Acumulación de capital: ficción y realidad - Núm. 33, Julio 2015 - Revista de Economía Institucional - Libros y Revistas - VLEX 845672778

Acumulación de capital: ficción y realidad

AutorShimshon Bichler - Jonathan Nitzan
CargoProfesor de economía política en universidades de Israel - Profesor de economía política en York University, Canadá
Páginas45-71
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Shimshon Bichler
*
Jonathan Nitzan
**
ACUMULACIÓN DE CAPITAL:
FICCIÓN Y REALIDAD
LA TESIS DEL DESAJUSTE
¿Qué quieren decir los economistas cuando hablan de “acumulación
de capital”? Sorprendentemente, la respuesta a esta pregunta es
todo menos clara, y parece mucho menos clara en épocas de crisis.
Consideremos la “crisis financiera” de finales de la década pasada.
El mismo término ya indica la supuesta naturaleza y las causas de la
crisis, que la mayoría de los observadores creen que se originó en el
sector financiero y fue ampliada por la financiarización.
Pero cuando los teóricos hablan de una crisis financiera no hablan
de ella de manera aislada. No se refieren a las finanzas en sí mismas,
sino en relación con lo que llaman cantidad de capital real. La crisis
reciente –argumentan– ocurrió no debido a las finanzas como tales
sino a un desajuste entre capital financiero y capital real. El mundo
de las finanzas –se lamentan– se desvió y distorsionó el mundo real
de la acumulación.
Según el guión convencional, este desajuste suele aparecer como
una “burbuja”, una enfermedad recurrente que infla las finanzas con
respecto a la realidad. La burbuja, como el cáncer, se expande sigilo-
*
Profesor de economía política en universidades de Israel
**
Profesor de economía política en York University, Canadá, [nitzan@yorku.
ca]. Todas sus publicaciones están disponibles gratuitamente en The Bichler &
Nitzan Archives (http://bnarchives.net). El trabajo para este escrito fue apoyado
en parte por el SSHRC. Este artículo es una versión editada de la presentación
de Jonathan Nitzan en marzo de 2015 ante la Asociación de Estudiantes de
Ciencias Económicas (AESE) de la Universidad de Quebec. Tomado de Real-
World Economics Review 72, 30 de septiembre de 2015, pp. 47-68. Traducción de
Alberto Supelano. Se publica con las autorizaciones correspondientes. Fecha de
recepción: 5 de octubre de 2015, fecha de aceptación: 29 de octubre de 2015.
Sugerencia de citación: Bichler, S. y J. Nitzan “Acumulación de capital: ficción y
realidad”, Revista de Economía Institucional 17, 33, 2015, pp. 45-71. DOI: http://
dx.doi.org/10.18601/01245996.v17n33.03
samente. Es muy difícil detectarla, y mientras está creciendo, nadie –
salvo algunos catastrofistas– parece capaz de verla. Solo después de que
el mercado estalla y el polvo se asienta, repentinamente todos saben
que siempre fue una burbuja. Ahora bien, las burbujas, como otras
desviaciones, distorsiones y desajustes, surgen del pecado. Comienzan
con un “público” muy ambicioso y “autoridades de política” demasiado
laxas, continúan con una “exuberancia irracional” que conjura la ri-
queza ficticia surgida de la nada y terminan con una crisis financiera,
seguida de una recesión, con pérdidas enormes y alto desempleo; un
castigo merecido para quienes creyeron que podían engañar a Milton
Friedman para que les diera un almuerzo gratis.
Esta “tesis del desajuste” –la noción de una realidad distorsionada
por las finanzas– es ampliamente aceptada. En 2009, e Economist
de Londres acusó a sus lectores de confundir “los activos financieros
con activos reales”, y señaló que esa confusión era la causa básica de
la crisis (gráfica 1). La revista explicó que los activos reales, o riqueza,
consisten en “bienes y productos que deseamos consumir” o en “co-
sas que nos dan la capacidad para producir más de lo que deseamos
consumir”. Los activos financieros, en cambio, no son riqueza; son
simplemente “reclamaciones de riqueza real”. Confundir la inflación
de estos últimos con la expansión de los primeros es la receta más
segura para el desastre.
Gráfica 1
La dicotomía clásica: lo real y lo financiero
Buttonwood
La naturaleza de la riqueza
8 de octubre 2009
De la edición impresa de The Economist
El mundo confundió los activos nancieros con activos reales
En el centro de la crisis actual hay una confusión fundamental sobre la natu-
raleza de la riqueza. Piensen en ella desde la perspectiva de un marciano. Si a
un extraterrestre se le mostrara un cuarto lleno de lingotes de oro, un montón
de billetes de veinte dólares o una fila de números en una pantalla de compu-
tador, podría quedar desconcertado acerca de su función. Nuestra reverencia
por esos objetos podría parecerle tan extraña como nos parece a nosotros el
comportamiento de un ave del paraíso macho (que decora su nido con objetos
brillantes para atraer pareja).
La riqueza consiste en bienes y productos que deseamos consumir o en cosas
(fábricas, maquinaria, trabajadores educados) que nos dan la capacidad para
producir más de esos bienes y servicios. Los activos financieros surgen del
deseo de aplazar el consumo para ahorrar ese dinero, bien sea por razones
de precaución o para invertirlo de modo que se puedan consumir más bienes
y servicios en el futuro.
Vistos de ese modo, los activos financieros no son “riqueza” sino una reclamación de riqueza real. Si el precio de
esas reclamaciones se multiplica o se eleva, eso no significa que la riqueza agregada haya aumentado. Si una pizza se
corta en ocho porciones y no en cuatro, no hay más para comer. Si a todos los que se sientan a la mesa se les da una
porción y el precio de cada una aumenta de $1 a $2, la pizza no será más grande.
Ilustración de S. Kambayashi
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Shimshon Bichler y Jonathan Nitzan

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