida: Nació Kevin Mauricio, su hijo mayor. "Cuando tuve a mi hijo en mis brazos empiezo a tomar conciencia sobre el pasado que tenía, sobre mi futuro. Quería poder verlo crecer, acompañarlo en ciertas etapas de la vida. Pero sabía que tenía que cambiar todo lo que era", asegura...

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