‘Vigilia’, el futuro dos veces - 17 de Abril de 2022 - El Tiempo - Noticias - VLEX 900867033

‘Vigilia’, el futuro dos veces

En Vigilia, la extraordinaria primera novela de la escritora y académica barranquillera Daniella Sánchez Russo, conocemos a la protagonista, Irene, en dos tiempos: cuando tiene 14 años y hace las veces de madre o cuidadora de su hermano menor, Federico, al tiempo que los dos son cuidados por Luzmila, "la negra", empleada doméstica de la casa en la que viven -una casa grande, con piscina, en un estrato alto de Barranquilla-; y cuando ya es una mujer adulta, madre de mellizos y está casada con Tomás -juntos forman una familia tambaleante que vive en la misma casa grande con piscina, esa casa original de Irene, llena de lujos, espacio donde, años después, sigue trabajando Luzmila-. En ambos tiempos, el padre y la madre de Irene son presencias a la vez fugaces y omnipresentes, y todos son personajes inevitablemente atrapados en los nudos afectivos, políticos e históricos que la novela explora brillantemente. Tres elementos de la vida psíquica de Irene dan pie para introducir y revisar dichos nudos: 1. Un sueño recurrente que tiene, que se desarrolla en una casa sin puertas ni ventanas, "un hogar lo suficientemente amplio como para albergar tres generaciones", y en donde corre, adentro, un aire tan espeso que "casi tenía la certeza de que cualquier organismo que ingresara terminaría por petrificarse". La recurrencia del sueño la lleva a concluir que, "de desear compañía, un nuevo cuerpo que me acompañara, este tendría que gestarse en el espacio doméstico". 2. El fastidio (y mirada ferozmente crítica) que le provoca Barranquilla, ciudad con un "linaje interminable, y que no se forma a partir de híbridos, sino que, más bien, se repite; se repite; se repite". 3. Su insistencia en dar vueltas sobre "un pasado que intenta modelar el presente, a la espera de que caiga dos veces sobre la misma tierra". La obra, así, indaga en tres formas de claustrofobia: la provocada por la casa familiar (el nudo afectivo, que también es, claro, un nudo político e histórico); la provocada por el orden dominante de la ciudad natal (el nudo político, que también es, claro, un nudo afectivo e histórico); y la provocada por un tiempo que parece congelado y que, en apariencia, siempre se va a repetir (el nudo histórico, que también es, claro, un nudo político y afectivo). Leemos: "Tomás y yo no hicimos nada por labrar un camino propio, en parte (en grandísima parte) porque nos acomodamos a ciertos lujos (…) Lo importante era encajar, hacer el sistema seguir, tal y como si...

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