La voz - 13 de Marzo de 2022 - El Tiempo - Noticias - VLEX 898522029

La voz

de Fátima VélezY al final, todos mueren. No, no es spoiler. Y tampoco es cierto, al menos no del todo: los personajes de Galápagos son presencias a medio camino entre lo físico y lo inmaterial. Parte zombis, parte fantasmas, se embarcan en una travesía marítima a través de las islas que dan nombre a la novela de Fátima Vélez, poeta y narradora colombiana. Esta iba a ser una entrevista clásica. Sin embargo, algo llamó mi atención: a Fátima le gusta transcribir, le apasiona. Pensé que hay que estar un poco loco. Luego pensé: que sea ella misma quien hable de su novela, de cómo surgió la idea, de la enfermedad no nombrada en las páginas y que sabemos que es vih/sida, de Lorenzo Jaramillo y los personajes fantasmas, del amancebamiento entre poesía y prosa, de ese mar que es una costra en cuyas orillas habitan la vida y la muerte. Ella y no yo, la transcriptora transcrita. Acá está, pues, la voz de Fátima: A mí me gusta transcribir. Ya sé que es raro y que a muchos les parece tedioso, pero si tuviera un trabajo en el que me pagaran por hacerlo, yo sería muy feliz. Porque cuando transcribo es como si estuviera escribiendo o como si una musa me dictara (risas). En las grabaciones encuentro materia, algo físico casi escultórico que voy cincelando mientras tecleo. Es una forma de escribir que luego nutre mi poesía y mi prosa. Justamente Galápagos surgió así. En 2010 vi el documental Nuestra película, de Luis Ospina. No sé si lo habrás visto (niego con la cabeza). Bueno, es sobre Lorenzo Jaramillo, un artista que en el momento de la grabación estaba muriendo de sida. Lorenzo y Luis hablan sobre cómo quieren hacer esa película, entonces, el documental se convierte en una conversación sobre la mejor manera de hacerla. Esto me conmovió mucho, porque era la forma de darle a Lorenzo la oportunidad de contar su vida como le diera la gana, a él, que era un apasionado del cine. El resultado es un hombre que cuenta distintos episodios de su vida y que Luis Ospina transforma en hilos narrativos que siguen una secuencia de los sentidos: la vista, el olfato, el oído (se señala los ojos, la nariz, los oídos). El documental se convierte también en una reflexión sobre el arte desde la pérdida de lo sensorial. A mí esto me voló la cabeza. Me pareció muy hermoso. Y como a mí me gusta transcribir, lo hice. Me asaltó ese deseo de capturar lo que decía el personaje, algo a medio camino entre lo solemne y lo coloquial. Lorenzo me pareció un personaje literariamente muy...

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